Messi necesita ayuda: ¿Quiénes son líderes en la Selección?

Raúl Monti

De las infinitas comparaciones a las que fueron sometidos Maradona y Messi, quizá la más impersonal de todas haya sido la que apuntaba a los hombres que rodearon a las dos grandes estrellas del fútbol argentino.

Cuando Leo solo acumulaba frustraciones con la albiceleste, aquellos que lo defendían argumentaban que, a diferencia de Diego, el rosarino no tenía a un Burruchaga, un Valdano o un Ruggeri que lo salvara en las difíciles.

Cuando Lionel Messi rompió la maldición y levantó entre lágrimas la Copa América en el Maracaná, esa sensación pareció esfumarse por una noche: Argentina gritó campeón en el peor partido del capitán, porque el equipo lo salvó.

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Lionel Messi es el mejor jugador del mundo, pero a sus 34 años se hace difícil negar que está en la recta final de su camino, y que el paso del tiempo se hace cada vez más notorio en su juego. Viene sufriendo con las lesiones, pierde la pelota en situaciones simples, corre cada vez menos, y descansa cada vez más.

El Messi de la actualidad sigue siendo genial, pero ahora se nota que es humano. Y tanto él como su entorno son conscientes de que, para lograr lo máximo en Qatar, va a necesitar más ayuda que nunca. Para su fortuna, en el proceso actual de la Selección el “10” encontró un par de buenos aliados para el que puede ser su último gran objetivo.

Cuando Lionel Scaloni citó por primera vez a Rodrigo De Paul, nadie podía vaticinar que se convertiría en uno de los estandartes de la Selección. Figuras como “el Kun” Agüero, Javier Pastore y Paulo Dybala ya se habían probado sin éxito el traje de “socio de Messi”. Sin embargo, lejos de los reflectores y las presiones de los grandes cracks, De Paul se ganó al capitán, al técnico y a los hinchas.

Surgido en Racing, tuvo un paso flojo por Valencia y se hizo importante en Udinese, equipo de mitad de tabla del campeonato italiano. Scaloni lo convocó para un amistoso contra Irak, a finales de 2018, y nunca más lo sacó del equipo. Su presente en un club de élite como Atlético de Madrid se debe, en gran parte, a lo que demostró con la camiseta albiceleste.

Sin actuaciones brillantes en su primera etapa en la Selección, De Paul ganó confianza con el correr de los partidos y alcanzó un nivel altísimo en la última Copa América, jugando a un nivel superlativo en la final contra Brasil.

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Hoy por hoy, solo por detrás de Messi, Rodrigo De Paul es el líder futbolístico de Argentina, pero su rol va más allá de lo que hace con la pelota en los pies: De Paul demostró que cuando el mejor de todos está en un mal día, él tiene la personalidad necesaria para dar un paso al frente y hacerse dueño del equipo.

Otro que se hizo indiscutido de la noche a la mañana fue Emiliano Martínez. Alguna vez Sergio Goycochea contó que su vida cambió para siempre en los treinta días que duró el Mundial de Italia ’90. Algo similar vivió el “Dibu” en la última Copa América, que lo llevó de ser un desconocido a tener un mural con su rostro en el predio de AFA.

Martínez apareció por primera vez en la discusión a mediados del 2020, cuando levantó un par de copas con el Arsenal inglés y Scaloni lo premió con la convocatoria. En aquel momento eran Franco Armani y Esteban Andrada quienes peleaban por el arco de la Selección, pero “Dibu” declaró desde el arranque que no venía al país a disfrutar de la experiencia, sino a pelear por el puesto de titular.

Más allá de su ambición, la suerte o el destino también jugaron a su favor: hoy nos parece ilógico, pero hasta 24 horas antes del arranque de la Copa América, Armani era el arquero titular de Argentina. El “1” de River tuvo problemas con el PCR, “Dibu” tuvo que cubrirlo en la primera fecha del torneo y el resto es historia. Sus atajadas a lo largo de la Copa y su rol protagónico en los penales ante Colombia, terminaron de lanzarlo al estrellato.

Más allá de ser tribunero en sus declaraciones o controversial con sus gestos, Emiliano Martínez es otro que llegó a la Selección para quedarse. Tiene menos de veinte partidos con Argentina y un largo camino por recorrer, pero Lio Messi lo cobijó bajo su ala y es uno de los que tienen boleto asegurado a Qatar. “Dibu” es el famoso “arquero de equipo grande”, siempre importante por su personalidad ganadora.

Con Emi Martínez en el arco y De Paul en la mitad de la cancha, la columna vertebral de la Selección tiene dos nombres bien posicionados en el grupo, que ya probaron que pueden ponerse el traje de líder si la situación lo amerita. Sin embargo, hay dos zonas de la cancha en las que ese rol no tiene un nombre definido: la zaga defensiva y el ataque.

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El de los centrales es un caso raro. Por un lado, la dupla conformada por “el Cuti” Romero y Nicolás Otamendi está en su mejor momento. Se conocen, se complementan bien y son grandes responsables de que en los últimos diez partidos solo nos hayan convertido dos goles. Pero, ¿alguno de los dos tiene el perfil de “caudillo” que necesitan los grandes equipos?

Por edad y experiencia, la responsabilidad recae sobre Otamendi, pero el ex defensor del City no termina de convencer a todos. El codazo que pegó en el último partido ante Brasil, que pudo haber dejado al equipo con uno menos, pone en duda su toma de decisiones. Y hace ya un tiempo, un experimentado como Oscar Ruggeri lo criticó por no tener “voz de mando”, característica subrayada en el manual del buen central.

Cristian Romero, por su parte, da muestras de su capacidad jornada a jornada, pero está lejos de ser Passarella (aunque muchos ya lo hayan comparado con el “Káiser”). “El Cuti” es tan talentoso como joven, por lo que tampoco es aún ese líder indiscutido de la defensa, capaz de ordenar al equipo con dos gritos.

En el ataque pasa algo similar con Lautaro Martínez. Es el goleador de la era Scaloni, pero su nivel es irregular y suele estar entre los primeros cambios del técnico. La lista de la Selección no tiene una alternativa clara en su puesto, por lo que “El Toro” tendrá que madurar antes del Mundial si quiere meterse entre los grandes goleadores históricos de la albiceleste.

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