Si, antes del inicio del torneo, a alguien le hubiesen mostrado lo que refleja hoy la tabla de posiciones de la primera división del fútbol argentino, no lo hubiera creído.
Con la primera parte de la Copa de la Liga Profesional a medio camino, son varias las sorpresas, y no pocas las incógnitas, que rodean a un campeonato que siempre da que hablar.
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En las siete fechas iniciales del certamen, Colón demostró ser el mejor. La Zona 1 lo muestra en lo más alto, con 19 puntos, producto de seis triunfos y apenas un empate.
Antes que la fecha 8 levantara el telón, “El Sabalero” era, además, el más goleador del grupo, con 15 tantos, y el que menos recibió: solo dos. Con la base del torneo pasado, el conjunto santafesino es un equipo experimentado que tiene el refresco de jóvenes promesas, y hasta ahora parece indescifrable para el resto.
Rigor táctico, orden, equilibrio y efectividad son algunas de las facetas que distinguen al equipo dirigido por Eduardo Domínguez, que tiene a una figura sobresaliente: Luis Miguel Rodríguez.
“El Pulga” es el encargado de ponerle potrero al tantas veces maltratado fútbol argentino. Pese a que no jugó la fecha pasada, ya que el entrenador prefirió cuidarlo, está en el podio de los máximos artilleros del campeonato, con cinco gritos. Además, “el 10” tiene una particularidad: sus pases a la red están dotados de una belleza pocas veces vista, que enamora a propios y extraños.
A los 36 años, Rodríguez es la carta de la esperanza de un Colón que atraviesa un presente soñado y se ilusiona con hacer historia.
También en Santa Fe aparece el otro invicto del torneo: Unión. En la Zona 2, “El Tatengue” suma 11 unidades y está acechando la posibilidad de quedar entre los cuatro mejores.
Bajo la dirección técnica de Juan Manuel Azconzábal, el equipo rojiblanco, que cosechó dos triunfos y cinco empates, quiere afianzar su estilo y seguir sorprendiendo, pero tendrá este domingo un hueso duro de roer: Vélez, puntero en el grupo.
El caso del “Fortín” también es peculiar: con jugadores de muy buen pie de mitad de cancha para adelante, como un renacido Ricardo Centurión, Thiago Almada o Ricky Álvarez, es un equipo joven que propone y demostró que su ubicación en la tabla no es casualidad.
El conjunto de Mauricio Pellegrino llegó a la cima perdiendo un solo partido, que parece sacado de contexto: un doloroso 1-7 ante Boca, en Liniers.
El pasado miércoles, y en otra de esas situaciones raras del fútbol argentino, cayó 3-2 ante Banfield en un partido pendiente….de la ya finalizada Copa Maradona. Fue por un cupo a la Sudamericana, que finalmente quedó para “El Taladro”.
Hablar de Banfield ya no es nuevo. Digno subcampeón de Boca el torneo pasado, Javier Sanguinetti logró construir un equipo protagonista, que va al frente apoyado en grandes rendimientos individuales y un sólido pasar colectivo.
El entrenador armó un once ofensivo y peligroso, con la aparición de pibes en gran nivel, como Galoppo y Payero, la velocidad de Cuero y el rodaje de Lollo y “El Colo” Cabrera, a quienes se sumó la referencia aérea de Pons.
“El Taladro” es uno de los que siguen a Colón, y aunque está a siete puntos, es serio candidato a clasificar a la fase final de la copa.
Otro que está prendido en esa zona, y que también es sorpresa para muchos, es Central Córdoba de Santiago del Estero. Con “El Sapito” Coleoni de técnico, “El Ferroviario” es un equipo aguerrido y duro para cualquiera.
Sin figuras rutilantes, pero con hambre de ir por más, es otro club del interior que quiere meterse de lleno en la lucha por cosas importantes.
Otra situación inesperada es la que atraviesan, en lo numérico, Boca y River. Antes del inicio de la fecha, ambos estaban afuera de los cuatro clasificados por zona a la fase final.
Más allá de lo que ocurra al finalizar el certamen, el andar de los dos equipos más grandes es, hasta ahora, irregular. Boca, por un lado, es el dueño y señor en los últimos tiempos de las competencias locales: se quedó con la última Superliga y también obtuvo la pasada Copa Maradona.
Una falencia para el conjunto dirigido por Miguel Ángel Russo pasa por el plano internacional. La presión por la séptima Libertadores, esa obsesión que tarda en llegar, se hace sentir. El golpe de la caída ante Santos, en enero pasado, fue duro para el “Xeneize”, que no navega por aguas calmas.
Esta semana hubo más leña al fuego: la renuncia de Mario Pergolini como vicepresidente primero del club, tras disidencias con el Consejo de Fútbol y con Juan Román Riquelme, avivó una situación complicada en la institución de la Ribera.
Por el lado del “Millo”, en tanto, el título en la máxima categoría es la gran cuenta pendiente de Marcelo Gallardo. “El Muñeco” ya supo consagrarse en la Copa Argentina o en Supercopas, pero le falta el festejo local de primera.
En contrapartida, River se hizo muy fuerte en América de la mano de su entrenador: de las últimas seis ediciones de la Libertadores, ganó dos, fue subcampeón en otra y jugó dos semifinales más.
“La Banda” mantiene su vocación ofensiva y el mote de “cuco” para los rivales, lo que se evidencia en los planteos tácticos que le hicieron equipos como Racing, o en el contundente 6-1 a Godoy Cruz en Mendoza.
Por el lado de los otros tres denominados “grandes”, tanto “La Academia” como Independiente se mantienen expectantes. De la mano de Julio César Falcioni y los goles de Silvio Romero, “El Rojo” se reencontró con su mejor cara en la primera parte de la copa, con puntos muy altos, como el aplastante 6-0 a Sarmiento.
Con Pizzi en el banco, Racing viene de una buena racha, y solo perdió un partido en el campeonato: ante Banfield, en la primera fecha. Aún con mucho por mejorar, el equipo albiceleste de a poco parece mostrar sus cartas.
San Lorenzo, en tanto, es otro tema: “El Ciclón” venía de una muy mala campaña, lo que generó cuestionamientos hacia el director técnico, Diego Dabove, y principalmente hacia Marcelo Tinelli, su presidente.
El triunfo del pasado lunes ante Estudiantes, justo cuando las papas quemaban, le dio un poco de aire a un “Cuervo” al que todavía le falta para reencontrarse con sus aspiraciones.
Con medio fixture ya tachado, aparecen también otros equipos que demostraron que pueden apostar a lo grande, como los siempre exigentes Lanús y Defensa y Justicia, Estudiantes, Gimnasia o el propio Talleres, que alternó buenas y malas, pero que tiene armas como para prenderse.
En este contexto, surgen las clásicas preguntas: ¿Le alcanzará a Colón para ser campeón, o es muy prematuro para predecirlo? ¿Pueden ilusionarse con el título los equipos del interior que sostienen buenas campañas? ¿Se le dará esta vez a Banfield? ¿Sufrirán Boca y River para clasificar a la fase final, o se terminarán de acomodar y lo harán con comodidad? ¿Qué otras sorpresas tendrá la caja del fútbol argentino?
