Hay realidades que no son fruto de la casualidad, más bien de una elaborada estrategia que se implementa para lograr objetivos. Existe un incuestionable auge del fútbol japonés por crecer, ser más importante, agrandarse y ser competitivo. Y parece que va paso a paso.
“Japón 2092” no es un tinte apocalíptico, sino un plan desarrollado por la federación nipona para ganar la copa del mundo de selecciones antes que finalice el Siglo XXI.
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Que Real Madrid le de rodaje en otros clubes a Takefusa Kubo, inicialmente conocido como el “Messi japonés” y que Barcelona, de repente, haya reclutado a Hiroki Abe, uno de los jóvenes talentos con más proyección del fútbol asiático, proveniente del Kashima Antlers, no son hechos fortuitos. Es el trabajo de sus academias juveniles, productora de talento que se exporta.
Tampoco es casual la presencia de muchos de ellos en las ligas europeas, que se está multiplicando en los últimos años. Y menos los fichajes estrellas en Oriente de “El Niño” Torres, David Villa, Podolsky e Iniesta, porque todo eso constituye una parte importante de la elaborada idea de convertir al fútbol japonés en poderoso.
Raúl Horacio Maldonado, dejó Instituto en diciembre de 1999 para pasar a Yokohama Marinos, recomendado por Osvaldo Ardiles y destacando un potencial absoluto de aquel país: “Tienen muy buena técnica y potencial en predios, infraestructura y todo lo que te imagines”.
Osvaldo César Ardiles, campeón del mundo en 1978, tuvo un gran paso por el fútbol japonés como entrenador y realiza una rápida radiografía del modelo nipón, por cierto, escalones arriba y por muchos de la Superliga China.
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“Todo cambió con la fundación de la J-League, que es la liga japonesa. Está muy por encima del fútbol chino, les sacan años de ventaja”, opinó Ardiles en diálogo con Cadena 3.
En la actualidad, la J-League (la primera división) es uno de los campeonatos más fuertes de su continente y pelea palmo a palmo con China por el rótulo de “la mejor liga asiática”.
Los equipos son protagonistas habituales de la AFC Champions League, máxima competencia de Asia a nivel clubes, habiéndola ganado siete veces. El “Bocha” Maldonado explica por qué la ganan seguido los japoneses: “Son como Brasil en la Copa Libertadores, el nivel es muy alto”. Es más, Kashima Antlers fue subcampeón del Mundial de Clubes de FIFA en 2016 detrás de Real Madrid, cayendo en el alargue 4-2, y cuarto en 2018, por debajo de River.
La selección se impuso en la Copa de Asia cuatro veces: en 1992, 2000, 2004 y 2011; es el actual subcampeón al caer en la final de 2020 ante el organizador del mundial que viene, Qatar; y desde 1992 siempre supera la fase de grupos.
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En los mundiales, desde su debut en Francia ’98 tiene asistencia perfecta, habiendo accedido a octavos de final en el evento que coorganizó con Corea del Sur en 2002, Sudáfrica 2010 y el último, en Rusia 2018 cayendo ante Bélgica 3-2 con un equipo en el que más de la mitad de los jugadores militaban en el Viejo Continente. Además el noveno puesto es su mejor performance en dos mundiales: 2002 y 2010.
Ese futuro de Japón tuvo en un pasado a Ardiles como técnico de Tokio Verdy, Shimizu S Pulse en donde coincidió con la “Lora” Nicolás Fernando Oliva y Yokohama Marinos, siendo campeón en éstos dos últimos y en donde puso un granito de arena para su crecimiento.
Y no debería tener inconvenientes en ser una de las 4 plazas y media que ostenta Asia para Qatar 2022, con una selección que en los ’90 llegó al puesto 21 del ranking FIFA y 30 años después sigue más o menos ahí, en la posición 24 de acuerdo al ranking mensual de agosto.
Claro que todo no fue siempre así. El fútbol se reconvirtió en Japón porque a inicios de los ’90, su primer categoría, la Japan Soccer League era un torneo semi profesional con 12 equipos que representaban a las Yamaha, Toshiba o Nissan; futbolistas que eran empleados de esas empresas multinacionales y un nivel paupérrimo de juego.
Entonces, la refundación de la liga principal llevó a profesionalizar las áreas, los equipos ya no serían de las empresas, pasaron de 12 a 18 clubes, las localías debían imponerse en estadios superiores a las 15 mil butacas y se creó una segunda división en 1999, con la idea de amoldar la competición a los estándares europeos.
Los arribos de Gary Lineker, Zico, Dunga, Laudrup, Pierre Littbarski y Ramón Díaz, produjeron un salto cualitativo que se mantiene hasta hoy y así lo rememora el “Pitón”: “Llegaron figuras y entrenadores extranjeros. Había equipos predominantemente brasileños, otros argentinos, otros alemanes y así”.
Todos los clubes están obligados a desarrollar su propia academia y a tener, como mínimo, equipos de categoría sub-15 y sub-18. Y además el equipo profesional deberá tener al menos dos jugadores de la cantera y un menor de 21 años.
Es un requisito “sine qua non” de la liga, que a la hora de distribuir los ingresos de 10 millones de dólares por la venta de los derechos de televisión, evalúa el comportamiento de los clubes en el criterio del desarrollo juvenil.
El proyecto de la federación es que para 2092, momento en el que se cumplirá el centenario de la J-League, haya en la isla un centenar de equipos profesionales y, por supuesto, a nivel selección ser campeón del mundo con los “Samuráis Azules”. ¿Podrá? Judelin Aveska es un defensor haitiano nacionalizado argentino que está jugando en Taiwán, isla ubicada al sur de Japón y considera que no sería un milagro.
“Actualmente tienen el mejor fútbol de Asia y están haciendo las cosas muy bien. Sería lindo que un país como Japón logre algo tan hermoso como ganar el Mundial”, opinó Aveska consultado por Cadena 3.
En lo futbolístico, se confirma la lenta evolución darwiniana que se profundiza cada cuatro años: los equipos son cada vez más parejos y los partidos más disputados. En el último mundial, de los 48 partidos de la primera fase, casi el 70% iban empatados hasta 15 minutos antes del final. El 30% (31 partidos) terminó igualado, el 67% se definió por un gol de diferencia y dos cotejos (2%) por dos goles. Y los seleccionados con jugadores menos destacados, cada vez defienden mejor. O sea, la brecha entre los David y Goliat tiende a desaparecer
Japón 2092. La Tierra del Sol Naciente. ¿Podrá?
