Barracas Central – Quilmes, la final por el segundo ascenso a la máxima categoría. Con una mano en el corazón: ¿alguien tenía un partido que no se juega desde hace 72 años como definitorio para una plaza en Primera División? Digamos que en el fútbol la matemática no es exacta, que el “todo puede pasar” es moneda corriente, que muchas veces el pez chico se come al grande, que el más “grande” impone su chapa y todo lo demás.
Hay siete preguntas básicas en la carrera de periodismo para responder a una noticia: 1: ¿Quién? Barracas Central y Quilmes. 2: ¿Qué? La final por el segundo ascenso de la Primera Nacional. 3: ¿Dónde? En cancha de Racing. 4: ¿Cuándo? El próximo martes a las 20.10. 6: ¿Cuánto? Muchas razones. 7: ¿Por qué? Porque básicamente sumaron muchos puntos y ganaron los partidos que tenían que ganar.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/
Bien. Para que podamos decir que ésta noticia tiene toda la información, nos falta hacer y responder la quinta consigna: ¿Cómo? Y ahí está el tema. ¿Cómo es que llegaron a una final?
Quilmes figuraba en los planes previos como candidato, más por nombre que por otra cosa. Pero estaba metido en la zona más difícil con los reales candidatos en el torneo: Tigre, Belgrano y San Martín de Tucumán, que en presupuesto doblaban a todos.
Barracas no figuraba ni en las mejores fantasías. Con el 12° presupuesto de la categoría, “cayó” en un grupo donde el rival más fuerte era Ferro, es decir sólo uno de 18. Póngale dos si quiere con el Guemes de Toviggino, mano derecha de Tapia que comenzó con todo y se desinfló cuando resignó puntos en el Madre de Ciudades.
Dirigido por el relator Rodolfo de Paoli, llegado a Barracas tras fracasar exitosamente en Nueva Chicago, el “Guapo” (tal como apodan al equipo del presidente de AFA) hizo una campaña extraordinaria pero cuestionada por la labor arbitral, con 9 penales a favor, el segundo equipo más beneficiado por la pena máxima y la mayoría discutibles, goles anulados a los rivales y faltas en su propia área que tuvieron el beneficio de la vista gorda.
Pero hilemos más fino. Barracas Central ganó 5 de los últimos 8 partidos. De los 15 cotejos victoriosos en la etapa regular, en seis sumó puntos sobre la hora: a los 84’ para ganarle a San Martín de San Juan 3-2, a los 85’ para imponerse a Villa Dálmine 1-0; a los 88’ para superar a San Telmo 3-2; a los 90’ para empatarle a Santamarina 2-2; a los 91’ y 95’ para igualar y luego vencer a All Boys 2-1; y a los 92’ para vencer a Brown de Adrogué 2-1.
El juez santafesino Carlos Córdoba lo dirigió tres veces y… ¿sabe cuántos penales a favor le cobró? Tres. Córdoba además tiene más números con Barracas: le dio 7 penales en 18 partidos. Pablo Dóvalo lo dirigió 6 veces en 15 fechas… ¡6 veces! Las estadísticas marcan que no hubo ningún otro equipo al que un mismo juez lo arbitrara tanto. Con Dóvalo no sólo que no perdió, sino que fue el árbitro que también más veces lo dirigió en el torneo suspendido en marzo pasado por la pandemia. Ahh y juez de ese encuentro ante Ferro donde concedió un penal a Barracas que no fue e inmediatamente después de errar, cobró tiro libre indirecto para Barracas dentro del área.
Perdió la final del primer ascenso ante Tigre sin patear al arco, pero para llegar ahí en la última fecha clasificatoria le ganó a Dálmine en Campana 3-1, provocando una crisis interna en el plantel Violeta, en donde “Pepe” Basualdo, un histórico de ese club, reveló que hubo una votación para ir o no por la victoria.
Por ese hecho hay una denuncia penal presentada ante la Justicia por posible delito cometido en el artículo 24 de la Ley del Deporte, con posibles cruces telefónicos entre el celular de Tapia, los dirigentes y jugadores de Barracas y Dálmine.
El Cervecero no es una “carmelita descalza”. Pero a lo mejor no estaríamos diciendo esto si Echenique le daba el penalazo que le hicieron a Pavone ante Almirante Brown, porque un gol ahí le daba el liderazgo al equipo sureño. Y no pasó. Quilmes se impuso en 8 de los últimos 15 compromisos. De esos 8, en siete tuvo un penal a favor; de hecho en los últimos 5 partidos le concedieron tres para totalizar… ¡12 penales a favor! El equipo más favorecido desde los doce pasos. De los últimos tres, uno fue ante Belgrano en Alberdi muy discutible por cierto. Y el cobrado por Lamolina ante Ferro en una de las semifinales es de terror, cuando el delantero Anselmo se llevó puesto al arquero Miño.
Hay una verdad insoslayable: el árbitro no debe suponer ni intuir, de última le puede errar a un penal justificando que no lo vio porque no se puede cobrar algo que no se ve, lo que no se puede justificar es haber inventado algo que nunca pasó. Sin embargo el problema es que siempre los árbitros se equivocan en favor de los mismos.
Fue una tremenda injusticia que una semifinal se defina por un penal escandaloso. Y todo bien con Lamolina que después pidió disculpas, pero no alcanza, como tampoco alcanzarán los reclamos de Ferro para jugarlo de nuevo. ¿Cuántos partidos debieron haberse jugado otra vez por horrores arbitrales?
Fundado el 5 de abril de 1904 por Angel Gardella, primer presidente y delantero del equipo, Barracas Central ganó el ascenso a Primera en 1919, jugando en la máxima categoría desde 1920 a 1934. Estuvo 11 veces en la D, 50 en la C, 11 en la B y éste es su segundo año en el principal torneo de ascenso.
Quilmes bajó en 2017 y no volvió a subir. Tiene ese karma de ser un eterno perdedor de finales que lo persigue desde el 2000 con cinco posibilidades de ascenso que quedaron truncas.
Al final, lo de Barracas deja de tener sentido cuando todos lo ven porque es imposible tapar el sol con las manos. Es probable que sea justo que Quilmes sea finalista, lo opacó el modo, claro. Se viene el segundo ascenso, manchado de antemano y ahí está el cómo de uno y otro.
