Comienza un fin de semana con duelos clásicos en el torneo argentino, y los futboleros nos preparamos para vivir cruces entre cuatro de los clubes más grandes del país: Independiente – Boca y River – Racing son, sin lugar a dudas, algunos de los partidos con más historia en nuestro fútbol.
Y sin embargo, en tiempos de renovación y formatos experimentales, basta con revisar las probables formaciones de los equipos para notar un detalle que se extiende prácticamente a la totalidad de los planteles de primera: la escasez de ídolos en el fútbol argentino.
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No nos referimos a los ídolos históricos, a los de siempre, sino a los que aún visten de cortos y podemos disfrutar cada fin de semana. Esta noche, sin ir más lejos, Boca e Independiente animarán un clásico intenso sin que haya ni un ídolo indiscutido para los hinchas entre los 22 titulares que saltarán a la cancha.
Entre tantas idas y vueltas del mercado de pases y la discusión por la jerarquía de los refuerzos, ¿dónde quedaron los ídolos en el fútbol argentino?
Cada equipo tiene su figura, su jugador desequilibrante o ese que lleva muchos años en el club, pero pocos en la actualidad tienen un jugador emblema, al que los hinchas sientan como un representante genuino dentro del terreno de juego. Si analizamos los planteles más importantes de primera división, hay muy pocos nombres que pueden aspirar a ocupar ese lugar de privilegio en el sentir de las hinchadas.
Un futbolista vigente que escribe fecha a fecha nuevas páginas en su historia, es Enzo Pérez. El mendocino es una debilidad de los hinchas de River y una pieza clave en el esquema de Marcelo Gallardo, algo que lo pone un escalón por encima del resto en la consideración popular.
Aunque fue protagonista de todos los títulos importantes del “Millonario” en los últimos años, Enzo se consagró definitivamente como ídolo en el partido más complicado de su carrera: el día que, lesionado y todo, se puso los guantes y jugó de arquero durante 90 minutos en un partido de Copa Libertadores.
Aunque todavía les falten algunos escalones para llegar a lo más alto, referentes como Franco Armani, Jonatan Maidana o Javier Pinola también son embajadores del sentir riverplatense. Después de todo, no hay motor más potente en el camino a la idolatría que los triunfos, y varios integrantes del River del “Muñeco” ya quedaron en la memoria de la gente.
Boca aún extraña a Carlos Tévez, su último símbolo, y los “xeneizes” no encontraron aún a un jugador que ocupe su lugar. En ese sentido, la reciente vuelta de Darío Benedetto al club se explica por dos grandes motivos: lo trajeron para que haga goles, pero también para que se convierta en el abanderado del Boca de Battaglia.
“El Pipa” tendrá el desafío de dejar en el pasado la derrota copera ante River en Madrid, que se convirtió en el gran karma de Boca en los últimos años. Para lograrlo, el ex delantero del Marsella sabe que lo único que sirve es ganar la Copa Libertadores, y asumió esa responsabilidad desde su primer día en el club de La Ribera.
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Detrás de Benedetto y en un plantel sin demasiado arraigo con la gente, dos pilares de la defensa también se ilusionan con meterse en la historia grande del club: Carlos Izquierdoz y Marcos Rojo. En una institución plagada de ídolos en la comisión directiva y el cuerpo técnico, ahora les toca a los futbolistas estar a la altura de lo que demanda la historia de Boca.
San Lorenzo es un caso particular, porque el mal momento del “Ciclón” puso en la cuerda floja a todos los integrantes del equipo, incluidos sus capitanes. Aunque hayan sido campeones de la histórica Copa Libertadores obtenida en 2014, dos símbolos como Néstor Ortigoza y Sebastián Torrico también tuvieron que soportar los reclamos desde las tribunas.
Racing despidió con una ovación a Lisandro López el campeonato pasado, y los más grandes del plantel tuvieron que dar un paso al frente y ocupar el lugar que dejó vacante el goleador. Iván Pillud y Gabriel Hauche son dos de los jugadores más importantes del plantel actual de la “Academia”, pero no será fácil llenar el vacío que dejó la partida del “Licha”.
En Independiente, los ídolos brillan por su ausencia. El jugador que estaba mejor encaminado era Silvio Romero, pero el cordobés se fue de la institución luego de varios roces con la dirigencia comandada por Hugo Moyano. Los hinchas del “Rojo” se dieron el gusto de ovacionar a Ricardo Bochini hace un tiempo, cuando el estadio pasó a llevar su nombre, pero hace rato que, dentro de la cancha, los referentes escasean.
Talleres corre una suerte similar. “La T” volvió a los primeros planos bajo la gestión de Andrés Fassi, pero las constantes renovaciones en los planteles no les permitieron a sus figuras terminar de identificarse con la gente. En ese sentido, la desprolija salida de Juan Cruz Komar, uno de los capitanes del equipo, fue un golpe para los hinchas. Por su historia en el club, hoy le toca a Guido Herrera ser el representante del pueblo albiazul.
Las figuras se van del país cada vez más jóvenes y vuelven cada vez más grandes, por lo que se hace difícil que surjan romances duraderos entre un futbolista y su hinchada. “Pepe” Sand en Lanús, Mauro Boselli en Estudiantes, Patricio Toranzo en Huracán o Marco Ruben en Rosario Central, son algunos ejemplos actuales, pero cada vez hay menos.
Por títulos, por identificación con la gente, por historia o amor a la camiseta: ¿quién es, hoy por hoy, el máximo ídolo vigente del fútbol argentino?
