Mario Sciacqua es uno de los entrenadores más queridos en el ambiente del fútbol profesional. Su perfil bajo lo ha posicionado con un perfil de técnico laburante, al que muchos clubes han recurrido cuando las papas quemaban. Ese pareció ser el contexto con el que llegó a Godoy Cruz de Mendoza, donde sorpresivamente fue echado del cargo durante esta pandemia.
En diálogo con La Central Deportiva (Cadena 3 Santa Fe 101.7), Sciacqua contó pormenores de su salida del Tomba.
“El presidente José Manzur me dijo que quería cambiar el proyecto. Fue un baldazo de agua fría, no lo esperaba”, contó. El técnico admitió que se bajoneó mucho después de la noticia y desmintió que el conflicto se haya generado por negarse a una rebaja en su salario. “El que me conoce sabe que eso es mentira”, disparó.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/
Si bien reconoció que en comparación con otros dirigentes (pasó por Colón, Patronato, Olimpo Gimnasia de Jujuy y Quilmes, entre otros clubes), Manzur es más frío y distante, aseguró que tenía una buena relación. No obstante, volvió a apuntarle: “Cuando vamos a Godoy Cruz, el presidente me dijo: ‘Mario te necesitamos porque nos vamos al descenso’. Ahora que sacaron los descensos, no me necesitan más”.
Antes de llegar al equipo mendocino, Sciacqua había recibido una propuesta para ser manager de Colón, club donde hizo sus primeros pasos como entrenador. En esa oportunidad, su respuesta fue negativa, ya que se encontraba dirigiendo en Patronato de Paraná, del otro lado del túnel subfluvial.
Consultado sobre cuál sería su reacción si volviera a tener el mismo ofrecimiento (Pancho Ferraro dejó de ser el Secretario Deportivo sabalero y el puesto está vacante), Marito fue claro: “Desechar trabajo sería escupir para arriba, pero volvería a decir que no, porque todavía vivo y siento como entrenador. Hay que prepararse para ser mánager”.
De todos modos, y aclarando que mantiene una buena relación con el actual DT rojinegro Eduardo Domínguez, expresó que tiene “mucha fe en volver a Colón, en inferiores o en primera”.
Obviamente, Colón no es cualquier club para el hombre nacido en Berabevú. Fue su primera experiencia como futbolista profesional, en 1992, y también como entrenador en un 2011 que será inolvidable, por lo bueno y lo malo que vivió. El equipo terminó segundo detrás de Boca con una de las campañas con más puntos en la historia del club.
Sin embargo, ese torneo también estuvo signado por la derrota en el clásico ante Unión. Un partido que terminó siendo un punto de inflexión. No en lo deportivo, pero si en el vínculo con los jugadores y la gente.
A 9 años de ese hecho, el DT se mostró muy autocrítico: “Lo viví como hincha de Colón y me enojé con los jugadores. Creo que fue por mi inexperiencia. Hoy actuaría distinto”, confesó.
Incluso, dio a entender, que fue él quien tomó la decisión de dejar el cargo en el campeonato siguiente, justo antes de disputarse otro derby santafesino. “Estaba desgastado y hubo una propuesta de la dirigencia de salir. Pero (Gabriel) Batistuta, que era el manager del club, me dijo que si yo quería, podía seguir en el cargo. Le dije: “Bati, estoy liquidado”. Ya me había superado la situación”, reveló. En la autocrítica también reconoció un cambio en su personalidad: “Después del partido con Unión, pasé a ser otra persona. El equipo hizo una campaña extraordinaria y yo no pude disfrutarlo. Recién cuando volví a trabajar en inferiores, volví a ser Marito Sciacqua”.
Esa derrota caló tan hondo, que terminó en el tristemente célebre incidente de la Virgen de Guadalupe. La imagen que se rompió cuando era desmontada de la zona de palcos del Estadio de Colón para ser remodelada supuestamente. Luego, los propios protagonistas reconocieron que para algunos futbolistas la imagen era “mufa” y por eso la querían sacar. Consultado al respecto, el director técnico, que además es devoto de la Virgen, soltó una frase corta y contundente: “Fue una locura qye nos sobrepasó a todos”.
Por último, y a modo de autoconvencimiento, aseguró que hoy vive el fútbol “más relajado que cuando estaba en Colón”. Un Sciacqua más aplomado y diferente al que alguna vez pasó dos noches sin dormir porque no sabía cómo asimilar que iba a sacar al Polaco Bastía de la formación titular.
