A un año del histórico título de Colón

Matías Arrieta

Un éxodo histórico de hinchas, un estadio pintado de rojo y negro, una canción viralizada por el mundo y un diluvio inolvidable fueron el marco de una fecha que pudo ser eterna y terminó siendo triste. Una tormenta perfecta que hizo recordar a otras finales dolorosas. La de 1989 ante el clásico de toda la vida o la de la movilización histórica al Chateau Carreras contra Banfield; dos derrotas que frustraron ascensos a Primera.

La final de la Sudamericana en Asunción del Paraguay y ante Independiente del Valle parecía ser la secuela de una película que siempre tenía el mismo final. Encima, por abocarse al certamen internacional, Colón descuidó el torneo local y se complicó seriamente con el promedio.

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Lavallen se fue y en su lugar vino un héroe conocido: Diego Mario Francisco Osella. Pero esta vez, ya sin los súperpoderes con los que supo hacer una campaña titánica con una camada de pibes. Su segundo ciclo como DT de Colón duró muy poco.

El panorama era cada vez más negro y al presidente sabalero José Vignatti no le quedó otra escapatoria que ir a buscar a otro viejo conocido y aceptar ciertas condiciones. Eduardo Domínguez volvió así a calzarse el buzo rojinegro.

El inicio de la pandemia le vino como anillo al dedo al club del barrio Centenario. El fútbol se paró y el Barba tuvo tiempo para armar el equipo que pretendía. Para colmo, la Liga Profesional decidió suspender los descensos. Una bocanada de aire fresco para un plantel que estaba con la soga al cuello.

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Cuando la pelota volvió a rodar, la Copa Maradona fue la primera muestra de que algo había cambiado. Los de Domínguez terminaron punteros en su grupo con comodidad. Sin embargo el equipo se quedó sin nafta en la Fase Campeonato y los resultados no aparecieron en el momento más importante de la competencia.

La siguiente Copa de la Liga Profesional de Fútbol arrancó con un sabalero indomable. Cinco jugados, cinco ganados (Central Córdoba, San Lorenzo, Banfield, Aldosivi y Estudiantes). Doce goles a favor y uno sólo en contra. "Le podemos jugar de igual a igual a cualquiera y los futbolistas lo perciben", dijo Domínguez tras aquella seguidilla.

El invicto se estiró tres fechas más con dos empates y un triunfo ante Platense. Las únicas dos derrotas vendrían después: 3 a 2 contra River en el Monumental y jugando con uno menos; y 2 a 1 con Racing en Avellaneda con un polémico gol en offside de la Academia en el último minuto.

Ya estando clasificado, el Rojinegro cerró la fase inicial con dos partidos de local. Triunfo 2 a 0 ante un alicaído Arsenal y empate 1 a 1 en el clásico con Unión. Un resultado que dejó un sabor agridulce en el hincha. Con la misma sensación se fue Facundo Farías esa noche: "Nos vamos con el sabor amargo de no haber ganado pero con lo lindo de haberlos dejado afuera mientras nosotros seguimos en el campeonato".

Talleres fue el primer rival de la fase final. El equipo del Cacique Medina fue una tromba y el sabalero aguantó hasta llegar a los penales. La figura de Leonardo Burian volvió a agigantarse en esa instancia. Le atajó el penal a Rafael Pérez y le dio la chance a Luis Miguel Rodríguez de liquidarlo desde los doce pasos.

En semifinales, llegó Independiente, dirigido por Julio César Falcioni, actual entrenador sabalero. El Negro borró de la cancha al Rojo: 2 a 0 y pasaje derecho a la final. “Merecemos estar acá” esbozó un emocionado Domínguez después del encuentro.

4 de junio de 2021. La fecha que quedará marcada para toda la vida. Con sorprendente autoridad Colón goleó 3 a 0 a Racing y desató desde San Juan una interminable fiesta en Santa Fe. El relato final de Nicolás Mai en la transmisión de La Central Deportiva (Cadena 3 Santa Fe) emocionaba: "Por los que están, por los que ya no están. Por los que sufren, por los que sienten a Colón como un familiar más. Esta noche demoró en llegar y es para los que creían y para los que no". Mientras tanto, en el campo de juego, el Pulga gritaba ante los micrófonos de la televisión "no hay plata que compre esto, la gloria no se compra".

En medio de la pandemia, una de las hinchadas más convocantes del fútbol argentino, rompió el distanciamiento social y salió a las calles a festejar lo que esperó durante 116 años. Lo intentaron grandes futbolistas como Cococho Alvarez, la Chiva Di Meola o el Bichi Fuertes. Otros incluso estuvieron muy cerca de lograrlo como Saralegui o Cristian Castillo. Pero fueron Burian, Aliendro, Lértora, Bernardi, el Pulga y compañía los que alcanzaron la primera estrella en el firmamento sabalero. Y como toda primera vez, será inolvidable.

Texto y edición de Matías Arrieta.