No fue un evento más

Federico Aguer

Expoagro no es un evento. Al menos, no es solo eso. Es un montón de cosas más, que parten del concepto de armar “una ciudad dentro del campo”, en la que a lo largo de los años se han ido incorporando a la muestra, para transformarla en un verdadero hito a nivel nacional, regional y hasta internacional.

Es que aquella vieja Expochacra, que nació de la mano de un grupo de pioneros que pensó montar una vidriera en medio del campo, fue evolucionando; sumando elementos, que a lo largo de los años reflejaron el crecimiento y desarrollo de todo el sector.

La agroindustria argentina es sin lugar a dudas una de las facetas en las que nos distinguimos de forma virtuosa a nivel mundial. Como proveedores de alimentos, hemos ido perfeccionando un sistema productivo en constante mejora y optimización. La Siembra Directa; la Agricultura de Precisión; la incorporación de cultivos de servicio, etc. han permitido un uso más racional de los recursos y un crecimiento de los rindes a niveles históricos. Además, el advenimiento de una mayor conectividad, robótica, drones, internet de las cosas, están elevando la vara de la productividad basada en la información fidedigna y en tiempo real desde adentro de cada lote.

Por otro lado, los crecientes requerimientos de una producción sostenible, permiten observar cambios de fondo insospechados hasta hace poco tiempo, donde los insumos de origen biológico, o la agricultura perenne asoman como nuevos paradigmas.

Todo eso se vio en la Expoagro 23. Que paradójicamente no tuvo su tradicional jornada de lluvia de marzo, ya que los últimos coletazos impiadosos de “La Niña”, se manifestaron bajo un sol abrasador los 4 días de la muestra.

Sin embargo, ese calor no hizo mella en los expositores y los visitantes, que pudieron apreciar las últimas novedades en materia de biotecnología en variedades e híbridos de todos los cultivos, insumos, maquinaria agrícola de todo tipo, y ganadería. Sino que, además, sirvió como plataforma de lanzamiento de eventos, conferencias de capacitación, y la tradicional presencia de los políticos, que siempre aprovechan la gran variedad de cámaras y micrófonos, para manifestar el eterno potencial del campo argentino.

La agro industria nacional tiene todo para ser el tractor que saque al país adelante. Desde la territorialidad de nuestras provincias, ofreciendo oportunidades para los jóvenes en el interior del interior. El mundo lo requiere, y lo pide a través de una demanda infinita de alimentos, energías y servicios de todo tipo, donde las economías regionales tienen garantizados los mercados.

De nosotros depende, el poder dejar atrás las rancias discordias del pasado, para homologar estrategias de mediano y largo plazo. No hay tiempo que perder. Todo eso se vivió, se respiró y se evidenció en esta Expoagro, interpelada por la sequía, pero avalada por el potencial del consenso.