¿Es posible viajar en el tiempo a través de la arquitectura? Claro, y es que los diseños y los estilos siempre hablan de un momento determinado. Así, las construcciones que hemos visto miles de veces a diario, siguen estando ahí con su historia a cuestas. Grupo Edisur te propone un recorrido por algunos de los edificios cordobeses que marcaron una época en la ciudad, desde la colonia hasta la actualidad.
Obras de arte para vivir
La casona del mismísimo Marqués de Sobremonte es toda una reliquia, ya que es la casa más antigua de la ciudad y el único exponente de vivienda familiar del 1700 que aún se conserva. El edificio, de cinco patios y 26 habitaciones, muestra por fuera la belleza del estilo portugués y, por dentro, el mobiliario victoriano e isabelino que disfrutaban solo las familias acaudaladas en la colonia.
En la calle Entre Ríos 161, la antigua casa de Lucas de Olmos es otro estandarte, en esta ocasión del art nouveau, que rompió con los moldes del siglo XIX y que por estas latitudes combinó elementos de la naturaleza y la maquinización. La puerta de ingreso es una clase maestra de ebanistería, con un buzón y agarraderas de bronce y coronada por una marquesina de colores.
Barrio Alta Córdoba también tuvo una joyita residencial: la Casa Schunk, que quedó finalizada en 1932. Su diseño fue obra de Ángel T. Lo Celso, quien le puso el sello del art decó con el uso de la línea recta y quebrada en la fachada, las ventanas abocinadas en ángulos rectos y las rejas con motivos geométricos. La disposición del interior muestra una interesante división de las plantas, con áreas públicas y privadas y un gran hall, al estilo de un hotel.
Formas eclesiásticas
De más está decir que la Catedral es todo un ícono de la ciudad. Se construyó durante 200 años, razón por la cual mezcla estilos arquitectónicos como el clásico –en el pórtico– y el barroco americano –en las torres–, huella que dejó la mano de obra nativa. La Compañía de Jesús (1676), en la Manzana Jesuítica, también sigue siendo una enorme puerta al turismo religioso. Declarada Patrimonio de la Humanidad, esta construcción románica es símbolo de la Orden, que vio a Córdoba como el núcleo central de un sistema cultural y económico.
Ya en el siglo XX, la iglesia de Los Capuchinos se convirtió en la Primera Maravilla Artificial de la Capital. La obra neogótica, con una gran impronta medieval europea, cambió el paisaje urbano con sus dos torres (una que se eleva hacia lo alto representando el alma en ascenso mientras que la otra queda trunca, como la materia que muere) y las cúpulas en aguja.
Rascacielos de finales de siglo
Con 110 metros y 30 pisos, la Torre Ángela reinó como el edificio más alto de la ciudad por más de 25 años. La construcción fue terminada en el 83 y el sistema de encofrados metálicos con el que se levantó fue pura innovación. En 1998, sobre una fachada de 1900, comenzó a emerger un proyecto arquitectónico de vanguardia: el edificio inteligente. Su impronta ultramoderna le dio un toque estilístico distintivo a la esquina de Vélez Sársfield y Obispo Trejo. Fue desarrollado a través de la creación del primer fideicomiso financiero inmobiliario de Argentina y fue un adelantado en tecnología, coordinando el acceso, la energía eléctrica, los ascensores, la comunicación y la seguridad desde un sistema de control computarizado.
Estructuras contemporáneas
El siglo XXI llegó con aires de deconstructivismo, y los edificios lo reflejaron. Se abandonó la verticalidad y horizontalidad, y se apostó por rotaciones y por descomponer las estructuras clásicas. La Plaza Cielo Tierra –inaugurada en 2017– es un interesante ejemplo. Su forma de dodecaedro rotado se basó en el universo de Poincaré, y su ingreso se construyó con grandes ventanales, una vista excepcional y con un piso transparente que desafía a los visitantes a mirar hacia abajo. Otros diseños que comparten esta línea: el Centro Cívico y el Museo Caraffa.
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Fuentes: Universidad Nacional de Córdoba, Municipalidad de Córdoba, Agencia Córdoba Turismo, La Vivienda Moderna Argentina.
