El juego se pude analizar, discutir y debatir hasta el infinito, pero los resultados mandan, son inapelables. Los títulos no se discuten y se festejan. Desde que el fútbol es fútbol, sale campeón uno solo. No hay vueltas para el resto.
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Boca cerró el año como lo había empezado: levantando una copa. En el medio cambió de técnico, fueron y vinieron jugadores, quedó afuera de la Libertadores dos veces, eliminó a River dos veces y llegó a estar 24 de 26 en el campeonato.
Después de ganar la Superliga con el plantel que había heredado de la gestión Angelici, el Boca de Riquelme arrancó el 2021 con un empate contra River en la Bombonera, que sería clave para llegar a la final de la Copa Maradona.
Antes de la vuelta olímpica en San Juan, los "Xeneizes" sufrieron uno de los golpes más duros de la temporada: Santos lo sacó de la Libertadores con una goleada en Brasil. Cuatro días más tarde, el equipo de Russo se levantó y ganó por penales contra Banfield.
Enero les dejó a los "bosteros", como le gusta decir a Riquelme, un sabor agridulce: el gran objetivo era la séptima, pero tuvieron que conformarse con una competencia local. La vuelta de página lo encontraría a Boca peleando la Copa de la Liga.
Otra vez apareció River en el camino. En un contexto anormal por los contagios de Covid en el plantel "Millonario", Boca aprovechó la oportunidad, ganó por penales y eliminó a Gallardo en un mano a mano después de haber perdido cinco consecutivos.
El empujón de sacarse de encima al rival de toda la vida no repercutió en un mejor nivel de juego del equipo. Un Boca pálido no pasó del 0 a 0 con Racing en semifinales de la Copa de la Liga y los penales le pusieron un freno al momento.
Las luces de alerta estallaron después de la serie contra Mineiro. Hasta la fecha, Riquelme insiste con la idea de que Boca ganó los dos partidos, pero no los dejaron avanzar a cuartos de final. La realidad lo despertó de nuevo afuera de la Libertadores.
Cuando Russo pendía de un hilo, otra vez apareció River. En el mano a mano de la Copa Argentina, Boca hizo su negocio, aguantó los 90 minutos y no falló donde habitualmente no falla: en los penales. Segunda eliminación al clásico rival en tres meses. Nada mal.
Como si estuviera en un bucle del que no podía escaparse, Boca seguía sin encontrar un estilo de juego confiable y Miguel Ángel Russo tuvo que dejar su cargo después de haber ganado solo 1 partido de 16.
Sebastián Battaglia, que dirigía la Reserva, asumió como nuevo técnico de Boca. El arranque fue alentador: 8 fechas sin perder, el pase a semifinales de la Copa Argentina y la aparición de muchos pibes en el primer equipo eran buenos síntomas.
Todo venía en alza para el ciclo Battaglia hasta que River le dio un cachetazo de fútbol en el Monumental, aunque le hizo precio en el resultado. Los nubarrones de dudas volvieron a cubrir el cielo del mundo Boca.
Sin chances de pelear el campeonato, para los "Xeneizes" el objetivo pasó a ser entrar a la Libertadores del 2022. La Copa Argentina apareció como el camino más directo. En noviembre, tras dos derrotas, Boca se recuperó, eliminó a Argentinos y llegó a la final de la Copa.
Antes de la definición contra Talleres, de nuevo surgieron los rumores sobre la continuidad de Battaglia y el futuro de algunos jugadores. Boca llegó a Santiago del Estero con tres fechas sin ganar y otra derrota en un clásico: 0-1 con Independiente.
El balance del año "Xeneize", además de las dos eliminatorias ganadas frente a River, también debe incluir un detalle preocupante: no ganó ninguno de los 10 partidos que jugó contra los otros cuatro grandes.
Nadie se acordará de la floja final que Boca jugó con Talleres, casi no pateó al arco y terminó aguantando el resultado con un hombre menos hasta llegar a los penales, pero ganó. Ganó por penales, como tantas veces, y le sacó lustre a su chapa histórica.
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Dos detalles definen lo que fue Boca, primero con Russo y después con Battaglia, durante la Copa Argentina 19/20: le hicieron 1 solo gol en 6 partidos y convirtió los 13 penales que pateó en las tres definiciones que jugó.
Agustín Rossi fue una de las grandes figuras del campeón: atajó un penal en cada serie, contra River, Patronato y Talleres. Su caso resume, como pocos, los momentos de Boca: a veces está arriba, muy arriba, otras abajo, muy abajo, y cada tanto sufre una tormenta de dudas.
Los resultados del Boca de Riquelme son indiscutibles: tres títulos en dos años y un par de eliminaciones a River. Pero el juego del Boca de Riquelme es muy cuestionable. ¿Alcanza? ¿Es suficiente para calificar el 2021 como un gran año o está obligado a más?
