¿Cómo fueron las transiciones presidenciales en Argentina?

Corría el año 1868 y Bartolomé Mitre era uno de los caudillos más populares de la ciudad de Buenos Aires. Caminaba desde su vivienda a la Casa de Gobierno y multitudes se le acercaban y lo seguían.

Llegó el 12 de octubre de ese año y Mitre debía oficiar la primera transición entre dos mandatarios de diferentes signos políticos. El ganador de las elecciones fue Domingo Faustino Sarmiento, quien no gozaba de tanta popularidad ni seguidores en Buenos Aires. Había llegado de Estados Unidos y no era el candidato que Mitre había apoyado.

"Organizó una transición problemática y traumática. Él cenó en la Casa de Gobierno en una sala en la que supuestamente entraban cientos de personas pero hizo entrar a miles. Sarmiento llegó y tuvo que atravesar la sala empujando y pisando a personas. La gente gritaba: ''¡Viva Mitre!''", contó a Cadena 3 Camila Perochena, historiadora y creadora del podcast #LaBandaPresidencial de La Nación.

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En ese momento, Sarmiento recibió la banda y Mitre se retiró del lugar, dejándolo solo con sus pocos seguidores.

Esa primera transición auguró algo: que las transiciones de cambio de signo político no son sencillas. De este tipo tuvimos tres y fueron sin cooperación, con alguna ruptura y encontronazos entre salientes y entrantes.

Con el retorno de la democracia, se produjo el traspaso entre el saliente Reynaldo Bignone y el entrante presidente electo, Raúl Alfonsín.

"Esta fue una transición por colapso porque el régimen militar estaba desbandado. Los militares, después de 1982, tuvieron tres problemas principales: una derrota militar, divisiones dentro de las Fuerzas Armadas y una crisis económica. Esto hizo que la transición fuese beneficiosa en términos democráticos".

Al ser consultada sobre a dónde debería llevarse adelante el traspaso del mando el 10 de diciembre de 2019 entre Mauricio Macri, y el presidente electo, Alberto Fernández, Perochena explicó que la ley no especifica el lugar.

El juramento sí debe realizarse en el Congreso, pero el traspaso de banda no. Uno puede apelarse a la tradición y la mayoría de las veces se hizo en la Casa de Gobierno pero eso no implica que deba hacerse así.

La historiadora hizo hincapié en la necesidad de pensar en la "transición que hay por debajo" a ese acto simbólico.

"El problema es que no estamos pudiendo pensar en una transición que tenga en cuenta qué se va a encontrar el próximo presidente cuando entre. Por lo poco que trascendió, por ahora los funcionarios del futuro no se han puesto en contacto con los del gobierno saliente. Yo sólo espero que la transición se realice en tiempo y forma", dijo.

Lo importante de esto es generar continuidades más que rupturas. Tenemos muchas transiciones de este tipo y esto es así porque cada presidencia se presenta como algo refundacional. Esto hace que las transiciones sean más rupturistas.

Por último, se refirió al papel de los vicepresidentes en las relaciones con los jefe de Estado.

"Hay diferentes tipos de relaciones entre ambos: algunas más armónicas y colaboracionistas y otras menos", comentó.

La Mesa de Café.