En el marco de la novela por la supuesta infidelidad de Mauro Icardi, este miércoles, la China finalmente rompió el silencio con un extenso comunicado en su cuenta de Instagram.
La actriz aseguró estar viviendo un déjà vu, y pagando con su reputación cuestiones de dominio personal. “Una repetición que deja a la luz mi inexperiencia y, sobre todo, profunda credibilidad que le di a estos hombres que luego guardaron silencio dejando que me comieran los lobos”, aseveró.
“Parece que es más creíble para esta sociedad, sabiendo cómo se manejan ellos siempre, que yo sea la mala, la que engaña y no la engañada”, agregó, llevando el escándalo al plano de la perspectiva de género.
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En el mismo sentido, continuó: “El costo de sostener la imagen de una familia feliz lo pago yo, no el hombre que fue irracional o tuvo un desliz. Todos quedan bien parados. El peso con el que se me juzga a mí, que es absolutamente asimétrico”.
“No voy a hacerme cargo por mí y por todas las mujeres que son usadas y juzgadas siempre de las actitudes de conquistadores seriales que tienen aprendidas estos varones y que después saben bien esconder”, enfatizó.
El descargo no pasó desapercibido y se prestó a múltiples interpretaciones y dudas, una de ellas, la autoría. Las miradas apuntaron a la escritora y politóloga feminista Florencia Freijo.
Autora de dos libros -Mal educadas y Solas (aun acompañadas)- entre los más vendidos dentro de la temática de género, Freijo es muy activa en sus redes sociales. Con más de cien mil seguidores en Twitter y casi 250 mil en Instagram, la escritora venía publicando reflexiones que reflejaban cierta empatía con la situación de Suárez.
“La ‘roba maridos’ no existe ¿Sabés por qué no existe? Porque no existe el roba esposa, el ‘calienta concha’ o el ‘rompe hogares’”, publicó en Instagram.
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“La supuesta sororidad de ‘no te metas con un hombre casado’ reproduce la idea de que debemos ser las guardianas de un amor romántico sin complejidades ¡vamos, despierten! ¿Cuidar qué, vínculos ajenos?”, sentenció en otra parte de su texto.
Las consultas de sus seguidores, quienes querían saber si efectivamente era la autora o si había asesorado a la actriz en su discurso, estaban en franco aumento.
En la noche del miércoles, Freijo finalmente dio su explicación, aunque evitó ponerle nombres propios a su descargo.
“Vengo escribiendo hace un montón y me vienen leyendo hace un montón y existe la posibilidad de que las personas, sean famosas o no sean famosas, encuentren en mis palabras una manera de poder expresar un montón de injusticias que viven y que es lo que ustedes me transmiten todo el tiempo”, explicó.
Luego, se refirió a las interpretaciones que la indicaban como la autora. “Creo que por eso vieron en esas palabras algo del estilo de las cosas que yo digo, de mi escritura y demás, lo cual para mí es fantástico porque tener identidad como escritora y que alguien los utilice y pueda poner en palabras lo que siente para romper el silencio, es mi objetivo como escritora”, dijo.
Freijo se refirió, además, a las críticas por haber asumido una defensa de una de las partes: “Primero y principal, no soy abogada”, argumentó.
“Yo hago una lectura desde una perspectiva de género porque esto despertó mucho fervor social, por lo tanto, habla de una conducta social. ¿Cómo no la voy a analizar cuando todo el tiempo en los medios enfrentan a dos mujeres?”, cuestionó.
“Me choca que muchas personas consideren que no tengo el derecho de hacer este tipo de lecturas y de hablar de lo contundente que fue y es la violencia mediática que está sufriendo una mujer porque ‘se lo merece’”, continuó.
El tono se iba volviendo más enérgico. “¿Se dan cuenta de lo que están diciendo? ¿Es igual el castigo a lo que ustedes dicen que es un pecado?”, se preguntó.
Posteriormente, la escritora analizó el comportamiento propio de las redes sociales: “Generan un castigo feroz ante un delito del que no formamos parte. ¡Estamos castigando a alguien por algo que no nos hizo!”, opinó.
Para finalizar, Freijo manifestó un deseo: “Espero que las personas que dicen no querer que haya más violencia hacia las mujeres y que hablan de desigualdad, puedan mencionar sin justificar esto y no que elijan el placer inmediato que les genera comer pochoclo a costa del cuerpo y de la vida de otra mujer”, expresó.
“Cada comentario suma una piedra más a un estrangulamiento social que es totalmente desigual y que no decirlo lo vuelve muy injusto”, argumentó.
