Rafa es una verdadera leyenda contemporánea del deporte mundial y un destructor incansable de récords en el mundo del tenis.
Hace algunos años, el diario deportivo Marca distinguió a Rafael Nadal con el premio “Leyenda” y lo eligió como el mejor deportista español de la historia. Se hizo justicia. Sin dudas Nadal es una verdadera leyenda contemporánea y uno de los más grandes deportistas de todos los tiempos.
Pese a sus lesiones crónicas, su espíritu indomable, su corazón de campeón, su tenis inoxidable y su coraje deportivo nos hacen presumir que su biografía aún es provisoria y abierta a nuevas hazañas.
Con una raqueta en su mano izquierda, es capaz de escribir nuevos e increíbles capítulos de una historia deportiva descomunal. Rafa ganó todo y aun así, sigue exhibiendo el mismo hambre de gloria de un principiante.
El tenista español es uno de los deportistas más competitivos que vi en mi vida, nunca se conforma, siempre quiere más y no se guarda absolutamente nada para lograrlo. Todo lo contrario, da más de lo que tiene y de lo que puede.
Rafa Nadal es un gladiador, un luchador incansable, un gigante del esfuerzo, un perfeccionista que busca la excelencia día a día y la encuentra. "El Rafa" nunca se la creyó, siempre eligió el rocoso camino del trabajo y el sudor. Su atrapante duelo superclásico frente a Federer le permitió crecer.
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Nadal es la contracara tenística de Federer. El suizo es el talento, Rafa la prepotencia del trabajo. Roger hace fácil lo difícil, Nadal es un especialista en salir de situaciones complicadas.
Federer tiene un violín afinado en la raqueta, el español un pico y una pala para construir cada punto.
Roger es el señorial pasto de Wimbledon, Rafa el trabajoso polvo de ladrillo de Roland Garros. En París, para ganar un punto tenés que correr y pasar la ball mil veces por encima de la red.
Esto no significa desmerecer a Nadal, todo lo contrario. Cada día saca mejor, en la red es implacable, sus piernas potentes y veloces le permiten llegar a las pelotas más difíciles.
Su intensidad, su potencia y su fuerza son incomparables. Si bien parece jugar de contragolpe, cuando ataca es voraz, nunca parece cansarse, para ganarle un punto hay que dispararle con un revólver, te devuelve hasta el saludo.
Nadal es un ejemplo de voluntad y perseverancia, volvió después de cada lesión con más fuerza. El triunfo lo agiganta, pero la derrota lo enaltece.
Rafa soporta con templanza dolores físicos y una lesión crónica. Fue capaz de ganar el último Roland Garros prácticamente en una pierna. El Rey del polvo de ladrillo o de la tierra batida (como dicen los españoles) es un tenista avasallante.
Su mente es clara, fuerte y prodigiosa, su temple en los momentos complicados es admirable. Su entrega es conmovedora. Su humildad, lo califica como persona y como deportista. Su generosidad solidaria es silenciosa y un secreto a voces.
Nunca se creyó más que nadie por pegarle bien a una pelotita de tenis. Una fiera dentro del court, amable y respetuoso con todos fuera de la cancha.
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Nadal, nació el 3 de junio de 1986 en Manacor, Isla de Mallorca, Baleares, España. Su tío Miguel Ángel Nadal fue jugador de fútbol del Barcelona. Otro de sus tíos: Toni Nadal, había sido jugador de tenis. Fue con él con quien se inició con los primeros golpes de raqueta a los tres años.
A los 14 años dejó el colegio para dedicarse al tenis a pleno. Lo vimos in situ por primera vez en el ATP de Buenos Aires en 2005, cuando sólo era una promesa y nos sorprendió al robarle un set a Gaston Gaudio, en ese momento vigente campeón de Roland Garros, en una calurosa noche de febrero en el Lawn.
Nos fuimos pensando que ese chaval era diferente y que daría que hablar, no hacía falta saber mucho de tenis para darse cuenta, aunque nunca imaginamos todo lo que vendría después.
En 2013 estuvo en Córdoba, en el Orfeo, participando de una exhibición despedida de David Nalbandian.
Es que los números de su trayectoria son impactantes. Nadal es el máximo ganador de torneos de Grand Slam de toda la historia, ganó 22.
Suma 14 consagraciones en Roland Garros, en el Abierto Francés, que es como el jardín de su casa. Nadie ganó tantas veces un mismo torneo de Grand Slam. Su récord en finales de Roland Garros es perfecto: 14-0.
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Es el tenista más joven en haber ganado los cuatro Grand Slam, el más veterano (con 36 años) en triunfar en Roland Garros.
Ganó el Abierto de EEUU en cuatro ocasiones. Se impuso en Australia y Wimbledon en dos oportunidades. Tiene 36 Masters 1000 y con España obtuvo cinco veces la Copa Davis. Es el único que logró colgarse una medalla de oro en Juegos Olímpicos en Singles (Beiging 2008 ) y en dobles ( Rio 2016). Fue número uno del mundo durante 209 semanas y terminó el año cinco veces encabezando el ranking de ATP.
Rafa se adjudicó en total 92 torneos y lleva ganados más de 130 millones de dólares en premios. En toda su carrera acumula 1058 triunfos. En cantidad de victorias, ocupa el cuarto lugar histórico detrás de Federer (1207), Jimmy Connors (1156) e Ivan Lendl (1069).
Rafa es el máximo ganador de la historia en torneos en canchas lentas, por delante de Guillermo Vilas. Rafa Nadal es una leyenda contemporánea. Sus partidos emocionan. Su entrega conmueve. Su tenis provoca admiración. Su juego tiene la intensidad de un ciclón arrasador.
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Rafael Nadal es un grande de verdad, sin vueltas, sin peros, sin objeciones. En el futuro los hombres y mujeres del mañana lo recordarán por sus hazañas deportivas.
Mientras tanto, los de este tiempo lo seguimos disfrutando. Es que con Nadal en un court de tenis, uno siempre presume que su gloriosa biografía es provisoria y con páginas por escribir.
Nada detiene a Rafa Nadal, ni los años, ni las lesiones, ni los récords que parecen imposibles de superar, ni los viejitos piolas como Roger Federer o Novak Djokovic, ni los dueños del tenis que vendrá, como Carlos Alcaraz, Casper Rudd o Alex Zverev.
Es por eso que con Rafa, el futuro no es una quimera.
Mientras Rafa pueda empuñar una raqueta, la leyenda estará vigente y continuará alimentando epopeyas y hazañas dignas de un grande del deporte mundial de todos los tiempos, pero que felizmente, seguimos disfrutando en nuestro tiempo.
