Lucharon con todas sus fuerzas para abrirse camino en sus disciplinas y alcanzaron la gloria en más de una oportunidad. Se pusieron metas, las superaron y dejaron su apellido escrito en mayúsculas en el deporte argentino.
Un buen día, hicieron a un lado sus aspiraciones deportivas para cumplir el sueño de ser mamás.
Talentosas y persistentes, desafiaron todo tipo de prejuicios, no esperaron hasta el retiro para vivir un embarazo y volvieron al alto rendimiento.
Son mamás deportistas y viven el desafío constante de combinar la crianza de sus hijos con la competencia internacional.
Subida al podio de Lima 2019, Cecilia Biagioli festejó la obtención de una nueva medalla y se la dedicó, con lágrimas en los ojos, a su pequeño Joaquín.
"Decidir el momento para ser mamá fue complicado. Hablamos con mi marido que después de los juegos de Londres iba a parar y ahí nomás vino Joaco. Disfrutar de la maternidad y volver al alto rendimiento fue complicado, pero lo puedo ir manejando. Los primeros años fueron difíciles, pero ahora es un angelito y eso me motiva para seguir", destacó en diálogo con Cadena 3.
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Cecilia entrena en doble turno, todos los días, todas las semanas. Medallista panamericana y con cuatro Juegos Olímpicos en sus espaldas, la meta es clara: Tokio 2020.
La cuestión nunca fue simple. Llevar adelante sus aspiraciones deportivas significó una prueba constante de carácter, perseverancia y tenacidad.
Participó en cuatro Juegos Olímpicos: Sydney 2000, Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012. Después de la experiencia olímpica en la capital china, la cordobesa tocó fondo y hasta se planteó dejar la natación. Pero apoyada por su familia, decidió seguir entrenándose y fue en ese momento cuando se animó a probar con las aguas abiertas.
Y comparó: "Un hombre puede seguir en el alto rendimiento y no necesita parar para tener un hijo. En mi caso me cambió muchísimo, a nivel metabólico por ejemplo. Tengo una fortaleza mental que antes no tenía y a nivel cuerpo me cambió. El agua casi no la dejé".
Así, en sus siguientes Juegos Olímpicos, en suelo británico, compitió en las dos disciplinas y terminó entre las mejores 20 de los 10 kilómetros de aguas abiertas y de los 800 libre de pileta.
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Mientras se hacía camino en el agua, dentro suyo iba creciendo lentamente el deseo de ser mamá y un buen día decidió arriesgar su carrera deportiva para cumplir junto a Fernando el anhelo de tener un bebé.
En mayo de 2013 nació su hijo Joaquín, pero eso no le sacó las ganas ni las energías. Volvió rápido al agua y comenzó el camino hacia Río de Janeiro 2016, pero una hipotermia la obligó a abandonar la competencia en el Preolímpico de Portugal meses antes de esos Juegos y el sueño de su quinta experiencia olímpica tuvo que esperar.
Ahora, a los 34 años ya piensa en Tokio 2020, donde quiere ponerle el broche de oro a su increíble carrera. Mientras tanto acompaña a Joaco en sus primeras brazadas en la pileta.
Carla Rebecchi, una leona que volvió
En los Panamericanos de Lima, Las Leonas se quedaron con el oro y Carla Rebecchi con la certeza de que volver a las canchas había sido la decisión correcta.
Dos años antes había comunicado en una carta el final de su carrera con la Celeste y Blanca luego de tres mundiales y tres Juegos Olímpicos ¿El motivo? Quería ser mamá.
Mientras cursaba el embarazo con la compañía de su esposo Jorge Lombi, referente del hockey masculino, nunca se alejó de su pasión. Seguía cada partido de sus ex compañeras sin despegarse del televisor.
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Apenas un año después del anuncio de su retiro nació Vera y Carla decidió jugarse todo por volver a la alta competencia. Allí surgieron los miedos y las dudas. ¿Sería capaz de volver en el mismo nivel?
En ese sentido, recordó: "Cuando tomé la decisión de retirarme, no lo hice pensando que iba a volver. Me había casado hacía tres años y tenía muchas ganas. Nunca le cerré las puertas porque no sabía qué iba a pasar después".
"Durante el embarazo siempre seguí a las chicas por la tele y las fui a ver algunas veces. La realidad es que me pude acoplar bien al equipo y adaptarme bien. Quizás el miedo era no poder volver a tener un buen nivel para jugar en alto rendimiento, soy muy exigente con eso", subrayó.
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La medalla y los siete goles en los Juegos Panamericanos zanjaron la cuestión y Carla es una de las grandes esperanzas de Las Leonas para Japón 2020.
Si bien dejar a Vera se convirtió en una misión bastante difícil, con Jorge formaron un gran equipo que le permite irse de casa tranquila.
Talentosas y persistentes, desafiaron todo tipo de prejuicios, no esperaron hasta el retiro para vivir un embarazo y volvieron al alto rendimiento.
Son mamás, deportistas y campeonas y Tokio 2020 las espera con los brazos abiertos.
