Hace diez, días, al anunciar la cuarentena estricta para el AMBA, el presidente Alberto Fernández confirmó un tercer pago del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), pero aseguró que solo se daría para el Área Metropolitana de Buenos Aires y para Chaco.
Se especulaba que Córdoba podría quedar incluida en el selecto grupo que seguirá recibiendo el IFE, y hasta algunos funcionarios provinciales confiaban en el buen diálogo entre Nación y Provincia.
Pero el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, le confirmó a La Voz que esa ayuda sólo se mantendrán en las regiones en fase 1 de la cuarentena. Es decir, Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), Chaco, algunas zonas de Neuquén y de Río Negro.
Con lo cual, Córdoba queda afuera del plan asistencial que implementó el Estado nacional cuando se decretó la cuarentena.
Cuando digo Córdoba, me refiero a las 651 mil personas que este mes cobrarán la segunda cuota del plan pero que desde agosto se quedarán sin los 10 mil pesos que la mayoría utiliza para comprar comida, generalmente en los almacenes de barrio.
En total, a nuestra provincia dejarán de llegar 6.500 millones de pesos.
Para esos cordobeses, los 10.000 pesos del IFE son un ingreso muy importante en medio del derrumbe económico. Silvia Quevedo, de Barrio de Pie, le decía al periodista José Busaniche en Perfil, que ellos no consideran que deba ser una asistencia permanente, pero "se tiene que mantener durante esta emergencia".
El argumento de la Nación es que la ayuda únicamente seguirá en aquellos distritos que continúan con una cuarentena estricta y no el resto y que dejen de recibirlo las zonas que hayan podido reactivar su economía.
La semana pasada, Córdoba salió del aislamiento y pasó al distanciamiento.
¿Pero en serio alguien puede pensar que por salir del aislamiento y pasar al distanciamiento automáticamente la economía se reactiva?
¿Alguien puede decir seriamente que las familias que recibían esas migajas del Gobierno ya no las van a necesitar para comer?
¿Quién puede sostener que esos cordobeses que estaban en la emergencia ya no lo están?
Ir flexibilizando actividades, como viene haciendo nuestra provincia, no significa directamente una reactivación de la economía: la industria, la construcción y el comercio todavía están por el piso.
Quizá el ministro Arroyo no sepa la realidad de Córdoba. Pero debería saberla: primero porque es un ministro nacional y por lo tanto es su responsabilidad y segundo porque Córdoba no difiere tanto de la realidad que vive el resto del país, por más flexibilizada que esté.
Como botón de muestra, desde Barrios de Pie cuentan que en 100 días de pandemia entregaron 100 mil viandas familiares.
O hay que ver la realidad de los comedores, donde ahora llega gente que antes comía en su casa. Por eso donde antes de la pandemia comían 60 chicos hoy hay 400 familias enteras.
Córdoba no volvió a la normalidad, y para mucha gente, volver a la normalidad significa volver o seguir con el techo de nailon, al piso de barro y a la falta de agua potable.
Yo imagino que Córdoba le advertirá a la Nación que pasar del aislamiento al distanciamiento no significa salir de la pobreza y de la indigencia.
¿El Gobierno de Córdoba no puede decir nada de este tijeretazo a la ayuda social?
¿Los diputados y los senadores nacionales de Córdoba no van a levantar la voz en representación de esa pobre gente que necesita que la ayuda nacional siga llegando?
Se ve que el buen diálogo institucional entre Provincia y Nación no alcanzó para evitar semejante ajuste para los que menos tienen.
El Gobierno Nacional se ataja diciendo que evalúa la creación de un “ingreso básico universal” destinado a desocupados, para cuando pase la pandemia.
De todas maneras, la cantidad de beneficiarios sería muy inferior a la de los nueve millones que recibieron el IFE en todo el país.
Ese potencial plan alcanzaría a unos 250 mil cordobeses, es decir, la tercera parte de los que hoy reciben el IFE.
Mientras ese plan nacional está en estudio para después de la pandemia, hoy los sectores más castigados por la recesión están sufriendo además los efectos de la caída de la actividad por la pandemia y la cuarentena.
Veremos si esta semana el Gobierno Nacional confirma el recorte del IFE porque hubo mucha queja de los gobernadores de Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca y Santiago del Estero. Si hasta evalúan impulsar una declaración o medida desde el Congreso para darle más volumen al planteo.
No parece justo quitarle a Córdoba y al resto de las provincias semejante ayuda social en medio de tamaña emergencia.
Y además, estaríamos ante una manifiesta contradicción de un Estado que de tanto decir que está presente, decide estar ausente en el momento más crítico para millones de argentinos.
