Belgrano y Talleres. Talleres y Belgrano. Dos nombres. Dos equipos. Dos pasiones. Un estadio. Una ciudad. Un clásico.
Esta tarde, a eso de las 19.30, cuando las luces del sol comiencen a esconderse por el horizonte y le abran paso a la noche del sábado, Córdoba se paralizará por el duelo mayor de la provincia. El que protagonizarán “piratas” y “matadores”. El que nunca es un partido más, y el que, además, tuvo en esta ocasión condimentos de novela. Todos sabemos lo que significa, pero…¿quién llega mejor?
El clásico entre Belgrano y Talleres tuvo mucho run run. Estaba pautado originalmente por la Liga Profesional a las 22, pero el baile de la Mona Jiménez casi a la misma hora en el Kempes y las cuestiones de seguridad levantaron polvareda. Sin embargo, la postura del ente organizador parecía inflexible.
El Ministerio de Seguridad de Córdoba abogaba por un cambio de día u hora. Y comenzaron las tensiones. De un lado, el argumento de la seguridad. Del otro, el de la “planificación”, los intereses de la televisación y los negocios que rodean al fútbol.
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Al final del camino, tras varios idas y vueltas y páginas escritas a lo largo de los días, se llegó a un acuerdo: Talleres y Belgrano jugarán hoy a las 19.30. Y, entonces, aparece la hora de hablar de lo que más importaba en esta historia: el fútbol.
El local, Belgrano, tiene justamente el aliciente de ser local y jugar en un estadio plagado de corazones celestes, algo que para su capitán, Santiago Longo, es un plus.
“El Pirata” había arrancado mal el torneo. Pero mal en serio, como hace mucho no pasaba: derrota con Estudiantes en el debut, empate con San Lorenzo, caídas con Newell’s y Godoy Cruz y una nueva igualdad ante Platense. Y, en el medio, una dolorosa e inesperada eliminación prematura de Copa Argentina ante Mitre de Santiago del Estero.
El barco “pirata” tambaleaba. Y parecía casi hundido cuando, el pasado lunes, Sergio Quiroga puso en ventaja a Sarmiento de Junín en el Gigante de Alberdi. Y ahí, en ese momento, cuando la noche era más oscura, se vino el día en el corazón celeste. Y llegó el amor propio, la rebeldía, la remontada, el 4-1 y la euforia mezclada con desahogo.
Tras atravesar un mar de dudas, Belgrano llega al clásico con la “T” entonado, con otra cabeza y un envión anímico importante luego de su primera victoria en el torneo, que, de yapa, fue con goleada. Y con un gran aporte de nombres propios surgidos de la cantera, como el propio Longo, Barinaga y un renacido Ulises Sánchez.
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Abajo, en el arco, tiene a un Losada que representa un sostén y una realidad. Y, arriba, cuenta con el desequilibrio de Bryan Reyna y lo que pueda brindar González Metilli, más los goles de su 9: Lucas Passerini.
Además, está un aliviado Farré en el banco, el técnico del inolvidable ascenso a Primera y también el hombre que cambió la historia del fútbol argentino con su gol en la promoción ante River en 2011. Belgrano empezó muy mal, sí, pero parece que llega bien.
Enfrente estará Talleres, que hoy será visitante. “El Matador” se armó para pelear cosas importantes y ser protagonista y tuvo pasajes de alto vuelo en el campeonato, aunque el lunes pasado dio un paso en falso ante Barracas que siembra algunas dudas.
La “T” arrancó el torneo perdiendo ante Gimnasia, pero al toque se repuso con dos grandes triunfos: el primero, ante Huracán en el Ducó, y el segundo, un resonante 4-1 sobre el último campeón, Rosario Central, con una sólida producción futbolística.
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Luego, empató en el clásico ante Instituto en el Kempes y se llevó otra valiosa victoria sobre Argentinos Juniors, en un partido en el que había arrancado muy mal pero terminó muy bien, dándolo vuelta sobre la hora de la mano (y el fútbol) de Rubén Botta.
En el arco tiene a Guido Herrera, el capitán y líder del equipo, que es una garantía asegurada desde hace años. Sin embargo, la faceta defensiva es la que está en el “debe” de la “T”, que recibió goles en todos los partidos. Ahí tendrá el desafío de poder armar una estructura sólida abajo para poder sostener los embates de Belgrano.
Del medio para arriba está lo mejor del equipo de Ribonetto: un Juan Camilo Portilla que entró bien en el equipo, la magia de Botta, la velocidad y gambeta de Ramón Sosa y un cúmulo de variantes (con nombres de peso) en el ataque, como Federico Girotti, Gustavo Bou, Alejandro Martínez o Ramiro Ruiz Rodríguez. Y a ellos se suma, claro está, Nahuel Bustos, que, aunque no esté atravesando el mejor momento de su carrera, está acostumbrado a “mojar” en los clásicos.
El técnico es Walter Ribonetto. Sin experiencia, pero con formación, “Tino” está haciendo sus primeras armas en la “T”. Pese a algunas críticas iniciales, el entrenador agarró un fierro caliente, recibió un férreo respaldo de todo el plantel y se anima a soñar en grande en un Talleres que venía muy bien, pero que llega al clásico algo tocado.
Belgrano y Talleres. Talleres y Belgrano. Dos nombres. Dos equipos. Dos pasiones. Un estadio. Una ciudad. Un clásico, que nunca es un partido más. Cada uno con sus armas, sus virtudes y defectos, paralizarán a Córdoba esta tarde. ¿Quién se quedará con el duelo mayor de la ciudad?
Texto y narración: Juan Schulthess / Edición de audio: Agustín González
