Esperando a la nafta, el gas aumenta en silencio

Mientras se aguarda la suba de combustibles y se empiezan a procesar aumentos en las comunicaciones y en insumos alimentarios básicos como la harina, el gas residencial llega a las facturas con valores mayores aunque las tarifas sigan congeladas.

Esto es así porque desde hace tres años, cuando comenzaron a descongelarse las tarifas del gas, el gobierno macrista dispuso alternativas para que esas subas no pegaran tanto. Por ejemplo, para que no impactaran en el invierno (que es cuando se consume más gas) el mayor costo se prorrogaba a lo largo del año. Hasta ahora esos mecanismos no se pusieron en marcha, pese a que el jefe de Enargas, Federico Bernal, les propuso a Cristina Fernández y a Alberto Fernández hacer algo parecido a lo que hacía Cambiemos.

Como consecuencia, por primera vez desde que se descongeló el gas las facturas están llegando con el impacto pleno de aquellos aumentos a los hogares.

El problema es que, aún así, el precio del gas se volvió a atrasar porque después las tarifas volvieron a congelarse. En YPF estiman que para extraer gas sin perder plata necesitan un aumento adicional de al menos 15%.

Y lo mismo les pasa a las petroleras y refinadoras con los combustibles líquidos. El gobierno tenía todo listo para anunciar una suba de 7% en las naftas el domingo y las petroleras se preparaban a ajustar los surtidores, con un aumento de más o menos 5 pesos para la nafta súper. Pero eso se paró, justamente porque la información se había filtrado. El aumento podría anunciarse el fin de semana próximo. En el sector sacan cuenta de las pérdidas. Una semana sin el aumento implica dejar de facturar más de 1.200 millones de pesos. Y encima hay un riesgo: que los consumidores que puedan, grandes y chicos, que saben que el aumento es inevitable, traten de llenar sus depósitos esta semana para anticiparse al aumento.