El vínculo familiar de uno de los integrantes del sumergible con el Titanic

La tataranieta de una pareja que murió en el hundimiento del Titanic despidió a su marido, el recientemente declarado muerto capitán y dueño del submarino Titán, que implosionó en una expedición bajo el océano Atlántico.

Wendy Rush, la mujer de Stockton Rush, CEO de OcenGate y piloto, es descendiente de unas de las víctimas del naufragio ocurrido en 1912.

Fue el propio medio The New York Times quienes confirmaron que Wendy es la tataranieta del magnate Isidor Straus, dueño de los grandes almacenes Macy’s.

Junto a su esposa Ida, Isidor se embarcó en el crucero más grande del mundo para emprender viaje hacía la ciudad de Nueva York, pero su sueño se derrumbó cuando horas después de zarpar en el ócéano Atlántico el Titanic se hundió y murieron.

Asimismo, esta historia de amor es recordada en la famosa película interpretada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. Durante la secuencia de hundimiento, se muestra a una pareja de ancianos acostados sobre la cama y abrazados mientras el camarote se llenaba de agua.

Foto gentileza: DailyMail/Perfil.

Aunque no es exactamente así como murieron, sin dudas es una historia que siga en el recuerdo. Testimonios señalan que Isidor se resistió subirse a uno de los botes y por esta acción su mujer también se negó: "Hemos vivido juntos durante muchos años, así que donde tú vayas yo también".

Familiares confirmaron que el cuerpo del empresario fue encontrado días después de la tragedia, mientras que el de Ida nunca fue hallado.

El cuerpo de Isidor Straus fue encontrado en el mar varias semanas después del hundimiento, mientras que los restos de Ida Straus no se recuperaron. 

Sobre la tragedia ocurrida esta semana, se encontraron el marco de aterrizaje y la cubierta trasera del sumergible. Sin embargo, es posible que los cuerpos de los cinco tripulantes de la nave nunca se recuperen del océano.

Según lo reportado por la Guardia Costera de Estados Unidos, los tripulantes que viajaban rumbo a los restos del Titanic, a unos 3.800 metros de profundidad, vivieron una muerte inmediata, por la despresurización de la cámara del sumergible.