Trump o el arte de superarse a sí mismo

Cynthia Zak

Falta menos de un mes para las elecciones presidenciales en Estados Unidos y el terreno político, económico y social arde como lava.

Trump vuelve a la Casa Blanca después de tres días en el hospital infectado con Covid y su entrada es alarmante y desafiante: sube las escaleras, se saca la mascarilla, pide repetir la filmación en un acto que supera todo lo que hemos visto hasta el momento.

Hay personal de seguridad, gente de prensa, camarógrafos, empleados, todos a su alrededor cuando con total desparpajo estratégico se saca el barbijo y con la frente en alto se muestra al mundo sin protección.

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Antes de este momento sin precedente en la historia de un presidente en Estados Unidos él había tuiteado lo siguiente: dont be afraid of Covid, don't let it dominate your life!

Quiere decir en español básico: "No le tengan miedo al Covid y no dejen que domine sus vidas!".

Trump es coherente con su postura, nunca dijo otra cosa, jamás creyó en los médicos, se burla de quienes usan mascarilla y ahora tiene la oportunidad de “demostrar” que esto del Covid no es ‘tan grave’.

Muertos y heridos

Pero la realidad es otra cosa, en Estados Unidos hay más de siete millones de personas con Covid y han muerto más de 200 mil, las historias son desgarradoras y es evidente que los contagios y la situación del virus nunca estuvo bajo control.

Los familiares de los muertos, la gente con secuelas, las minorías como afro americanos y latinos que son los que más lo sufren nunca han tenido acceso a los ‘tratamientos” a que está siendo sometido Trump.

Este hombre de 74 años, obeso e hipertenso que entra en la categoría de “grupo de riesgo” recibe desde drogas monoclonales no aprobadas aún por la FDA (Federal Drugs Administration), hasta medicinas combinadas que sus médicos han mezclado sin saber muy bien los resultados.

Su equipo de galenos admitió faltas, errores, información a medias a la opinión pública, nunca presentaron resultados como análisis de sangre, radiografías, imágenes que respondieran a la insistente pregunta de los periodistas sobre si Trump tiene daño en los pulmones o no por ejemplo.

La Casa Blanca está toda infectada, ya son más de 15 los ministros, senadores y colaboradores cercanos a Trump contagiados de Covid, los periodistas que cubren las noticias en este terreno están desesperados porque la propia jefe de prensa del presidente no uso barbijo la semana pasada y ayer confirmó su diagnóstico de contagio con el virus.

Las coberturas de medios de lo que está sucediendo van desde llamar a Trump negligente, homicida, desalmado hasta estratega que va a aprovechar lo que le está sucediendo para demostrar lo que acaba de enviar por Twitter (que por cierto Twitter se lo censuro por información falsa sobre Covid): Fluseason is coming up! Many people every year, sometimes over 100.000, and despite the vaccine die from the flu. Are we going to close down our country? No we have learned to live with it, just we are learning to live with Covid, in most populations far less lethal.

Otra vez traducción literal: "La época de la gripe está llegando y muchas personas, a veces más de 100.000 mueren de gripe aún con la vacuna. Vamos a cerrar el país por eso? No, aprendemos a vivir con la gripe como aprendemos a vivir con Covid que en muchas poblaciones es mucho menos letal que la gripe”. 

Este pensamiento que por cierto es falso, Covid ha matado a más personas en Estados Unidos hasta el momento que cinco temporadas de gripe juntas, ponen en alerta máxima a las autoridades de salud que ven a seguidores de Trump haciendo al pie de la letra lo que él dice contra todas las explicaciones médicas.

Falta menos de un mes para las elecciones presidenciales y el terreno político, social, económico, emocional y mental arde como lava.

Todo está en interrogantes y el futuro de Estados Unidos queda en manos de los votantes y en el sentido común de los indecisos que pueden mantener a Trump por cuatro años más o participar en un cambio de gobierno.

El 3 de noviembre nos vemos en las urnas.