9 de junio de 2024. Chicago, Estados Unidos. Primer acto: el defensor vestido de celeste y blanco corta, en posición de mediocampista, un ataque del rival y se la da a un compañero. Segundo acto: el mismo defensor sale disparado como una flecha y queda parado como delantero. Tercer acto: en dos movimientos, recibe el pase, controla la pelota, engancha y asiste, en forma magistral, al mismo compañero de antes para que marque un golazo.
El escenario: un partido amistoso. El contexto: la previa de la Copa América. El defensor vestido de celeste y blanco tiene tonada cordobesa, nombre, apellido y un apodo que es como un documento: Cristian “Cuti” Romero.
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El enorme rendimiento del “Cuti” en la antesala de la Copa América invita a la ilusión. Pero, además, abre el paraguas al análisis de otros puntos. Por un lado, la certeza de un indiscutible en el once inicial de un equipo campeón del mundo. Por el otro, la pregunta que invita al debate: ¿qué lugar ocupa el ex Belgrano en un listado de defensores destacados de la historia de la selección? ¿Quién es el mejor futbolista del equipo nacional en esa posición de todos los tiempos?
Rebobinando varias décadas atrás, el abanico de zagueros centrales que fueron cracks con “La Albiceleste” es grande. Y surgen varios nombres. Por ejemplo, otro que es bien conocido en Córdoba, como Luis Galván, campeón del mundo en el 78 mientras defendía los colores de Talleres. Un tiempista elegante y un auténtico maestro que tuvo su apogeo de excelencia futbolística en la final de esa copa.
Su compañero en la zaga, Daniel Passarella, es otro que aparece bien arriba en el listado de próceres futbolísticos. El gran capitán de esa primera gran alegría a nivel nacional tenía todo: temperamento, liderazgo, voz de mando y clase, mucha clase. Y, por si fuera poco, un plus exótico para la mayoría de los defensores: goles.
“El Káiser”, único argentino en ganar dos mundiales, aunque no jugó ni un minuto en el 86, fue un futbolista fuera de serie, que salvaba su propio arco e inflaba redes ajenas, y marcó una época.
Precisamente el Mundial 86, aunque signado a fuego por un Diego Armando Maradona en llamas y a un nivel divino, también tuvo a sólidos defensores que representaron al escudo nacional y quedaron grabados en las páginas gloriosas albicelestes.
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En ese sentido, José Luis Brown fue otro indispensable. El domingo 29 de junio de 1986, en el mítico Estadio Azteca, cabeceó al fondo de la red lo que fue el primer tanto de la selección para la victoria 3-2 ante Alemania.
“El Tata” no aparecía como titular antes de la Copa del Mundo, pero la enfermedad que privó a Passarella de jugar ese torneo le dio un lugar, que ratificó con entrega y valentía, y con una imagen que quedará para siempre en el inconsciente colectivo: eligió quedarse en cancha pese a tener el hombro dislocado, con un hueco en su camiseta y el pulgar reposando adentro. Del riñón de Estudiantes y con el coraje inundando su cuerpo, también entró en la historia argentina.
De esos años (y ese Mundial) también se destaca, en este rubro, la figura de Oscar Ruggeri. “El Cabezón” fue un caudillo de la defensa: con mentalidad ganadora, presencia, liderazgo y viveza, se consolidó como una pieza fundamental de ese certamen en el que alcanzamos la gloria.
Y si de defensores cracks de otra época se habla, otro inobjetable en el listado es Roberto Perfumo. “El Mariscal” fue, para muchos, el mejor “2” de la historia del fútbol argentino. Quienes lo vieron jugar coincidían en un axioma irrefutable: era una miscelánea perfecta entre autoridad, inteligencia y jerarquía, cuya sola presencia brindaba una seguridad amurallada y su personalidad avasallaba a los bravos delanteros rivales.
En un repaso más contemporáneo, aparecen otros nombres trascendentes, como el de Roberto Fabián Ayala. “El Ratón” también marcó una era: es el quinto futbolista con más presencias con la celeste y blanca, con 114 partidos entre 1994 y 2007, e integra el actual cuerpo técnico de la selección. Respetado por todos, fue un inamovible durante un largo tiempo en el equipo nacional y su nombre es sinónimo de la selección argentina.
Después de la larga sequía de 28 años, vino la generación dorada actual, que se consolidó de la mano del astro, Lionel Messi, el líder, Lionel Scaloni, la magia, Ángel Di María, y un equipazo que brilla en todas sus líneas. Y, en la zaga, otro que atravesó distintos procesos con éxito fue Nicolás Otamendi. Sólido en la defensa al lado del “Cuti”, es un auténtico caudillo que brinda seguridad y firmeza en el tramo final de su carrera. Y, cuando alguno no está, Lisandro Martínez también aparece como fuente de seguridad.
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Y la cuenta llega al “Cuti”. Verlo jugar genera orgullo. Apareció casi de la nada y hoy es indispensable. Aunque parece que estuviera hace muchos años, debutó recién en la selección en junio de 2021, justo antes de la Copa América del “Maracanazo”. Y nunca le pesó. El cordobés tiene personalidad, entrega, clase, fútbol, técnica y, también, goles. Y, ahora, está preparado para el cuarto acto.
Perfumo, Passarella, Galván, Brown, Ruggeri, Ayala, Otamendi o “El Cuti”. Y, también, tantos otros nombres que quedaron afuera de esta incompleta lista. Argentina, país productor de cracks por excelencia, es la cuna de grandísimos zagueros centrales que le dieron muchísimo a la selección. De todos ellos, y en este juego de debate futbolero, ¿quién fue el mejor?
