Como escribió el gran poeta español Antonio Machado: “Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora. Y ahora, ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos. Porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde. Ahora”.
El año 2020 se nos cae del calendario, cualquier adjetivo que se me ocurra, será descalificativo.
Al mismo tiempo, el año que se va, es probable que nos haya dejado enseñanzas, mucho más valiosas que el uso de las nuevas tecnologías.
Tal vez hayamos aprendido a valorar lo verdaderamente importante de la vida y a distinguirlo de lo meramente superficial
Entre lo importante, es de personas bien nacidas, ser agradecidos.
Por eso la gratitud hacia nuestra audiencia, a cada uno de nuestros oyentes, es infinita e ilimitada.
A veces pienso que quienes escuchan La Previa desde hace tantos años, más que oyentes: son cómplices necesarios de una hermosa locura y que un humilde programa de radio es una simple excusa para compartirla.
Que somos solidariamente parte de lo mismo, sólo que ocupamos distintos espacios o roles.
Que encontramos el lugar exacto para expresar algo que nos une profundamente: la necesidad de compartir emociones, en nombre del deporte y un grato momento de una pasión llamada radio.
Por eso es que, aquellos que saben de su magia, perciben que la radio más que escucharse, SE SIENTE.
Ustedes, queridos cómplices-oyentes y nosotros, somos sobrevivientes de un año con sabor a pesadilla.
Ustedes y nosotros hemos sido sometidos al encierro, hemos tenido miedo, la hemos pasado mal, en lo afectivo, en lo emotivo y en lo económico.
Muchos de ustedes y de nosotros, no pudimos despedir a nuestros seres queridos que se fueron.
Muchos de ustedes y algunos de nosotros, no pudimos ver a nuestros afectos que viven lejos, ni cuidar a nuestros viejitos queridos.
Sentimos que aún sin goles, sin partidos, rasguñando las piedras y tratando de arrancarles alguna emoción, nunca nos abandonaron, queridos cómplices- oyentes.
Que como hace más de 6 años, cada sábado y cada domingo nos prestaron los oídos y dejaron abiertas de par en par, las puertas del corazón.
Que participaron, que se rieron, que se enojaron, que nos elogiaron, que nos criticaron, pero que siempre estuvimos juntos.
Como los buenos amigos, siempre pudimos contar con ustedes.
Siempre Juntos, extrañando, llorando y despidiendo a Mario Pereyra, al Turco Webhe y a Maradona, para depositarlos en el rincón del alma donde habitan los afectos más entrañables.
Gritando goles ajenos de Alemania, de Inglaterra, de Italia, de España, hasta que regresaron los nuestros.
Recreando historias y personajes que siempre deberíamos tener presentes.
Por todo eso el último “Grandes del Deporte” del año es para nuestros cómplices-oyentes.
Me atrevo a decir que muchos de ustedes son auténticos héroes desde su trinchera de vida.
Trabajando en la sanidad, en el transporte, en la seguridad, en servicios esenciales, poniendo en juego la salud para servir al prójimo, haciendo malabarismo para que el plato de comida no le falte a sus hijos, en tiempos de pandemia, necesidad y confusión.
Peleando, luchando, poniendo el pecho a la vida, al maldito Covid -19, al encierro, al hartazgo y al miedo.
Nos hicimos mutua compañía los fines de semana, mientras vociferábamos nuestra pasión desde algún viejo aparato de radio, alguna novedosa aplicación, desde el celu o desde un mp3.
En el auto, en el baño, en el living, en la cocina o en el lugar donde ustedes eligieron escucharnos.
Nuestros oyentes, nuestros queridos cómplices, son para La Previa, los Grandes del Deporte.
Lógicamente, la mayoría de ustedes no ganó un mundial, ni siquiera un baby fútbol, ni se colgaron una medalla olímpica, ni recibieron el balón de oro, ni perciben millones de dólares anuales.
Algunos no saben si la pelota todavía es redonda, ni de qué jugaba el “Hacha” Ludueña, ni el “Milonguita” Heredia.
Pero estoy seguro de que nos bancaron como Bonavena se aguantó las piñas de Mohamed Alí en el Madison en 1970.
Tuvieron la garra del Independiente, Rey de Copas.
La lucidez de Marcelo Gallardo, para cambiar lo que había que cambiar ante esta nueva realidad que nos toca vivir.
La guapeza de Carlitos Tevez para sacar un gol de la galera para ganar un campeonato cuando todo parecía perdido.
Que usaron las mil y una jugadas preparadas como el Dr. Bilardo para ganar el mundial.
Que tuvieron la personalidad del Cholo Guiñazú para ayudar a salir a su familia del descenso y devolverla a primera.
Que necesitaron de la paciencia y la inteligencia serena del Ruso Zielinski para voltear a Goliat, cuando nadie creía en David.
Que cuando las energías y la templanza se terminaban requirieron de la fuerza del botín del Chango Cárdenas para clavarla en un ángulo y sentirse eternos.
Junto a nuestros cómplices-oyentes hemos cruzado el océano a nado y ahora queremos disfrutar de las playas que encontramos en tierra firme.
Aunque todos sabemos que no hay que relajarse, ni descuidarse.
Por eso los invitamos a no bajar los brazos.
A presionar alto para recuperar la pelota, nuestro juguete preferido, cuyo sinónimo en la vida es la alegría.
Es hora de proyectar a los marcadores de punta hacia la utopía del gol, que es lo más parecido a la felicidad.
Los invitamos a poner todo, a no guardarnos nada.
A soñar y a hacer realidad aquello de que “ahora viene lo mejor”.
Queremos que en 2021 no haya ningún VAR que nos anule la alegría y la fe, aunque estemos en posición adelantada.
Pretendemos tirarnos de palomita en el área grande para jugar con nuestros hijos.
Deseamos hacerle un caño insolente a la tristeza y a la desesperanza.
Necesitamos hacerle un cepillito abajo a mala onda y a la maldad.
Necesitamos estar todos juntos a la par, con el mismo color de camiseta y con la misma ilusión.
Soñamos en dar la vuelta olímpica de los campeones de la vida, unidos en un mismo abrazo.
Lo decimos convencidos desde la radio, que es nuestro lugar en el mundo.
Somos lo que somos, porque ustedes nos acompañan y nos comprometen a tratar de ser mejores.
Porque soñamos los mismos sueños.
Porque queremos creer que después de todo lo que pasamos algo hemos aprendido: al menos, a diferenciar lo auténticamente importante de lo superfluo.
Entre lo importante, es de buena gente ser agradecido, y nuestro gracias a uds Cómplices Oyentes es infinita. Por eso para nosotros son Grandes, del deporte y de la vida.
Por eso, en este momento cuando el 2020 se cae del calendario, no queremos darles un mensaje forzado, ni solemne, de ocasión con motivo de las fiestas.
La esperanza es un combustible irrenunciable, gratuito y al alcance de cada corazón.
La mejor manera de hacer patria es intentar ser felices y es una tarea que no puede esperar hasta mañana.
Como decía el poeta español Antonio Machado:
“Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora. Y ahora, ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos. Porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde. Ahora”.
