Crece el mito de actividad paranormal en el Hotel Viena

El Gran Hotel Viena, uno de los hospedajes más emblemáticos de Córdoba, se convirtió en el principal punto de atracción turística de todo visitante que arriba a Miramar de Ansenuza para confirmar por su propia cuenta la actividad paranormal.

El edificio fue inaugurado en 1945 tras cuatro años de trabajo y luego de una inversión de 25 millones de dólares por parte de la familia Pahlke, proveniente de Buenos Aires.

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Con una tecnología de punta para la época marcó un antes y un después en la zona de la segunda laguna más grande de Latinoamérica: generaba su propia energía, tenía aire acondicionado, ascensores y vista a Mar Chiquita.

Las alas se dividían entre los turistas y los pacientes que asistían al lugar para realizar el tratamiento. Entre los espacios comunes, contaba con un patio para eventos, peluquería y una cocina para todos los gustos.

Además, el chofer y/o el personal contratado por la familia adinerada tenía su propio alojamiento para disfrutar de la estadía.

La inundación de 1977 llegó a la Laguna y el hotel sufrió grandes pérdidas por lo que quedó abandonado. Hoy en día, la Municipalidad de Miramar organiza visitas guiadas por las dependencias que muestran las marcas del agua, y todo tipo de mitos y leyendas crecieron a su alrededor.

En los últimos tiempos, los turistas que pasean por el Gran Hotel Viena pudieron captar con sus cámaras apariciones en las grandes ventanas de los pisos más altos, aumentando aún más el mito.

Incluso, la habitación 106 fue elegida, después de diferentes investigaciones, como el primer lugar con mayor actividad paranormal en Sudamérica y el segundo en el mundo.

Informe de Celeste Benecchi.