El largo parate del fútbol argentino provocado por la pandemia de coronavirus aceleró una decisión que los hinchas de Estudiantes se veían venir: a los 36 años, Gastón Fernández anunció su retiro de las canchas. El delantero le puso el punto final a una exitosa trayectoria de casi dos décadas en la que dio 7 vueltas olímpicas.
Ante la incertidumbre de no saber cuándo podría volver a jugar, “La Gata” eligió terminar con su carrera en sus propios términos, como suele decirse, antes de que el fútbol lo dejara a él. Se dio el gusto de vestir las casacas de varios grandes de Argentina y fue en La Plata donde encontró su lugar en el mundo y decidió bajar el telón.
Debutó como profesional en el 2002, con 19 años recién cumplidos, en la primera de River Plate. Vivió ese momento con una emoción especial, porque para él era mucho más que un partido: su papá era un fanático del “Millonario” y había fallecido cuando él todavía era un chico, por lo que estaba orgulloso de defender al club de sus amores.
Fue un sueño cumplido desde lo personal, pero todavía tenía un largo trecho por recorrer y no pudo ganarse un lugar en el equipo. El club lo envió a préstamo a Racing, donde encontró minutos, usó la camiseta número 10, le hizo un doblete a Independiente y se ganó su primera ovación a estadio lleno.
La experiencia ganada en Avellaneda le valió un pronto regreso a River, aunque volvió a ser un habitué del banco de suplentes. Aún así, se dio un gustazo con un gol a Boca en el Monumental que gritó con la mirada puesta en el cielo, y sintió que era el mejor regalo que podía hacerle a su viejo.
Pasó una temporada en México y volvió al país por pedido de Ramón Díaz para sumarse a San Lorenzo, donde tuvo su gran explosión y se sintió protagonista por primera vez. Conformó una delantera de lujo con el “Pocho” Lavezzi, fue el goleador del campeón en el Clausura 2007 y se ganó el cariño de los hinchas del “Ciclón”.
Vivió otra aventura en tierra mexicana y regresó al fútbol nacional para ponerse la camiseta de Estudiantes, donde vivió los mejores momentos de su vida. “La Gata”, que nunca había estado más de un año en el mismo club, sintió desde muy temprano que podía quedarse en el “Pincha” para toda la vida.
Tuvo cuatro ciclos en el “León”, y el primero fue el más exitoso de todos. Con un llamativo par de botines verdes y bajo las órdenes de Alejandro Sabella, integró el fenomenal Estudiantes modelo ‘09 que se hacía fuerte en cualquier cancha y puso de rodillas al Barcelona de Pep Guardiola.
Su obra maestra llegó en la final de la Libertadores de ese año, cuando metió el gol del empate en Belo Horizonte en el duro choque contra Cruzeiro. Con su fútbol, los goles de Mauro Boselli y el liderazgo de Juan Sebastián Verón, le regaló a la mitad de La Plata una de las copas más preciadas de su historia.
Conquistó el Apertura 2010 en un altísimo nivel y luego, como en todas las historias de amor, su relación con el club tuvo algunos altibajos. Se fue nuevamente a México, Estados Unidos, Chile y Brasil, pero siempre volvió a Estudiantes. Como si sus piernas tuviera vida propia y reconocieran el césped sobre el que corrían, jugaba mejor cuando se ponía la camiseta de rayas rojas y blancas.
En los últimos años, que no fueron los mejores para el club, se encargó de sumar argumentos al romance que lo unía con el pueblo “pincharrata”. Se hizo cargo de la cinta de capitán, le metió goles clave a Gimnasia y se le plantó al mismísimo Diego Maradona en un clásico platense, aunque más tarde pediría disculpas por el cruce.
Con el correr del tiempo perdió velocidad y explosión en su gambeta, pero ganó en experiencia, templanza y madurez. Un poco más retrasado en la cancha, se puso el traje de armador de juego, sin dejar de inflar las redes cada vez que tuvo la oportunidad.
Disfrutó la histórica apertura del estadio en 1 y 57 y celebró un gol abrazado con su hijo, que era alcanzapelotas. Sin ocultar su emoción, esta semana le puso fin a su historia con la tranquilidad de quien deja un lugar con todas las cuentas claras.
El ex delantero de River, Racing y San Lorenzo ya tiene la mente puesta en un emprendimiento de representación de futbolistas. Aunque le costó mantener su nivel en algunas etapas, el balance final de su carrera quedó claramente a su favor y pudo terminarla el lugar deseado: Estudiantes, el club en el que “La Gata” se convirtió en león.
