Andrés Miguel Fassi es mirado con recelo por muchos, con añoranza por otros, con distanciamiento por algunos, con empatía por otro grupo. Se podrá estar de su lado o no, se lo puede tomar o dejar, pero sus convicciones son inquebrantables y dice lo que piensa, lo que siente y normalmente sin medir posibles consecuencias.
En ese sentido se convirtió en deporte popular “pegarle a Fassi”. Recibe todas las trompadas. Le trae complicaciones estar identificado con la postura de no regresar en el tiempo, más aún con un fútbol que volvió a ser controlado por las viejas estructuras de AFA que mantiene ese contexto revanchista y de rencores eternos.
Desde 2014 su figura fue creciendo en el fútbol argentino a medida que Talleres recuperaba también los primeros planos. De repente se convirtió en la voz del interior y si a alguien hace recordar esa verborragia propia de tierra adentro que reclama un fútbol abierto, más justo y competitivo es a Amadeo Nuccettelli, quien no paró hasta que AFA aglutinó a Talleres en sus torneos.
Era señalado como “el hombre del Presidente” Mauricio Macri por su indisimulable militancia por el fútbol como Sociedad Anónima. No ocultó querer mexicanizar el fútbol argentino porque para él, la mejor liga del mundo es la que conjuga la pasión del fútbol nuestro con la organización del mexicano.
Cuestiona estar peleando sólo en esta cruzada, apenas con un escarbadientes en su poder, frente a un ejército. Alguna vez, otro dirigente de Córdoba hizo lo mismo: Armando Pérez, siendo presidente de Belgrano se paró en la vereda del frente de Julio Grondona y lo que vino después fue una salida indecorosa de la AFA como normalizador, el destrato dirigencial y el descenso del Celeste.
Cuenta Roberto Saporiti, quien lo tuvo como preparador físico, que le dijo “cuídate que el ‘Che’ Guevara murió sólo en Bolivia, la AFA es brava”.
Pero para que eso le suceda a Fassi, debió pasar algo…y pasaron cosas.
Entonces pide que los dirigentes se saquen la careta, acabar con la demagogia, que si los clubes no pueden competir porque no tienen plata pues que no compitan, que se deben respetar los reglamentos, que en ningún lado hay una liga de 30 equipos y hasta promueve el regreso a las prácticas, con un protocolo, en medio de la pandemia por coronavirus.
El presidente de Gimnasia, Gabriel Pellegrino lo trató de mentiroso; Nicolás Russo de Lanús que no se puede ser presidente de cinco clubes a la vez y que su club no se puede comparar con Talleres porque Fassi busca hacer plata; Mario Leito le recordó que los clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro; y Jorge Amor Ameal que no se pone de acuerdo con él por las sociedades anónimas.
Daniel Ferreiro, vocero de ‘Chiqui’ Tapia, sostuvo que Fassi promueve un fútbol para clubes ricos y que no le van a pedir disculpas por ser pobres. Tinelli salió con los tapones de punta después del partido ante San Lorenzo, recordando labores arbitrales de las que Fassi se quejó unos días antes pidiéndole a Beligoy, el titular de los árbitros, que cuide a Talleres.
Y si Fassi mira para adentro también encuentra de todo: Santiago Silva apuntó contra el titular de la T al sostener que se terminó yendo porque Fassi tenía que hacer un recorte o un negocio. Cuando comenzó 2020 se quejó de que sólo 14 mil socios pagaron la cuota. “¿Para qué ser socios, si para él sólo somos clientes? En el club no hay participación”, apuntó el vitalicio Jorge Chudnobski. Alguna vez se paró de los dos lados del mostrador con los pases de Palacios y Bustos entre Talleres y Pachuca.
Fassi dice que invita a debatir, promueve ideas, que abre el club a cualquiera, que muestra las auditorías, que Talleres no le debe un peso a nadie… ¿Y al CIBI? Pablo Tello, dirigente del Club Infantil de Barrio Ituzaingó contó que el reclamo por el pase de Reynoso a Boca ya es de un millón de dólares.
Mantiene un perfil altísimo y no tiene límites a hora de enfrentarse a rivales de peso. Los hinchas de Talleres ruegan que las consecuencias no sean nefastas.
Algunos lo ven como en Jurassic Park peleando contra todos los dinosaurios, él se autoreferenció luchando con un escarbadientes y otros apelan a la frase de Don Quijote de la Mancha: “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”.
Informe de Gabriel Rodríguez
