Ernesto Javier Chevantón nunca fue un futbolista que pasó desapercibido dentro y fuera del campo de juego. En casi todos los clubes se lo recuerda con cariño: Lecce, Sevilla, Mónaco e incluso Colón, donde alternó golazos con lesiones, dejando un sabor agridulce en la parcialidad sabalera. En diálogo con La Central Deportiva (Cadena 3 Santa Fe 101.7), recordó su paso por la institución del barrio Centenario.
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Surgido de Danubio, el delantero llegó al club santafesino en 2011 con promesa de convertirse en una figura rutilante de la liga argentina. Sin embargo, la inactividad que arrastraba en ese momento, le jugó una mala pasada tempranamente con las lesiones.
“Tuve mala suerte. Por dar el 110%, fundamentalmente para la gente, volví a jugar antes de lo previsto y recaí en mis lesiones. Me pasó en Sevilla y en Colón”, describió.
De hecho, relató una anécdota ocurrida tras el desgarro que sufrió en un partido de local con Estudiantes de La Plata.
“Cuando me volví a lesionar, (Germán) Lerche entró al vestuario, me puteó y me dijo salí a aclarar que yo no te traje roto”, describió. Pero la historia no terminó ahí y Cheva rememoró la reacción de sus compañeros.
“Cuando el presidente me putea, el Bichi Fuertes me defendió a muerte y se comportó como un verdadero capitán. Pozo, Barraza, Higuaín, Prediger, Lima, Garcé y Moreno y Fabianesi también me bancaron a morir. Lerche tuvo que cerrar la boca e irse del vestuario”, aseveró.
La relación con el ex mandamás sabalero (que ahora está a un paso de ir a juicio oral y público por presunta administración fraudulenta) arrancó casi sin confianza.
Según contó el “Crocante”, Lerche tuvo miedo que el ídolo de Lecce no llegara a Santa Fe, por una oferta que apareció en el camino.
“Antes de ir a Colón rechacé un contrato del Toronto que era mucho mejor, pero yo ya le había dado mi palabra al presidente de que iba a ir”, explicó.
Si el inicio fue así, el final era previsible que tampoco fuera el mejor. No obstante, aclaró que cobró hasta el día que jugó y nada más. No reclamó la totalidad del contrato.
“Es más, tenía una plata atrasada que me correspondía y ni la reclamé”, afirmó el futbolista que también vistió la camiseta de la selección de su país.
Aquella lesión que generó el enojo de Lerche y de muchos hinchas que tenían depositadas enormes expectativas en Chevantón, no fue la más grave que padeció en Colón.
Después de una serie de molestias físicas, el charrúa comenzaba a afianzarse en el equipo rojinegro hasta que el 21 de abril de 2012, ingresando al área visitante, se rompió el tendón de Aquiles del pie derecho. Iban apenas 13 minutos de partido. Lo reemplazó Fuertes, a quien le había ganado la titularidad. El propio Bichi marcó el único gol del triunfo ante Argentinos Jrs.
"Hoy es el peor día de mi carrera. Con muchas lágrimas por la fea lesión que tuve", escribió el calvo delantero en aquella noche en su cuenta de Twitter.
Hoy a la distancia, lo revivió por los micrófonos de Cadena 3 Santa Fe: “El dolor en el talón lo tuve un jueves. Al día siguiente no hice casi nada porque me dolía mucho. El sábado no entrenamos y el domingo me levanté bien. Cuando se cortó el tendón en el partido, pensé que me había pegado un defensor”.
Muchos presentes en el estadio garantizan haber escuchado el ruido en el momento de la lesión. Otra vez dolor y desilusión.
Tantas lesiones, intercalados con golazos a Independiente, Lanús y dos a Banfield que dieron una clasificación a la Copa Sudamericana, forjaron una relación agridulce con los sabaleros.
“En la cancha me putearon y con razón, pero tengo un grandísimo respeto por el hincha de Colón”, manifestó el uruguayo, que confesó seguir la actualidad del club a través de las redes sociales. Además, se rindió ante el éxodo de 40 mil colonistas a Paraguay en la final de la Sudamericana 2019: “Lo de la gente no me sorprendió, porque tiene una hinchada espectacular. Colón es el más grande Santa Fe”.
Su estadía en la institución rojinegra dejó algunos mitos que Chevantón se encargó de confirmar. Uno de ellos hace referencia a que, un día, llegó tarde a una práctica y no podía creer que no le cobraran una multa por eso. Entonces, tomó la determinación de aplicar un sistema que pusiera un poco de orden, aunque según sus dichos, la finalidad era unir al grupo con esa excusa.
“Llegar tarde a la práctica o ver que otro compañero lo haga, a mí me vuelve loco – confesó-. Entonces, con (Pablo) Lima y (Maximiliano) Pellegrino compramos un par de televisores, unos sillones y también unos relojes para poner en los vestuarios. Al que llegaba tarde, le cobrábamos una multa y con lo recaudado comprábamos cosas que faltaban, por ejemplo, dos freezers para el vestuario”, mencionó entre risas. “Al Chino Garcé lo arruinamos a multas. Al Bichi también. Se me escapó un par de veces, pero lo perdonábamos porque era el capitán”, bromeó.
Por último, como gloria del Mónaco, Cheva llenó de flores a otro personaje del fútbol que brilló con la 10 del club francés, Marcelo Gallardo. “Si ya era un fenómeno como jugador, ahora como técnico lo ha demostrado. Lo demostró en Nacional, lo sigue demostrando en River y si viene a Europa dará que hablar también”, sentenció.
