Córdoba redescubrió a Soledad: una noche inolvidable en el Teatro Libertador

La cantante de Arequito, Soledad Pastorutti, brindó un show inolvidable en el Teatro Libertador y presentó su nuevo disco "Natural".  Además deleitó a sus fanáticos con éxitos de todas las épocas. 

Desde las 21 presentó su espectáculo “Natural”, con una puesta visual delicada y con numerosos músicos y bailarines en escena. 

Tras una noche mágica el público aclamó a la artista santafesina. Cantó cada una de sus canciones y se emocionaron con sus nuevos y viejos éxitos. 

Después de unas sentidas palabras, Soledad se despidió del auditorio y entonó "Brindis", para dejar a todos con ganas de más.

Una artista que supera las barreras del tiempo

Más allá del orgullo argentino, Soledad recoge la admiración de toda América Latina por su estilo único, capaz de recorrer los distintos estilos del folclore con la más excelsa calidad. 

Todo fue construido con delicadeza de orfebre. Una carrera desarrollada paso a paso, sin apresuramientos, desde que su padre confió en su potencial artístico, junto a su hermana Natalia.

Cada tanto ella recuerda aquellos orígenes: “Mi padre era mecánico y durante su siesta, yo subía a su auto, que era mi rincón para escuchar música. Ponía cintas y sonaban Mercedes Sosa, Horacio Guaraní y Los Chalchaleros, principalmente música de Argentina”.

El mejor folclore de la época le insuflaba inspiración y le marcaba cuál sería el camino de su vida, aunque alguna vez también soñó con ser actriz.

Clases de guitarra y canto, hasta que a los ocho años se subió a un escenario. El público se enamoró de ella y, con el paso del tiempo, terminó de acogerla en su corazón cuando veía a esa tierna joven revolear el poncho arriba del escenario con tanta pasión.

Luego de tres intentos fallidos por ser menor de edad, en la edición de 1996, el Festival del Folclore de Cosquín se rindió a los pies de una quinceañera Soledad, junto a su hermana Natalia.

“Se llama simplemente Soledad”, anunció el locutor Julio Mahárbiz, seguramente sin saber que estaba por abrir el escenario Atahualpa Yupanqui, a una nueva era del folclore.

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Recuerdan algunas crónicas de la época que rompió el orden establecido: poncho en mano metió dos canciones en el tiempo de una.

En definitiva, Cosquín vio esa madrugada el nacimiento de una estrella, que con el tiempo se convirtió en una leyenda.