La vida es circular.
Lionel Scaloni puede dar fe.
Con dos amistosos en Estados Unidos, en septiembre de 2018, el Gringo de Pujato inició su ciclo como entrenador de la selección argentina. Como interino, eso sí. Y le fue bastante bien: se estrenó con un 3-0 ante Guatemala en Los Ángeles y la siguió con un 0-0 frente a Colombia en Nueva Jersey.
Hoy, 4 años después, también en septiembre, también en Estados Unidos, también contra rivales de la CONCACAF, Lionel Scaloni afrontará sus últimos dos amistosos previos a la Copa del Mundo de Qatar. Incluso uno de ellos, el segundo ante Jamaica, se disputará en Nueva Jersey como aquel ante Colombia.
Ya no es interino Scaloni. Tiene dos Copas América disputadas, una clasificación al Mundial conseguida con holgura, un título de campeón que añorábamos desde hacía 28 años, ante Brasil en el Maracaná. Y otro título, la vieja Copa Artemio Franchi, ante Italia en Wembley. Y además, como si fuera poco, un invicto sobre el lomo de 33 partidos, que es marca record para nuestro representativo y está a sólo 4 de serlo en todo el mundo. Debería ocurrir una hecatombe para que Argentina no estire a 35 este invicto.
Aunque Scaloni no quería afrontar el partido pendiente ante Brasil, sí buscaba rivales de mayor fuste, pero la AFA no se los consiguió y deberá conformarse con Honduras y Jamaica.
En este informe, vamos a repasar qué ocurrió en el medio, entre esos dos septiembres, el de 2018 y el de 2022.
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Bien, ya se sabe: el arranque de este ciclo no estuvo precedido por las mejores circunstancias, antecedentes ni actitudes. Después de una carrera destacada de casi 18 años en Europa, Lionel Scaloni había comenzado a trabajar como entrenador con juveniles en Mallorca, donde vivía. En 2017, Jorge Sampaoli lo sumó a su cuerpo técnico cuando asumió en Sevilla por una promesa que le había hecho a Angel Scaloni, el padre de Lionel, quien había movido sus hilos un año antes para que Sampa fuera el entrenador de la Lazio. Por otro lado, Casilda y Pujato, las ciudades natales de ambos, están a 10 kilómetros de distancia. De allí se conocían.
Bien, Sampaoli se fue de Sevilla por el llamado de la selección, y allí fue también Scaloni. Durante el convulsionado Mundial de Rusia, Scaloni fue tejiendo buen vínculo con Messi y sus compañeros. Tiene carisma y empatía. A la vuelta del Mundial, como Sampaoli no quería renunciar a su contrato que lo ligaba hasta el Mundial de Qatar, sí, de Qatar, Chiqui Tapia utilizó un artilugio berreta: lo mandó a dirigir el Torneo de L’Alcudia, en Valencia, donde compiten selecciones sub 20. Lógicamente, Sampa se negó, entendió el mensaje, terminaron arreglando los números y ese compromiso lo asumió Scaloni. Alguna gente del fútbol y muchos opinólogos le endilgaron a Scaloni poco apego a los códigos por no irse con su jefe. Scaloni lo conocía a Sampaoli hacía menos de 2 años, y la relación nació de compromiso, esa es la verdad.
Scaloni salió campeón en L’Alcudia y ante la duda, o la negativa, o la falta de interés del presidente de la AFA, nunca lo sabremos, por los candidatos de renombre, con Simeone y Gallardo a la cabeza, Chiqui Tapia le dio a Scaloni la posibilidad de dirigir los 6 amistosos FIFA que se disputaban hasta finales de aquel 2018.
Scaloni captó el sentir popular y se propuso meter mano. Renovar. El viernes 7 de septiembre, en Los Angeles, en su estreno en la mayor, hizo debutar a once futbolistas. Cinco como titulares: Jerónimo Rulli, Renzo Saravia, Exequiel Palacios, Gio Simeone y el Pity Martínez. En el segundo tiempo entraron otros 6 debutantes: Ascacibar, Matías Vargas, Alan Franco, Walter Kanemann, el Mudo Vázquez y Franco Cervi. Dieron el presente aquella noche cuatro hombres que estarán en Qatar: Pezzella, Tagliafico; Lo Celso y Paredes. El primer gol del ciclo Scaloni lo convirtió el Pity Martínez de penal, Lo Celso puso el 2-0 y el hijo del Cholo Simeone metió el 3-0 antes de terminar el primer tiempo. Ese fue el resultado final.
