Bazán Vera: "Por Maradona, me peleo a muerte con cualquiera"

Daniel Eduardo Bazán Vera es uno de esos verdaderos personajes del fútbol. Su imponente figuraba, su porte, su forma de declarar y de llevarse todo por delante, antes como futbolista y ahora como director técnico, lo han hecho merecedor de esa valoración. Y en la charla que mantuvo con La Central Deportiva (Cadena 3 Santa Fe 101.7), volvió a dejarlo en claro.

“Uno jugaba como vivió. Me crié en un lugar difícil y a través del fútbol tenía la posibilidad de crecer”, dijo el correntino de nacimiento, que de niño fue forjando su templanza en Villa Palito (La Matanza).

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“El Indio” vistió la camiseta de Unión entre el 2004 y el 2006. Llegó al club de la Avenida un poco asustado. “La apuesta fue de mi hermano Oscar. Desde el primer día, junto con René Citroni, creyeron en que me iba a ir bien. Yo iba preocupado porque era un club de donde salieron campeones del mundo”, reconoció.

Bazán Vera llegó cuando el Tate jugaba en la B Nacional y luchaba por no descender. A fuerza de goles y entrega se ganó el reconocimiento de la hinchada rojiblanca. “Llegué en el momento más complicado en la historia del club, probablemente. Por eso la gente me valora y a mí no me va alcanzar la vida para agradecerles”, manifestó.

La emoción del histórico goleador al hablar del equipo santafesino es indisimulable. Pero no se compara con el fanatismo que tiene su hija Candelaria por esos colores. “El 15 de abril (fecha de fundación del club), me despertó con un desayuno en la cama y me dijo: “Te agradezco todo lo que hiciste por mi amado club”. Me habló con hincha, no como hija. Se me caían las lagrimas”, describió.

Candelaria heredó el mismo nombre que tenía su abuela paterna. “Mi mamá fue el gran amor de mi vida”, aseveró Bazán Vera. Incluso, evocó la vez que, siendo DT de Tristán Suárez, un árbitro le dijo “dejá de vender humo hablando de tu vieja”. Fue al finalizar un primer tiempo y al entrenador tuvieron que agarrarlo entre varios: “Me lo quería comer, no me importaba nada”, graficó.

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Hasta el día de hoy, su salida de Unión es uno de los dolores más grandes de su carrera. “La gente me quería y yo hacía goles. Se me hacía imposible pensar en no renovar, pero una persona (Carlos Trullet) tomó una decisión y se la avalaron”. Pero después de sus años en Santa Fe, aparecería Tristán Suárez, donde no sólo se dedicó a romper las redes de arcos rivales, sino donde también tuvo la chance de conocer y formar una amistad con Diego Maradona. “Nos venía a ver, comíamos asados con él. Te sentís el mejor del mundo. Entras a la cancha y querés trabar con la cabeza para que él te vea”, admitió.

El Indio dijo que lo que más le sorprendió de Maradona era su conocimiento de la categoría. “Me hablaba y me decía este fin de semana te va a marcar éste. Se sabía los nombres de los centrales de Flandria, de Armenio, de Morón. Yo lo miraba diciendo ¿cómo los conoces?”. Para que no queden dudas de su amor incondicional por el astro del fútbol mundial, Bazán Vera lo respaldó de una manera muy particular: “Maradona es la única persona que no tiene mi sangre por la que pelearía a muerte”.

Pese a Unión y Tristán Suárez, su apellido compuesto está identificado con Almirante Brown. En La Fragata, donde es uno de los máximos ídolos de la historia, marcó muchos de los 340 goles que convirtió en su carrera. En Argentina jugó en once equipos diferentes, pero seguramente ninguno tuvo las curiosidades del Inter Turku de Finlandia, donde estuvo en la temporada 2002-03. 

“Era muy raro todo. El primer día de entrenamiento hizo 25 grados bajo cero. Salí de la ducha con el pelo mojado y se me congeló”, explicó entre risas, dejando en claro que el fútbol no es el deporte más popular allí. “Tenía un compañero finlandés que si el equipo de hockey sobre hielo de la ciudad jugaba a la misma hora que nosotros, no jugaba el partido y se iba a ver el hockey. Es increíble el fanatismo que tienen”, sentenció.