Esta semana la Legislatura modificó una ley por la cual autoriza a los municipios a usar dos mil cámaras policiales para labrar multas de tránsito.
En la ciudad de Córdoba esto tendrá un gran impacto, porque la Municipalidad solo tiene 36 cámaras para controlar y pasará a tener 1.135 dispositivos para poder mirar y sancionar las infracciones que se cometen en su jurisdicción.
La modificación de la ley 9380 implica un salto significativo porque hasta ahora las imágenes captadas por esas cámaras policiales solo podían ser usadas para perseguir delitos, previa autorización de la Justicia.
Desde ahora, todo lo que capten esas cámaras también podrán ser usadas por la Municipalidad de Córdoba para labrar multas de tránsito, las 24 horas del día, toda la semana. Es decir, estarán a disposición de los jueces de Faltas para perseguir infractores.
El oficialismo explicó que el manejo de las cámaras y la grabación de las imágenes seguirán a cargo del Ministerio de Seguridad.
Pero desde la oposición no objetan el funcionamiento del sistema sino quiénes tendrán acceso a todo eso.
Por ejemplo, una duda es si las imágenes que capturen las cámaras policiales podrán ser observadas por empleados municipales o si sólo podrán ser requeridas por un juez de Faltas.
Desde hace años, Londres es de la ciudades que cuenta con más de 10.000 cámaras de video en sus calles, la mayoría de ellas provistas por el Ministerio del Interior.
Además de aquellas que dependen del gobierno, se estima que en Londres hay unas 500.000 cámaras, casi todas de propiedad privada, dedicadas a la videovigilancia. En todo el Reino Unido hay unas 4.200.000 cámaras, a razón de una cada 14 habitantes.
Es decir, un sistema de cámara que todo lo ve, superando las predicciones del Gran Hermano imaginado por George Orwell en su novela "1984".
Esas miles de cámaras de seguridad ya instaladas en rutas, calles de ciudades y suburbios, puertos y estaciones de servicio, transmiten día y noche, durante los 365 días del año.
¿Cómo le fue hasta ahora con ese sistema?
En algunos casos esas cámara han permitido esclarecer desde robos comunes hasta atentados terroristas.
Pero hay quienes, sin embargo, cuestionan la efectividad de dejar la seguridad en manos de este "Gran Hermano".
El barrio de Brent, por ejemplo, bajó su índice de criminalidad el 25,9 por ciento aunque cuenta "sólo" con 164 cámaras.
Este logro parece haber sido resultado de, simplemente, haber mejorado la iluminación de las calles.
A esta altura del partido no se pueden negar las amplias posibilidades que otorga la tecnología y su impacto en la vida cotidiana, por ejemplo en materia de seguridad.
Aunque las cámaras estén disponibles, la videovigilancia necesita transparencia para evitar algunos problemas.
Hoy, en La Voz, el abogado Gaspar Pisanu advierte que “no sabemos cómo se van a eliminar los datos personales y sensibles; no está claro qué hará el Estado con la información que recabe; tampoco sabemos qué software usará, quién será el proveedor, qué podrá hacer ese proveedor con los datos”.
Por eso es muy importante el uso municipal responsable de las cámaras, asegurando un acceso limitado a esas imágenes y garantizando la protección de los datos personales que surjan de ellas.
Ahora el municipio llamará a licitación para contratar el software, que en base a las imágenes de las cámaras, detectará de manera automática lo que se quiera controlar.
Toda incorporación tecnológica implica riesgos, pero hay que evitarlos.
Porque como ya hemos dicho, nunca van a alcanzar los inspectores de tránsito que hay en Córdoba para controlar a los que circulan por el carril de los colectivos, a los que cruzan en rojo, a los que estacionan en doble fila, en las paradas de colectivos o sobre rampas para discapacitados, a los que giran en U, a los que exceden la velocidad permitida, etc.
Para controlar todo eso, además de monitorear los basurales a cielo abierto o los volcamientos ilegales y muchas infracciones más en una ciudad de la extensión que tiene Córdoba, no alcanza ni todo el personal municipal.
Es imposible.
Toda incorporación tecnológica implica riesgos, pero hay que evitarlos.
Será clave para empezar a salir del caos de tránsito en el que vivimos desde hace años y del que no salimos porque siempre ganan las objeciones.
¿Será distinto esta vez?
¿Serán las cámaras un elemento para ayudar a una mejor convivencia entre los que habitamos esta ciudad?
