El desafío de cortar con la hegemonía brasileña

Diego Borinsky

Finalizada la semana en la que se definieron los clasificados a cuartos de final en la Copa Libertadores y su prima la Sudamericana, no nos haremos los distraídos. Como dato mata relato, empezaremos por lo primero, por los datos duros, para luego intentar encontrarle una explicación y analizar qué puede ocurrir en el corto plazo.

Hubo cuatro cruces mata mata en estos octavos de final entre equipos argentinos y brasileños, y en todos los casos, nuestros vecinos salieron airosos: Atlético Mineiro eliminó a San Lorenzo en la Libertadores, mientras en la Sudamericana Cruzeiro despachó a Boca, Paranaense a Belgrano y Fortaleza a Rosario Central.

Es más: hubo dos duelos eliminatorios más entre equipos brasileños y de otro país, por la Libertadores, y en ambos salieron airosos los de banderita verde amarelha: Flamengo superó a The Strongest y Sao Paulo a Nacional de Uruguay. Los brasileños tuvieron un 100 por ciento de efectividad en estos octavos enfrentando a representativos de otro país.

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Pasando en limpio los números de cara al futuro, la diferencia es notoria: de los 16 clasificados a cuartos de final, entre ambas Copas, quedaron con vida 9 equipos brasileños (5 en Libertadores y 4 en Sudamericana) y lo seguimos nosotros con 3: River en la Libertadores; Racing y Lanús en la Sudamericana. Estábamos hablando de un 56 contra un 33 %.

El contraste es todavía más evidente si anotamos cuántos competidores llegaron a esta curva del circuito comparados con los que había en la línea de largada: de los 6 equipos argentinos que iniciaron Libertadores quedó uno solo mientras que de los 8 brasileños, que sumó un cupo adicional por tener a Fluminense, campeón vigente, todavía quedan 5. Es decir: un 16 % de los equipos argentinos que iniciaron la fase preliminar de la Libertadores llegaron a cuartos de final contra un 62 % que perduran de los brasileños. Una brecha enorme.

En Sudamericana arrancaron con igual cantidad de participantes argentinos y brasileños, 6 por bando, y luego se sumó uno de nuestro país en repechaje por provenir de la Libertadores (Central), y a nosotros nos quedaron apenas 2, el 28 % y a nuestros vecinos, 4, el 57 %.

Es llamativa tanta diferencia en una era en la que el fútbol brasileño a nivel selección viene en franca decadencia. La foto actual marca que el Scratch está 6° en las Eliminatorias para el Mundial, con un tercio ya disputado. Con el anterior formato de cuatro cupos fijos y un repechaje, Brasil se estaría quedando afuera de una Copa del Mundo por primera vez en la historia. Agreguemos que Brasil no participó en los recientes Juegos Olímpicos de Paris porque no pudo clasificarse, viene de ser eliminado en cuartos de final de la Copa América y en la misma instancia del último Mundial. 

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En 2026 llegará a 24 años sin levantar la Copa del Mundo, estará cerca de su período de mayor abstinencia que se dio entre 1930 y 1958. Sin embargo, a nivel clubes siguen predominando en el continente por su poderío económico y su organización: un campeonato de 20 equipos, a dos rondas, como dios manda, y en el que solo 4 clubes no reciben premios ni castigos. Tienen torneos estaduales y una Copa de Brasil que hasta el 2023 repartía más premios que la Libertadores. También el Brasileirao es un campeonato auténticamente federal, con equipos representativos de una amplia gama de ciudades. Hay mucho dinero de la televisión, acorde en ese caso a la cantidad de habitantes que miran los partidos y consumen la publicidad. En ese punto no podemos competir.

