Messi, más maradoneano que nunca

Diego Borinsky

Este miércoles todos los futboleros vimos esta arenga de Messi previa a la final contra Brasil, en el Maracaná. Se viralizó. Era un anticipo del documental que Netflix estrenaba el día siguiente, el jueves 3 de noviembre, centrado en la Copa América ganada después de 28 años.

La gran mayoría quedamos impactados por ese video. Basta darse una vuelta por los comentarios expresados en redes sociales. Pasa que, por lo general, no tenemos acceso a la intimidad de un vestuario, y mucho menos de una arenga. Y si nos sorprendió ya ese simple hecho de estar adentro del recinto íntimo de los futbolistas, ver a un Messi sanguíneo y líder, tomando la voz de mando y el modo pasional en que lo dijo, nos terminó de convencer de que este Messi que vemos está lejísimos de aquel otro Messi timorato, que no solo no cantaba el himno sino que ni siquiera parecía inmutarse demasiado ante una cita máxima de su selección.

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Este de hoy es un Messi más maradoneano que nunca. Un Messi que lidera con su juego pero también con su palabra. Que contagia. Eso pudimos comprobar con el video. Y si ya nadie le discute sus destrezas futboleras y aún quedaba alguna incógnita sobre su liderazgo verbal, con estos dos minutos de las entrañas del Maracaná ya no quedan más dudas.

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Y a lo Messi, eh, con su sello, bien rosarino, comiéndose las “eses”, también algunos finales de palabra, cuando avisa que llevarán la Copa “pa” casa y diciendo que es un grupo “petacular”.

¡Qué lejos quedó aquel 22 de junio de 2010, en Polokwane, cuando Leo llevó la cinta de la selección mayor en el brazo por primera vez! 

Recordemos: Mundial de Sudáfrica, Maradona el técnico y Mascherano el capitán. En la última fecha del grupo, con el equipo ya clasificado a octavos por los dos triunfos iniciales ante Nigeria y Corea, Diego decidió darle descanso a la mayoría de los titulares y se le ocurrió ofrecerle la capitanía a Leo por primera vez. Cuentan testigos de aquella primera arenga antes de saltar al campo de juego, que Messi intentó dar un discurso en el vestuario, pero estaba tan nervioso, y era aún tan tímido y apocado, que dijo estar agradecido por esa chance y luego se hizo un silencio. Un largo silencio. No le salían las palabras. Entonces la Bruja Verón gritó un “vamos carajo” y todos se sumaron y lo impulsaron hacia el campo de juego.

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Así recordó Martín Palermo aquel momento: el viaje en micro sentado junto a Leo, los 235 kilómetros de Pretoria a Polokwane, y luego la charla técnica.

A los 35 años, Messi afrontará su quinta Copa del Mundo en mayores y marcará un hito en la historia de la selección nacional. Ningún futbolista de los nuestros había llegado a esa cifra. Maradona jugó 4, de 1982 a 1994, y no fueron 5 porque Menotti lo desafectó del Mundial disputado en nuestro país, el que hubiera sido el primero de todos. Javier Mascherano es el otro que participó en 4: del 2006, 2010, 2014 y 2018. Y después ninguno más. Diego llegó a 21 partidos en los Mundiales y Masche, a 20. Leo suma 19: si juega los 3 partidos de la primera fase ya se quedará con un nuevo record, de alcance nacional.

También se acomodará en la cima a nivel mundial, aunque en este caso acompañando a otros integrantes. Sólo hay 4 futbolistas que han disputado 5 Copas del Mundo: son los mexicanos Antonio Carbajal y Rafa Márquez, el alemán Lothar Matthaus y el italiano Gigi Buffón, que estuvo en 5 pero sólo sumó minutos en 4. De no ocurrir ningún imprevisto de última hora, en Qatar se sumarían a este selecto grupo otros cinco futbolistas: Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos, Memo Ochoa y Andrés Guardado (estos dos últimos mexicanos) y nuestro mago rosarino. Si juega los 7 partidos de esta Copa llegará a 26 y superará los 25 que tiene Matthaus hasta aquí, la máxima marca en el mundo.

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A pesar de su compromiso eterno con la Selección, Leo sabe mejor que nadie que en los Mundiales no rindió como puede rendir. Que su registro goleador está lejos de los que ha alcanzado en otras competencias. Ha convertido solo 6 goles hasta aquí en 19 partidos, a un promedio de uno cada 3 presentaciones. Y con una distribución curiosa: anotó uno el día de su debut, en la goleada por 6-0 ante Serbia y Montenegro, en Alemania 2006. Entró en los últimos 15 minutos y decoró el resultado. 

Luego no pudo anotarle a Holanda ni a México, en esa misma Copa. Y en la eliminación ante Alemania no ingreso. El arco siguió cerrado en los 5 partidos que disputó en Sudáfrica 2010. Y recién pudo gritar 4 veces ante Bosnia, Irán y Nigeria por duplicado, en la fase de grupos de Brasil 2014. Y sumó uno más, ante Nigeria otra vez, en la fase de grupos de Rusia 2018. Lo curioso, y más tratándose de un asesino serial de arqueros, es que Messi no haya podido convertir aún ni siquiera un gol para Argentina en un mata-mata de Mundial. Sin dudas, lo tiene anotado en su libretita de las pocas cosas que le faltan hacer.

* Goles en partidos eliminatorios de Mundial.

* Levantar la Copa del Mundo.

Metele esas dos tildes a tus apuntes, Leo, y no jodemos más. Ya estamos imaginando tu arenga en las entrañas del estadio Lusail.

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