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Cuatro días después, en el 0-0 con Colombia, le dio pista a otro futbolista nuevo: Rodrigo Battaglia, que terminó siendo la figura
En la segunda tanda de amistosos, en octubre, en el 4-0 a Irak debutó Rodrigo De Paul, y Lautaro Martínez convirtió su primer gol en la selección. Cinco días después, también en Arabia, llegó la primera derrota: 0-1 con Brasil en el minuto 94 después de un cruce muy parejo. Fue el último partido de Chiquito Romero en el arco albiceleste.
La doble fecha de noviembre incluyó sendos amistosos ante México, uno en Córdoba y otro en Mendoza, y se resolvieron con resultados idénticos: 2-0 para los nuestros. Se estrenaron Juan Foyth, Gastón Giménez y Paulo Gazzaniga. Hay nombres que, con la vorágine del fútbol, uno se olvida.
De este modo, se cerraba un interinato más que productivo: 4 victorias, un empate y una derrota, con 11 goles a favor y sólo uno en contra. Y con 16 caras nuevas. Ese combo de resultados, recambio reclamado y buena relación con los jugadores, llevaron al presidente de la AFA a confirmar a Scaloni hasta la Copa América de 2019, con la opción de prorrogar el vínculo por un año más, hasta la Copa América de 2020.
El peor partido del ciclo Scaloni fue justamente el primero como entrenador confirmado. ¡Por suerte para él no había sido el último de su etapa como interino! Se jugó el 22 de marzo de 2019 en el campo del Atlético de Madrid, el Wanda Metropolitano, aunque para algún comentarista distraído se trató del Wanda Nara.
Fue el regreso de Messi a la selección tras el Mundial. ¿El rival? Venezuela. Perdimos 3-1. Scaloni arrancó con una defensa de tres, con Gabriel Mercado de líbero. Debutaron Lisandro Martínez, Domingo Blanco, Matías Suárez y Gonzalo Montiel.
A los 3 días, llegó un pequeño alivio para espantar cualquier fantasma: un 1-0 ante Marruecos, con gol de Angelito Correa sobre el final, ante un viento imposible. Debutaron Iván Marcone, Matías Zaracho, Juan Musso y Esteban Andrada. No, si algo que hizo Scaloni fue probar jugadores.
Antes de la Copa América en Brasil quedaba el partido de despedida, el que se utiliza para cargar de ilusión a los hinchas y de confianza a los jugadores: fue un 5-1 a Nicaragua (siempre viene bien un rival de Centroamérica) con dobletes de Messi y de Lautaro en San Juan.
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La Copa América 2019 fue el debut en una competencia oficial para Scaloni. Y podría haber sido también su despedida. Argentina arrancó perdiendo 2-0 contra Colombia. Volvía Ángel Di María al equipo y era reemplazado en el entretiempo. Contra Paraguay, en el segundo compromiso, Armani le atajó un penal a Derlis González en el segundo tiempo, con el partido 1-1. Una derrota hubiera significado un regreso prematuro a casa. Tras la igualdad, llegó el 2-0 a Qatar en la última fecha, el 2-0 a Venezuela en cuartos y la caída en semifinales por 2-0 ante Brasil con un VAR muy polémico que no revisó dos penales no cobrados a nuestro representativo.
El partido por el tercer puesto, ese que nadie quiere jugar, marcó dos singularidades: por un lado, la pelea de Messi con Gary Medel, su expulsión y la posterior declaración contra la mafia de Conmebol, a lo “Maradona”. Por el otro fue el puntapié inicial de un invicto que se conserva hasta el día de hoy. Aquel 6 de julio de 2019 el Kun Agüero y Paulo Dybala convirtieron para el 2-1 sobre la Roja.
Tras esa Copa, todavía había dudas sobre el nuevo conductor. En la gente, en el periodismo y hasta en el propio Tapia, quien decidió ratificarlo en el cargo hasta fin de año, con los 6 amistosos que aún quedaban por disputarse en ese 2019. Pero César Menotti, que algo sabe del trabajo a largo plazo, le sugirió a Tapia, desde su rol de manager, que lo respaldara hasta el final de las Eliminatorias. Y eso hizo.
