El rumor corrió como reguero de pólvora y disparó una luz de alarma en los hinchas de Talleres. El potencial, esa herramienta narrativa que sirve para disfrazar supuestos que aún no son verdades, hizo que la incertidumbre creciera en espiral, oscilando entre la esperanza de lo falso y el miedo de lo posible.
El título era elocuente: Alexander Medina, presuntamente molesto tras la salida de Federico Navarro y el mercado de pases del club, habría pensado en alejarse de barrio Jardín.
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La situación puso de inmediato la atención del mundo albiazul por fuera de la línea de cal, y dividió las aguas entre los que, en una puja tácita, se pusieron la bandera del “Cacique” y los que abrazaron la del caudillo de la “T”: Andrés Fassi.
Alexander Jesús Medina llegó a Córdoba siendo casi un completo desconocido. Con el paso del tiempo, el uruguayo se ganó el respeto, el cariño y la admiración no solo de su equipo, sino de toda la Argentina futbolera.
Con solo 30 años, Medina ya se había recibido de director técnico, mientras aún era futbolista. Tras su retiro, en 2015, quedó a la espera de una oportunidad. Nacional, su gran amor, donde aprendió conceptos del “Muñeco” Gallardo, fue el que le abrió las puertas y donde hizo sus primeras armas en la profesión.
En junio de 2019, y luego de dar un paso al costado en el club uruguayo, le llegó la chance que soñaba: dirigir en el fútbol argentino. Talleres puso los ojos en él y Andrés Fassi lo llamó para ser parte del proyecto albiazul.
“El Cacique” trajo personalidad y liderazgo, con una llegada cercana hacia sus dirigidos. Tras un comienzo irregular en la Superliga, la “T” logró un inolvidable triunfo ante un River de Gallardo que parecía imbatible en el Monumental, con gol de Nahuel Bustos.
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“El Matador” se llenó de confianza y llegó a estar segundo, aunque después cayó algunos puestos. Sin embargo, se iba afianzando el espíritu competitivo de un equipo joven que, en el tramo final del campeonato, prometía mucho. Después, llegó la frustrada Copa de la Superliga, que largó con una goleada sobre Huracán, pero la pandemia le cortó el envión.
A pesar de todo, Talleres culminó la temporada con la clasificación a la Copa Sudamericana 2021, logrando uno de los objetivos planteados con el arribo del técnico.
En ese proceso, el uruguayo se dio cuenta que se podía, y comenzó a mostrar con énfasis la necesidad de armar un plantel competitivo para pelear arriba en serio.
La vuelta a la competencia representó otro desafío para la “T” y su entrenador, ya que en el parate por la pandemia varias de las figuras del plantel emigraron hacia otros destinos.
Sin embargo, “El Matador” se hizo fuerte: solo perdió un partido en toda la Copa Maradona y quedó a las puertas de disputar la final por el título ante Boca, lugar que finalmente ocupó Banfield.
El 2021 arrancó con un triple objetivo para el club cordobés: la Copa de la Liga Profesional, la Copa Argentina y la Sudamericana. Tras un arranque irregular, fue protagonista en el torneo local, donde quedó eliminado en los penales ante Colón, a la postre campeón.
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En la Sudamericana redondeó un buen papel en un grupo difícil, aunque quedó la sensación de que, con un plantel un poco más extenso, le hubiera alcanzado para más.
En la Copa Argentina, en tanto, superó en los penales a Estudiantes de Río Cuarto, clasificó a cuartos de final y sigue con el sueño en marcha.
El título de Colón elevó la vara para el resto de los equipos. “El Sabalero” demostró que se puede dar la vuelta olímpica y darle la pelea a los grandes, y Medina tomó nota. Su continuidad estaba en duda, pero eligió quedarse. Siempre tuvo en claro su objetivo: ser campeón con Talleres.
Para perseguir ese sueño, “El Cacique” sabía que tenía que armar un plantel competitivo y amplio. En junio pasado, en medio de idas y vueltas, el técnico tuvo una reunión cumbre con Fassi en Uruguay, donde se selló su continuidad, y dejó evidenciado, en un video en conjunto, la promesa del mandamás albiazul sobre este tema.
Este año, “El Matador” tuvo bajas sensibles en la estructura del equipo con las transferencias de Tomás Pochettino, Franco Fragapane y ahora la de Federico Navarro.
El volante era una pieza clave en el once inicial de Medina: representaba el equilibrio entre la defensa y el ataque y su elevado rendimiento lo posicionó como uno de los mejores “5” del país.
Su venta a la MLS trajo dólares y alivio económico a las arcas de la “T” e impaciencia al entrenador. El desbalance entre las bajas y las altas y la temprana salida de “Fede” terminó de tejer el malestar del “Cacique”, y comenzaron a llegar los rumores de su posible renuncia. El silencio del técnico tras la victoria ante Banfield los alimentó aún más.
El “run-run” se agrandó con la salida de Juan Antonio Pizzi de Racing, uno de los clubes que ya se había mostrado interesado en otras ocasiones en sus servicios.
En este marco, creció la versión de que podría marcharse después del duelo ante Estudiantes de Río Cuarto, por Copa Argentina. Tras el encuentro, recibió un fuerte apoyo del plantel: Carlos Auzqui, en la conferencia posterior al partido, dijo que si “El Cacique” se iba, se iban a ir todos con él.
En medio de un clima crispado, el presidente de Talleres, Andrés Fassi, aclaró que no veía motivos para que no continúe el técnico, defendió el armado del plantel, al marcar que logró retener a jugadores importantes, y subrayó que Medina tiene contrato hasta diciembre.
Por el lado de los hinchas, los que están siempre más allá de los dirigentes, entrenadores y futbolistas de turno, rondan un par de cuestiones en las discusiones del vox populi.
Hay quienes apoyan a Fassi y resaltan los logros de una gestión que tuvo muchas más alegrías que tristezas, con los dos ascensos consecutivos, la consolidación en Primera y la vuelta al plano internacional como bastiones del éxito deportivo, a lo que se suma la estabilidad institucional.
En la vereda del frente, otros señalan que el pasado es pisado, cuestionan que el presidente no esté full time en Córdoba y piden un salto de calidad.
El título periodístico en potencial de su salida, finalmente, se apagó hasta quedar reducido a cenizas por la ratificación de su continuidad. Sin embargo, queda una estela sembrada de dudas e incógnitas: ¿Se armó bien la “T” para el torneo? ¿Es justificado o exagerado el malestar de Medina? ¿Siempre debe ser prioridad lo económico por sobre los resultados deportivos? En definitiva, ¿para qué está Talleres?
