Porque el corazón tiene razones que la propia razón nunca entenderá. Porque las necesidades arrinconan aún estando de manos atadas y sin chances de moverse. Porque hay que jugar de cualquier manera para ganar. Porque la vergüenza navegó por la sangre de la dignidad. Y porque la debacle institucional desde 2004 y también deportiva al transitar seis años la tercera categoría del fútbol, asfixiaban como una cucharada de arena, es que Talleres salió al cruce de su crítica realidad para comenzar a ser el que fue.
El 27 de octubre de 2015, Victorio Gabriel Ramis provocó el desahogo más grande, más necesario para la vida de un club que vio la luz después de tanta oscuridad.
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Talleres había descendido por segunda vez al Federal el 25 de mayo de 2014 y hace 5 años comenzó a levantarse definitivamente, para salir del ostracismo del fútbol y transformarse en lo que es hoy: un club con vida propia, jugadores propios, afirmado en Primera y salud institucional.
El gol de “Pipe” ante Sol de América de Formosa, acabó con el sufrimiento y la herida de un año atrás cuando Unión de Mar del Plata primero y Gimnasia de Mendoza después, lo privaron de un ascenso que con la inteligencia de Fassi, la sapiencia de Kudelka y la gota gorda transpirada por ese plantel, logró en 2015.
Talleres llegaba a la definición del Federal “A” con la necesidad de sumar al menos un punto en Formosa para no depender de nadie. Pero se las ingenió para ganar y cerrar una campaña impecable en el llamado Tetradecagonal con 31 puntos en 13 partidos, producto de 9 triunfos y 4 empates. El hincha, fiel compañero, se bancó los viajes, los hinóspitos lugares y hasta las prohibiciones de concurrencia.
La “T” obtuvo el mejor registro de las seis temporadas que le tocó deambular por la tercera categoría del fútbol argentino: 72,11 por ciento de los puntos. Perdió sólo un partido de los 31 de la primera fase, ante Maipú de Mendoza, y además estuvo 15 fechas invicto como visitante para totalizar una tremenda labor en 19 victorias y 11 empates más una derrota en total.
Defensores de Belgrano de Villa Ramallo, el único equipo que podía arrebatarle el primer ascenso, también ganó, pero no le alcanzó. Cuando Defensores, el equipo de Guido Herrera, pasó al frente ante San Martín de Tucumán, Talleres no le permitió permanecer ni dos minutos a sólo un punto del líder. Porque Ramis convirtió y la “T” ante casi cuatro mil almas, mantuvo la diferencia en tres puntos lo que le dio el ansiado ascenso. “Pipe”, hincha del club, dijo que soñó con darle a su equipo algo importante: “Sabiendo que podía pasar, me lo imaginé mucho y cuando lo hice no lo podía creer”.
“Pipe”, uno de los pocos surgidos en el club en ese momento junto a Federico Costa, Pablo Cuello, Pablo Ortega y Emanuel Reynoso, la tuvo que pelear bastante para trascender y de hecho en aquel partido no ingresó por una decisión táctica, fue por la lesión del “Indio” Barrionuevo. Talleres hizo 48 goles en esa campaña y los artilleros fueron Strahman con 14 tantos, Barrionuevo con siete y Javier Velázquez con 6. “El ‘profe’ (por Kudelka) no hablaba mucho conmigo y sabía que tenía que aprovechar las oportunidades al máximo”.
Aquel flaco desgarbado, se llenó de carácter en las inferiores, en donde potenció virtudes futbolísticas y fue goleador del “Tallerito”. Ramis firmó su primer contrato un 9 de mayo de 2014 y el 26 de ese mes con 20 años, debutó ante Huracán en la B Nacional. Su primer gol oficial lo marcó ante Defensores de Villa Ramallo en el anterior Argentino “A”, pero los goles no se olvidan y de seguro el que marcó ante Sol de América está primero.
La “revolución albiazul” un martes por la tarde en Formosa del 27 de octubre de 2015 comenzó con Lucas Ischuk; Ivo Chaves, Adalberto Goiri, Wilfredo Olivera y Nelson Benítez; Rodrigo Burgos y Santiago Raymonda; Juan Pablo Francia; Ezequiel Barrionuevo, Eial Strahman y Aldo Araujo. Ramis entró por Barrionuevo, Velázquez por Strahman y Víctor Beraldi por Francia quien arribó desde San Francisco para eso, para ascender: “Fue un logro importante en mi carrera, cumplir el objetivo único que teníamos al llegar al club. Cuando uno está afuera del club, puede imaginar lo que es Talleres pero cuando estás adentro te quedás corto con la imaginación”.
Talleres salía a ser protagonista en cada cancha, como debe ser y jugaba con tres enganches definidos como Francia, Barrionuevo y el “Patito” Raymonda, quien destacó la unidad del grupo y la extrema necesidad de salir de esa categoría: “Tenía la necesidad con urgencia de ascender. El único objetivo que teníamos por delante era ascender y con la unión del grupo y el juego de ese día lo pudimos hacer”.
Más allá de algunas idas y vueltas, ninguno reniega del otro porque además se necesitaron mutuamente. Andrés Fassi va camino en convertirse en un presidente de Talleres que haga historia, pero necesitó de Frank Darío Kudelka para dar el puntapié inicial de todo lo que vino después. Kudelka representa a la par de Fassi, el artífice del resurgir de la “T”, con un exitoso ciclo de tres años y medio que sacó al club del infierno y en seis meses lo depositó en Primera, después de 12 años. Y para ponerle la frutilla al postre, al momento de dejar la conducción técnica alcanzó a clasificar a un torneo internacional.
Hasta hace 5 años, cuando te encontrabas con hinchas, te paraban para hacer dos preguntas: ¿Qué le pasa a Talleres? ¿Cuándo vuelve Talleres? Cinco años después acá están las respuestas: a Talleres le pasa que está muy bien, goza de mucha salud. Y ya volvió. Y cómo volvió.