La primera tanda de amistosos, en septiembre de 2019, arrancó con un 0-0 ante Chile y los debuts de Martínez Quarta, Nicolás Domínguez y Alexis Mac Allister. Y se completó con un 4-0 a México, con un triplete de Lautaro, ya consolidado definitivamente como 9 de Scaloni y dos estrenos más: los de Leonardo Balerdi y Adolfo Gaich. Al igual que en su primera tanda de 6 amistosos, Scaloni quería seguir mirando y buscando. Los utilizaban como banco de pruebas.
En octubre tocó un examen de los complicados: Alemania en Dortmund. Nuestro eterno verdugo se puso 2-0 a los 22 minutos de partido, había olor a hecatombe, pero Argentina se repuso y consiguió empatar por dos Lucas: descontó Alario y a cinco minutos del final Ocampos puso el 2-2, en su estreno en la Selección.
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A los cuatro días, en Elche, la selección se despacharía con un 6-1 sobre Ecuador, con un gol de Alario y otro de Ocampos otra vez y el debut de otro que estará en Qatar: Nicolás González.
En noviembre llegó al fin la primera victoria del ciclo sobre Brasil. Fue en Arabia, por 1-0, con un gol de Messi en el rebote del penal que le había atajado Alisson. Leo regresaba a la selección luego de los tres meses de suspensión que le había dado la Conmebol por sus declaraciones explosivas en la Copa América. Tres días después, el propio Messi, de penal, salvaba el invicto convirtiendo el 2-2 con Uruguay en el minuto 92.
En octubre de 2020, después del largo parate por la pandemia, Scaloni tuvo su estreno en las eliminatorias con dos victorias: 1-0 a Ecuador y 2-1 a Bolivia en La Paz, donde Argentina no ganaba desde hacía 15 años. Esa tarde, Scaloni se abrazó con Lautaro en el festejo del empate. El propio entrenador eligió ese momento como uno de los más especiales de su ciclo.
La Eliminatoria siguió bien en noviembre, con un 1-1 ante Paraguay y un 2-0 sobre Perú en Lima, y ya en junio de 2021, en la doble fecha previa al inicio de la Copa América, Argentina cosechó sendos empates ante Chile en el Madre de Ciudades de Santiago del Estero y frente a Colombia como visitante. En el 1-1 ante la Roja debutaron cuatro futbolistas que irán a Qatar, tres de ellos como titulares: Dibu Martínez, Cuti Romero, Nahuel Molina y Julián Álvarez, los dos últimos ingresando en el complemento.
La Copa América de Brasil marcó un quiebre en el ciclo, porque un título ansiado durante 28 años, y el primero de Messi en la mayor, además, tenía que liberar tanta tensión y angustia acumuladas. Significó la irrupción definitiva del Dibu Martínez, la redención para Angelito Di María, que esta vez pudo jugar una final y la definió, la consolidación como bastonero principal del Diez de Rodrigo De Paul y el armado de un plantel que ofrecía variantes en todos los puestos. Había nacido la Scaloneta.
Con el título conseguido, la selección se soltó y dio verdaderas exhibiciones en las Eliminatorias, como en los sendos 3-0 a Bolivia y a Uruguay en el Monumental. La clasificación a Qatar se logró con holgura, con 4 fechas de antelación.
El 1 de junio de este 2022, en Wembley, Argentina aplastó 3-0 a Italia en la Finalíssima y superó el record de la selección de Basile de 31 partidos invictos. Cuatro días más tarde, Messi se despachó con una que aún no tenía en el álbum personal: 5 goles con la celeste y blanca, para que Argentina le ganara 5-0 a Estonia, último partido de la selección hasta aquí. El invicto llegó a 33, con 22 victorias y 11 empates. Hoy estamos a 4 partidos del mayor invicto en la historia del fútbol mundial: los 37 encuentros sin perder de la Italia de Mancini. Con 35 lo siguen la Brasil de 1993-96 y la España de 2007-09.
Si no ocurre un cataclismo futbolero, la Scaloneta arribará a Qatar con 35 partidos sin perder. Si no es derrotada en la fase de grupos del Mundial se apoderará de una marca inédita.
Pero falta aún para eso. Por lo pronto, sería recomendable que ese invicto no sea motivo de desvelo para jugadores y cuerpo técnico. Que no sea una mochila. Tampoco hay que regalarlo por esa misma razón. Porque el invicto dice algo, no se construyó de casualidad.
Es motivo de orgullo. Y nos impulsa a creer.
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*Texto y narración: Diego Borinsky; Edición: Erika Andújar.
