Los jugadores más destacados de Sudamérica se van muy rápido y eso provoca un deterioro de la calidad futbolística. La diferencia económica tiene una incidencia directa en el desarrollo del juego, pero también hay aspectos metodológicos, trabajos en inferiores, que también influyen.
Hace unos días, el Tigre Gareca habló sobre el tema y su diagnóstico fue lapidario. El técnico argentino de Perú cree que el futbol sudamericano se está alejando peligrosamente de sus bases técnicas, la gambeta, la picardía y el buen pie que lo distinguieron toda la vida.
Dicen que nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. No se puede revertir la situación económica, los futbolistas van a ganar mucho más en Europa que en Sudamérica. Eso es así y punto. ¿Entonces? ¿Qué hacen los clubes? ¿Se sientan a esperar que algo mejore? ¿Se quedan lamentando lo que podría ser y no es? ¿O trabajan para levantar la vara?
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No se puede impedir que los mejores jugadores se vayan, Argentina lo sufre desde hace años, pero los dirigentes no hacen mucho para cambiar la tendencia. “El producto” es un mamarracho con 28 clubes en primera y 37 (¡37!) en segunda. Así es difícil.
Si la comparación del fútbol argentino es con la Premier inglesa, por ejemplo, el periodista Juan Pablo Paterniti asegura que la brecha es muy grande en todos los aspectos: el ritmo de juego, la velocidad, las condiciones técnicas, la preparación, el contexto. Todo.
La influencia de la Ley Bosman es ineludible, desde mediados de los 90 llegan a Europa los muy buenos y los buenos, pero además hay cada vez más lugares para los regulares y los no tan buenos. Encima, los consagrados cada vez vuelven menos y peor que hace 20 años. Muchos nunca pegaron la vuelta ni lo pensaron: Higuaín, Mascherano—hecho hilacha—, Lavezzi, Demichelis, Samuel, Aimar —lesionado—, Zanetti, Crespo, etc.
El abogado Marcelo Bee Sellares explica que provocó el histórico conflicto legal del exjugador Jean-Marc Bosman que desde Bélgica cambió el mapa del fútbol europeo y mundial.
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Algunos datos estadísticos reflejan lo que está pasando desde hace dos décadas: las selecciones de la Conmebol no ganan un Mundial desde hace 20 años y los europeos pasaron al frente en cantidad de títulos —12 a 9— en un rubro que siempre había sido muy parejo; además, entre los últimos 10 finalistas de Mundiales solo pudieron colarse Argentina y Brasil una vez cada uno.
A nivel clubes la realidad es la misma. En el Mundial de Clubes el último título sudamericano fue hace 10 años. Y los representantes de la UEFA se impusieron en 14 de las últimas 15 ediciones. Atrás, lejos en el tiempo, quedaron las epopeyas de Vélez contra el Milán, el casi milagro de Estudiantes vs. Barcelona y las épicas consagraciones del Boca de Bianchi ante Real Madrid y Milán.
Roberto Marcos Saporiti, que conoció de cerca el fútbol europeo de otras épocas, apunta que hoy los grandes clubes del viejo continente están en otro nivel porque son selecciones jugando todos los fines de semana.
Gustavo Gutiérrez, eximio seguidor del fútbol internacional, aporta su punto de vista sobre las distancias futbolísticas entre lo que vemos por televisión, en los grandes escenarios mundiales, y el juego flaco que tenemos a la vuelta de la esquina.
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La nueva ola del fútbol mundial obliga a entidades como la AFA a salir con la red para pescar jugadores con raíces nacionales, pero que nunca jugaron en el país. La última convocatoria de Scaloni para la selección es una muestra: Garnacho, Nicolás Paz, Valentín y Franco Carboni, Luka Romero, Matías Soulé… todos hijos de las crisis argentinas que se criaron futbolísticamente en Europa.
Al margen de la realidad económica y las limitaciones que impone, ¿los hinchas argentinos perdieron el gusto por el juego? ¿No se valora lo suficiente a los equipos que intentan y solo se reconoce a los que ganan? ¿Cuánto hace que no coinciden en buenos momentos los cinco grandes, por ejemplo? ¿Por qué los rosarinos, por citar un caso, ya no tienen la preponderancia que supieron tener como abanderados del fútbol vistoso con base en las inferiores?
En el laberinto del fútbol internacional, Argentina sigue dando vueltas sin poder encontrar una salida, ¿será que la están buscando bien?
