Jorge Valdano suele afirmar con mucho orgullo que él logró dar “la vuelta entera alrededor del fútbol”. No sólo fue un eximio jugador, sino que logró brillar como entrenador, dirigente, periodista y escritor.
Pasaron 32 años desde que vistió por última vez la camiseta de la Selección Argentina, con la que tocó el cielo con las manos en 1986. Su romance con el fútbol inició en su niñez, cuando ni siquiera soñaba con todo lo que viviría en el futuro.
Jorge Valdano nació el 4 de octubre de 1955 en Las Parejas, un pueblito ubicado unos 200 kilómetros al sur de la capital de Santa Fe. Perdió a su papá cuando tenía 4 años y su hermano mayor se fue a estudiar a Rosario poco tiempo después, por lo que su mamá ocupó un lugar preponderante en su vida.
Se destacó desde que era un chico en los potreros de la zona y sus vecinos fueron los primeros en notar que tenía un talento especial. Jorge tenía 15 años cuando se animó a viajar solo hasta Rosario para probar suerte en Newell’s Old Boys.
Jorge Griffa, el histórico entrenador de inferiores del club rosarino, vio que ese pibito de Las Parejas tenía potencial, y lo invitó a sumarse a su cantera. Valdano se mudó a la pensión de la “Lepra” un año más tarde y encaró con pasión su nueva vida como futbolista.
Debutó en Primera a los 17 años y se encargó de aprovechar al máximo su oportunidad. Jugó solo 20 minutos en su primer partido, pero se animó a ejecutar un penal y empezó su historia en el club con un grito de gol.
Poco a poco encontró su lugar en el equipo y fue parte de una camada de jugadores que cambió la historia del “leproso”. Se dio el gusto de integrar el plantel que ganó el Torneo Metropolitano de 1974, el primer título en la historia de Newell’s Old Boys.
Un año más tarde fue campeón del torneo Esperanzas de Toulon con la selección juvenil y César Luis Menotti le dio una oportunidad en el conjunto mayor. Valdano devolvió el gesto de confianza con dos goles en su debut y entabló una relación muy especial con el “Flaco” y la camiseta albiceleste.
Deportivo Alavés, de la segunda división española, decidió ficharlo en 1975, cuando sólo tenía 19 años. Las transferencias de este tipo eran inusuales para la época, pero el delantero santafesino quería probar lo que valía en el Viejo Continente.
La adaptación al País Vasco no fue para nada sencilla, y tuvo que trabajar mucho para mostrar su mejor nivel. Sufrió mucho su etapa en el club, pero su lucha tuvo el resultado esperado: llegar a la primera división del fútbol de España.
Cuando llegó a Real Zaragoza era un jugador muy distinto al que había abandonado la Argentina años atrás. Tenía solo 23 años pero ya estaba casado, era padre y estaba más concentrado que nunca en cumplir sus objetivos.
La experiencia que había ganado en el ascenso y su profesionalismo a la hora de entrenar dieron resultados en la cancha, y se convirtió en un goleador temible. Sus compañeros le dieron la cinta de capitán y los grandes de la liga se peleaban por él.
Luchó contra la dirigencia para que lo dejaran ir y logró quedar con el pase en su poder. Tras 5 años en Zaragoza había recuperado la libertad de elegir el próximo paso en su carrera, y decidió mudarse a la capital para defender los colores del Real Madrid.
Vestir la camiseta del “Merengue” es el sueño de cualquier jugador, pero también es un gran desafío. Valdano tuvo que exigirse al máximo para pelear el puesto contra el mexicano Hugo Sánchez, que ya era una figura consolidada en el fútbol europeo.
El argentino no se desesperó, la competencia con Sánchez terminó potenciando su juego y metió 17 goles en su primer año en la Casa Blanca. Conquistó con sus festejos a la exigente hinchada madridista, y aprendió a convivir con la presión de tener que ganar siempre.
