Nos tenemos menos confianza que al África

La República del Congo es un país relativamente pequeño del África. Sus cinco millones de habitantes viven básicamente en dos ciudades, mientras el resto del país, de selva tropical, está muy poco poblado. La última vez que se midió la pobreza, llegaba al 41%, pero el Banco Mundial estima que eso se agravó en 2016, cuando estalló un guerra civil que terminó en un armisticio en 2017.

Desde 2014 el Congo está en un tobogán económico por la caída del precio petróleo, que genera el 85% de su PBI. La pandemia del coronavirus, por supuesto agravó todo. No sólo por el virus en sí. Porque la crisis mundial terminó de liquidar el precio del petróleo, que llegó a tener un precio negativo este año. Frutilla del postre: en julio hubo un rebrote de Ébola, otra endemia con la que deben lidiar los congoleños.

Las deudas tomadas por Congo sobretodo con China para impulsar su industria petrolera hace algunos años son imposibles de afrontar. El sábado, un grupo de bancos acordaron un paquete de auxilio.

En esa situación tremenda, el Congo tiene el mayor riesgo país entre los países africanos a los que se mide en esa variable. Sin embargo, pese a todo, es menor al riesgo país de la Argentina. El economista Germán Fermo, profesor de la Universidad de San Andrés, remarcó el lunes que, para prestarle al Congo los inversores internacionales reclaman un rendimiento de 12,84%, mientras que para prestarle a la Argentina reclamaban 13,49%. O sea, prefieren prestarle al Congo.

Desde entonces el riesgo país de Argentina siguió subiendo y a esta hora mira con ganas los 1.400 puntos. Hoy mismo los bonos argentinos continúan en el tobogán. Hace menos de un mes, cuando Argentina cerró el canje con sus acreedores, esos bonos salieron, flamantes, a los mercados. Ya valen un 30% menos que entonces. Las acciones también caen y nuestra economía doméstia es un cementerio: nadie saca un dólar del colchón ni a los tiros, mientras el gobierno no logra explicar cómo va a hacer para empezar a revertir la desconfianza económica, política e institucional que él mismo ha generado.

Algo debemos haber hecho muy mal para que haya más temor a sacar un dólar de la billetera en Argentina que en el Congo petróleodependiente, con pobreza ancestral, ébola y guerra civil reciente.

El presidente Alberto Fernández puede no ser el culpable, pero es el responsable a cargo. Y tiene que revisar lo hecho. Por alguna razón, Argentina espanta, no sólo a los de afuera, sino sobre todo a los de adentro. Y así no se puede ir a ninguna parte.