Todo indica que la novela de Carlos Tévez llegó a su fin: el capitán de Boca renueva contrato con el club de sus amores. Tras varias idas y vueltas, con polémicas y especulaciones varias a lo largo del proceso, la dirigencia llegó a un acuerdo con el delantero, que seguirá ligado a la institución.
La renovación de “Carlitos” implica mucho más que la mera extensión del vínculo, es un premio ganado en buena ley. Hace apenas algunos meses Tévez estaba cerca del retiro, y logró a fuerza de goles y un campeonato recuperar el cariño de los suyos, luego de un largo período de críticas constantes y mucha amargura.
La final de la Copa Libertadores en Madrid fue un símbolo claro del triste lugar que ocupaba Tévez en Boca. Había ganado todo lo que podía ganarse en el “Xeneize”, pero apenas disputó 10 minutos contra River en el Santiago Bernabéu, en uno de los partidos más importantes en la historia del club. Algo se había roto.
El “Apache” no estaba contento, pero sabía que no toda la culpa era de los demás. Su fallido paso por China no pasó desapercibido para el grueso de los hinchas, y desde entonces no había podido alcanzar su mejor forma, tanto física como futbolísticamente. Por primera vez en su carrera, hubo quienes lo atacaron con el mote de “ex jugador”, lo que terminó por derrumbarlo anímicamente.
Con sobrada experiencia en las ligas más importantes del mundo, Tévez se mostraba firme ante las cámaras y los micrófonos, pero su descontento era notorio dentro de la cancha. La llegada de Gustavo Alfaro a la dirección técnica despertó una nueva ilusión en el barrio de La Boca, y “Carlitos” sintió en su rostro una bocanada de aire fresco.
Alfaro hizo uso de su labia para pintar lo que sería su etapa en el club y habló de pasión, grandeza, el deseo de la Libertadores y el renovado rol de Tévez. No se ahorró ningún elogio para el delantero, y aseguró que sería el jugador “bandera” de su ciclo. Nadie podía imaginar en aquel entonces que dicha bandera flamearía, partido a partido, desde el banco de suplentes.
El “Apache” mantenía su peso simbólico en el plantel por todo lo que había conseguido, pero sus noches de gloria quedaban cada vez más lejos cuando uno dirigía la vista hacia el pasado. La impotencia por su desempeño dentro de la cancha se convirtió en declaraciones y gestos polémicos, como cuando dio a entender que hubo plata de por medio en la derrota contra River por semifinales de la Libertadores.
El 9 de diciembre de 2019, un año después de la derrota en Madrid, los socios de Boca pusieron a la comisión encabezada por Jorge Amor Ameal y Mario Pergolini en lo más alto de Casa Amarilla. Gustavo Alfaro renunció, Juan Román Riquelme se hizo cargo del fútbol y muchos pensaron que esto conllevaría la salida de Carlos Tévez del club.
“Carlitos” había sido muy crítico con Román algunos años atrás y era lógico que la nueva dirigencia quisiera empezar su gestión de cero. Con el River de Gallardo encaminado a conseguir la Superliga, el delantero de 35 años aseguró que si no seguía en la institución, se retiraría del fútbol: un final que demasiado opaco para una carrera tan brillante.
El drama no fue tal. Riquelme se reunió con él y le propuso volver a disfrutar del fútbol, Miguel Ángel Russo asumió la dirección técnica con un discurso más moderado y “Carlitos” volvió a confiar. Fue titular en el retorno de la Superliga, y no volvió a ver un partido desde el banco de suplentes hasta el final del campeonato.
Tévez metió 6 goles en las últimas 6 fechas y fue el estandarte de un grupo que le robó la gloria a River con una remontada de película. El relato tuvo un cierre perfecto, en el que el delantero recuperó su condición de “tocado por la varita” y metió el tanto de la consagración contra Gimnasia, uno de los más gritados por el pueblo “Xeneize” en el último tiempo.
Las opiniones críticas desaparecieron por completo y los aplausos y elogios ocuparon su lugar. Nadie se atrevía a discutir a “Carlitos”, que se había ganado el derecho a elegir lo que quisiera para su futuro. Solo la pandemia pudo detener su buena racha y reavivar algunas dudas con respecto a su continuidad.
El capitán de Boca tuvo una cuarentena “movidita”. Primero, por su desafortunada declaración sobre el sueldo de los futbolistas durante el parate, que provocó el enojo de varios colegas que llegaban con lo justo a fin de mes. Y más tarde, e insólitamente, con críticas y chicanas desde su propio club, en la voz de Raúl Cascini y el “Patrón” Bermúdez.
Aún así, las polémicas dejaron de importar. El pueblo “Xeneize” siente que las noches de amargura y derrotas quedaron en el pasado, y lo mismo vive Carlos Tévez. Él más que nadie se regocija con el final de esta historia, que lo tuvo como protagonista casi excluyente en las buenas y en las malas. Nadie podrá quitarle el placer de su victoria, una que va más allá del campeonato o la renovación: “Carlitos” goza el final de su travesía, el largo camino recorrido para volver a ser el jugador del pueblo.