Fue una pieza clave de la “Quinta del Buitre”, el histórico equipo comandado por Emilio Butragueño. Ganó la Copa de Europa en 1985 y 1986, y se posicionó como uno de los mejores artilleros del momento.
Valdano estalló de felicidad cuando Carlos Salvador Bilardo le confirmó que lo llevaría a la Copa del Mundo en 1986. Había sufrido una dolorosa caída con la Selección cuatro años antes, en el mundial de España, y deseaba con ansias tener una revancha.
Argentina se clasificó para el torneo en México de manera agónica, pero inició su camino con solidez. Valdano demostró porque era una de las figuras del Real Madrid y metió dos goles en el debut contra Corea del Sur.
Marcó de nuevo en el último partido de la fase de grupos, contra Bulgaria, y el equipo pasó a la siguiente ronda como líder de su zona. Argentina sufrió para eliminar a Uruguay en octavos de final, pero una victoria por la mínima bastó para mantener viva la ilusión.
Cuando el panorama parecía oscurecerse, la figura de Diego Armando Maradona se erigió en su máximo esplendor. El capitán del equipo se encargó de dejar en el camino a Inglaterra y Bélgica con dos actuaciones memorables, y el equipo de Bilardo alcanzó una final que era impensada semanas atrás.
Más de 100 mil almas dijeron presente en el estadio Azteca para vivir la final de la Copa entre Argentina y Alemania. El duelo inició de la mejor manera para la albiceleste gracias al preciso cabezazo del “Tata” Brown.
Cuando corrían 10 minutos del segundo tiempo, Enrique le dio una buena asistencia y Valdano vio como la vida le pasaba por delante de los ojos. Cuando la pelota besó la red de los alemanes, fue tan feliz que le costó distinguir si lo que había pasado era real o solo un sueño.
El frenético empate de Alemania casi lo tumba anímicamente, pero sus compañeros no permitieron que se rinda. El gol de Burruchaga le dio a Valdano la enorme satisfacción del deber cumplido: contra todos los pronósticos, Argentina se consagró campeón mundial.
Jorge había cumplido el gran sueño de toda su carrera y se sentía invencible, pero el destino le jugó una mala pasada. Seis meses después de la inolvidable consagración en México, le diagnosticaron hepatitis B y tuvo que abandonar el fútbol a los 31 años
Los medios españoles le ofrecieron trabajar como comentarista deportivo y él se adaptó muy rápido, pero aún le quedaba una inesperada aventura en las canchas. En 1989, cuando llevaba dos años de retiro, Bilardo le dijo que quería llevarlo al Mundial en Italia.
Valdano no podía creer la propuesta que acababa de recibir, pero su corazón lo llevó a intentar una última locura. Tenía 32 años, pero llevaba mucho tiempo inactivo y sufrió muchas lesiones durante su puesta a punto.
El santafesino volvió a jugar en la Selección y dio todo de sí para cumplir su objetivo, pero recibió un golpe inesperado. El mismo Bilardo, que lo había animado a dejar todo para volver al fútbol, decidió a último momento que no lo llevaría a la Copa.
Pasaron 30 años desde que Jorge Valdano vistió la camiseta de la Selección Argentina por última vez y se retiró definitivamente de las canchas. Desde entonces tuvo una breve etapa como entrenador y una exitosa trayectoria como dirigente en el Real Madrid.
Ganó la Copa del Mundo, siete títulos a nivel clubes y uno como entrenador, pero no guarda ningún recuerdo de su carrera. Aunque sabe que consiguió logros importantes, no se olvida de las caídas y golpes que sufrió en el camino.
Logró reinventarse como un exitoso periodista y escritor de libros, y en España son muchos los que lo conocen como “el sabio del fútbol”. Aún así, Jorge Valdano siempre llevará en su interior la esencia de ese chico de pueblo que se animó a dejarlo todo por sus sueños y alcanzó la gloria máxima.
