En la conferencia de prensa que marcó su presentación oficial como nuevo entrenador de Boca, Jorge Almirón se mostró tranquilo, como siempre. Supo esquivar un par de preguntas espinosas, no dio detalles sobre su opinión del plantel y mantuvo una sonrisa constante en el rostro. Aún así, los periodistas le dejaron bien claras las reglas del juego: aunque Almirón vio el partido contra Colón desde la tribuna, tuvo que dar explicaciones de la derrota, sin haber dirigido ni siquiera una práctica. La exigencia fue su bienvenida al mundo Boca.
El ahora técnico “xeneize” agradeció públicamente a Juan Román Riquelme por convocarlo y permitirle saldar una cuenta pendiente en su carrera. Luego de una danza de nombres que incluyó al “Tata” Martino, Diego Martínez, Felipao Scolari y hasta Carlos Bianchi, la elección de Almirón sorprendió a más de uno. Lo que cuestionaron algunos hinchas no fueron las credenciales del entrenador, sino el momento profesional que atraviesa. Nadie duda de sus capacidades, pero hace ya varios años que no aparece su mejor versión.
El auge de la carrera de Jorge Almirón sucedió en las temporadas 2016 y 2017. Lanús fue el equipo en el que mejor plasmó su idea, con una lista de jugadores que quedarían en la historia del club: Diego Braghieri, Maxi Velázquez, Iván Marcone, Miguel Almirón, “el Laucha” Acosta, “Pepe” Sand… un equipazo. “El granate” mostró un gran nivel de juego, agresivo y contundente, y lo capitalizó en el campeonato de Primera División 2016. Fue el primer título de Almirón como director técnico.
El equipo supo aprovechar la racha para seguir sumando títulos, y se quedó con la Copa Bicentenario ante Racing y una Supercopa Argentina contra el River de Gallardo. Aún así, el gran objetivo del entonces campeón del fútbol argentino era el plano internacional. Lanús realizó una campaña extraordinaria en la Copa Libertadores 2017 y se quedó a las puertas de la gloria máxima, que el poderoso Gremio de Brasil le arrebató en el duelo final. Tras la derrota, Almirón decidió alejarse de la institución, ovacionado por los hinchas, para tener su primera experiencia en Europa. Desde entonces, su carrera fue muy irregular.
El inicio de su camino como técnico tampoco fue sencillo. Dirigió varios años en México, donde se retiró como futbolista. Obtuvo buenos resultados en Godoy Cruz y Defensa y Justicia, ya en el país. Pero el primer gran desafío de su carrera fue en un gigante del fútbol argentino que, además, era el club de sus amores: Independiente de Avellaneda. Hugo Moyano lo convocó en 2014 con el club recién ascendido, y Almirón se presentó como un hincha más.
A pesar de ganar su primer clásico ante Racing y de realizar una buena campaña en el arranque, la historia no tuvo el final esperado. El punto de quiebre en la relación con la gente fue cuando apartó del club al “Pocho” Insúa y “el Rolfi” Montenegro, ídolos que se fueron con duras críticas al entrenador. La gota que rebalsó el vaso, después de un segundo semestre complicado, fue una derrota ante “la Academia” que marcó el fin del ciclo de Almirón en Independiente.
Ya en su etapa “post Lanús”, Jorge volvió a probarse en un grande. Esta vez fue Matías Lammens quien lo convocó en 2018 para intentar enderezar el rumbo de un San Lorenzo que venía peleado con el fútbol y en una grave crisis institucional. Las condiciones del entorno atentaban contra el éxito deportivo, y Almirón no pudo hacer nada al respecto. Más allá del flojo rendimiento del equipo, el club era un caos. En el peor momento, el técnico tuvo que soportar, incluso, que los barras fueran al entrenamiento a “apretar” a sus jugadores.
Su breve y deslucido paso por “el Ciclón” marcó el inicio de un declive en su carrera. Los resultados no volvieron a acompañarlo y la estadística lo comprueba: desde su salida de San Lorenzo y hasta la fecha, no volvió a dirigir más de 6 meses consecutivos en ningún club. En el medio tuvo un segundo ciclo fallido en Lanús, un paso por Arabia Saudita y dos etapas en el Elche español, donde los medios le criticaron su “tranquilidad” en momentos de crisis.
Tras su debut con derrota como técnico “azul y oro”, precisamente ante San Lorenzo, Almirón hizo gala, una vez más, de su ya mencionada tranquilidad. Sabe, sin embargo, que el crédito en Boca dura muy poco y que la necesidad de ganar se presenta como urgente. En unos días, tendrá que parar el equipo para la Libertadores. Y en apenas tres semanas, se viene un Superclásico ante River en el Monumental.
Jorge Almirón conoció, como entrenador, el éxito y los grandes clubes que no pudo alcanzar como futbolista. Debutó a principios de los '90 en el ascenso argentino, tuvo un breve paso por Primera División y desarrolló casi toda su carrera en México, sin grandes hazañas. Pero, curiosamente, el momento que él más recuerda de su etapa como jugador de fútbol sucedió en el mismo recinto que esta noche lo recibirá en calidad de director técnico.
En su juventud, cuando defendía los colores del Deportivo Español, hacerle un gol a Boca en la Bombonera le cambió la vida para siempre. Ahora, Jorge Almirón espera que una nueva alegría en el templo “xeneize” devuelva su carrera como técnico, después de varios años de sequía, a la senda triunfadora que supo recorrer.
Narración: Raúl Monti. Texto: Agustín González.
