La imagen impacta al que recién llega a Puerto Iguazú, la ciudad misionera que forma parte de la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay.
Apenas el visitante se baja del colectivo, en la Terminal, a un costado se topa con una larga fila de vehículos cuyos conductores esperan con paciencia. Allí, en una estación de servicios, el combustible genera apetencias de todo tipo.
Al recorrer la ciudad y con el paso de los días, la imagen ya se vuelve repetitiva, calcada en las cinco estaciones de servicios. Largas y tediosas filas de vehículos que esperan para cargar combustible. Para los habitantes de esta parte del país, ya ni siquiera vale un comentario.
Salvo una estación local ubicada en la periferia, el resto de las estaciones tiene dos tipos de surtidores: uno para los vehículos con patente argentina y otro para los que tienen chapa extranjera.
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En ambas formaciones se suelen generar largas filas de más de 20 autos. No obstante, los playeros cuentan que hoy les parece poco, en comparación a lo que se veía meses atrás: colas de más de un centenar de vehículos que daban vuelta toda la manzana. Largas horas de espera para llenar el tanque de nafta.
YPF tiene una disposición propia: sólo carga Infinia (Nafta y Diesel) a los extranjeros, a 350 pesos el litro. Y sólo hasta 40 litros por vehículo. Para los argentinos, el mismo combustible cuesta 332 pesos, sin tope.
En la estación Shell ubicada al lado de la Terminal de Ómnibus, se comercializa Nafta Súper para los extranjeros, por lo que hay más vehículos con patentes de Paraguay y Brasil en la fila. Allí, el litro se cobra 286 pesos para los extranjeros y 260 pesos para los argentinos.
En la estación de servicios Iguazú Fuels, ubicada en calle Soberanía Nacional, a más de 20 cuadras del Centro de Puerto Iguazú, existe un solo precio para todos: la Súper a 270 pesos argentinos. Allí, los clientes son extranjeros casi en su totalidad.
Brasileños y paraguayos no dudan en responder que para ellos cargar combustible en Argentina representa un ahorro de entre el 40 y el 50 por ciento con respecto a sus lugares de residencia. Por eso, no dudan en cruzar la frontera, demorar hasta horas en la fila y luego hacer de nuevo los trámites de Aduana con tal de poder llenar el tanque de combustible con el precio más bajo de la Triple Frontera.
"Vale la pena venir a la Argentina a cargar porque el combustible está a mitad de precio en comparación con Paraguay. Nosotros venimos cada semana. Entre ida y vuelta, más la espera en la estación y los trámites de Aduana, demoramos entre tres y cuatro horas", contó una mujer que vive en Ciudad del Este y viaja hasta Puerto Iguazú sólo a cargar nafta.
Otra mujer, también de Ciudad del Este, aseguró que ella aprovecha el viaje para cargar nafta y, de paso, llenar el baúl con alimentos: "También llevamos comestibles, cosas de productos de limpieza. Carne, aceite, fideos, arroz y harina es lo que más compramos en mi caso".
Cuentan, también, que aprovechan el viaje para comprar carne, vinos y quesos, sobre todo. Entre el real, el guaraní y el peso argentino, el cambio siempre favorece a los extranjeros que llegan a Misiones.
Esta invasión de brasileños y paraguayos que llegan a comprar a Puerto Iguazú ha generado todo un fenómeno comercial. Al caer la tarde, que es el horario en el que más extranjeros llegan (porque pretenden demorar menos tiempo en la Aduana), abre las puertas toda una feria diseñada de manera especial para los brasileños. Incluso, los precios se publican en reales y no en pesos.
Se trata de la "Ferinha" ubicada en la zona céntrica de Puerto Iguazú, en uno de los sectores con mayor movimiento nocturno. Los restaurantes también exhiben sus cartas directamente con los precios en reales.
En esta feria donde se ofrecen embutidos, quesos, alfajores, chocolates, dulce de leche y vinos, entre otros tantos productos que terminan por ser consumidos del otro lado de la frontera, hay una pareja de cordobeses que hace tiempo se instaló en Puerto Iguazú y que explotan "La Docta", un restaurante de sabores propios.
Susana Mendoza, su propietaria, contó a Cadena 3: "Tenemos muchos turismos brasileros en la ciudad de Puerto Iguazú, brasileros y paraguayos, que vienen a comprar combustible, vienen a comerse un bife de chorizo, una empanada, a comprar vinos, especialmente acá en la ferinha, que es un lugar típico de acá de Iguazú, muy conocido. Acá vendemos productos regionales, pero no puntualmente de Iguazú, sino que de varias provincias, como vino, alfajores, chocolate, aceituna, dulce de leche, varias cosas que ellos no tienen, entonces vienen a consumir acá".
"En el marco de la triple frontera, el cambio argentino es el más desfavorecido en comparación a los tres países. Lamentablemente el peso argentino hoy por hoy no vale nada, a veces se burlan de nosotros", completó.
Pero volvamos a la "fiebre de la nafta". A la par de los extranjeros que llegan para cargar combustibles, los argentinos también hacen colas eternas para conseguir nafta. Y buena parte de ellos, cuando les llega el turno, sacan del baúl varios bidones de 20 litros homologados para llevar nafta. Los menos, son taxistas y remiseros que buscan tener una reserva, ya que ante tanta demanda es común que los surtidores se vacíen por completo en poco tiempo.
Pero son muchos los que buscan otro rédito. Cargan todos los bidones que pueden, lo que demora aún más la fila, para luego intentar un doble comercio: o lo venden a los extranjeros que están en la fila, a un precio más bajo de lo que le cobran (además de ahorrarles tiempo de espera), o directamente lo insertan en el circuito del fenomenal contrabando "hormiga" entre Puerto Iguazú y la ciudad paraguaya de Presidente Franco, a través del río Paraná. A toda hora, lanchas pasan rasantes de una costa a otra, en no más de 500 metros, llevando bidones de contrabando.
Los "pasadores" contaron a Cadena 3 que para ellos esta actividad ilícita constituye su "trabajo". Cada litro les deja un margen de ganancia de 150 pesos. O sea, si cargan 10 bidones de 20 litros y luego los llevan de contrabando a Paraguay, en toda la maniobra estos "pasadores" van a ganar 30 mil pesos.
Varios de ellos casi a diario hacen la larga fila de las estaciones de servicios para continuar con el círculo delictivo. Así de simple y así de visible.
En YPF, permiten cargar sólo un bidón por vehículo, mientras que en Shell y en Iguazú Fuel no hay restricciones. Tiempo atrás, hubo una normativa que había prohibido despachar combustible en los bidones, pero ya quedó en desuso hasta nuevo aviso.
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