El dato que me llamó la atención es cómo predominan los entrenadores argentinos. Así como hay 9 de 16 equipos brasileños con vida en las Copas, son justamente 9 los entrenadores argentinos todavía en competencia. Además de Gallardo, Costas y Zielinski dirigiendo a River, Racing y Lanús respectivamente, tenemos a Luis Zubeldía en Sao Paulo, a Gabriel Milito en Atlético Mineiro y a Jorge Almirón en Colo Colo, mientras buscarán alzar la Sudamericana Juan Pablo Vojvoda con Fortaleza, subcampeón en la última edición, Ramón Díaz con Corinthians y Daniel Garnero, que acaba de regresar a Libertad.

Sin dudas, el entrenador argentino es muy apreciado y requerido en todo el mundo. Esta tendencia que se observa a nivel clubes también se aprecia a nivel selecciones. En la reanudación de las Eliminatorias, tendremos a 7 entrenadores argentinos entre los 10 países que compiten: Scaloni, Bielsa, Beccacece, el Bocha Batista, Néstor Lorenzo, Gustavo Alfaro y el Flaco Gareca.

Bien, para cerrar con el reporte numérico diremos que los equipos brasileños se quedaron con las últimas 5 ediciones de la Copa Libertadores. El último representativo no brasileño en levantarla fue River en 2018. Es más: de los últimos subcampeones, dejando de lado a River en 2019 y a Boca en 2023, los otros tres fueron brasileños. O sea: 7 finalistas de 10. Si recogemos la caña, veremos que de las 10 ediciones anteriores los argentinos obtuvieron 4, con las 2 de River, 1 de San Lorenzo y otra de Estudiantes, hay un colombiano que también la levantó (Nacional de Medellín en 2016) y cinco brasileños. O sea: mitad y mitad. Y si retrocedemos aún para ver qué ocurrió en las 10 ediciones anteriores, hablamos del período 1999-2008, notaremos que sólo 3 equipos brasileños alzaron la Copa, superados por los 4 de nuestro país (todas de Boca) y 1 de Paraguay, Colombia y Ecuador. La tendencia es muy marcada.

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En la Copa Sudamericana, por su parte, hablamos de la segunda línea de equipos de acuerdo a la clasificación en cada país, no se observa el mismo predominio brasileño: de las últimas 5 ediciones sólo la ganó una vez un brasileño, Paranaense en 2021, mientras Independiente del Valle la obtuvo en dos ocasiones, Liga de Quito 1 y Defensa y Justica la restante. Allí tanto Racing como Lanús son firmes candidatos y podrán competir mano a mano contra cualquiera.

¿Podrá River, este poderoso River de Gallardo y de los tres campeones del mundo en Qatar cortar finalmente la hegemonía brasileña? Tiene varias cartas en el mazo de las buenas para lograrlo: definirá todas las llaves en su casa incluída la final (aunque falte la confirmación oficial) y no asoman cucos en el horizonte, como en otras épocas. El Monumental renovado con 85 mil personas y un césped híbrido al que los visitantes tardan en encontrarle la vuelta se ha transformado en un factor determinante. Así lo avalan las estadísticas recientes, con River alcanzando su récord histórico de 8 victorias consecutivas como local en la Libertadores. Y también medios brasileños que han definido al Monumental en estos dos años como un auténtica Caldeirao Infernal (Caldera).

El crecimiento económico de River de los últimos años fue impactante, y no sólo porque el presidente actual y vice durante 8 años sea el dueño de un banco. Nos referimos a Jorge Brito. Lo que generó el propio equipo, más las obras, más el naming, más las 85 mil personas que desde hace dos años y medio pagan tickets o abonos en cada uno de los partidos le ha permitido a Gallardo contratar en una semana a cuatro jugadores de elite, dos de ellos provenientes de Europa.

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Además de un plantel que nadie puede envidiarle en el continente, River tiene al frente a un DT que ya ganó la Copa una vez como jugador y dos como técnico, además de ser otra vez finalista. Es un hombre que conoce el paño como pocos. Tiene por delante el gran desafío de cortar esta racha interminable de nuestros queridos vecinos brasileños. ¿Se dará en este 2024?.