No hay dudas de que la llegada de Andrés Fassi a Talleres potenció al club a todo nivel, la vara está siempre alta porque la institución no sólo goza de gran salud, con un superávit de casi 525 millones de pesos, cuyos mayores ingresos no son los aliados estratégicos ni lo que paga la televisión, sino la venta y préstamos de jugadores que en su conjunto suman el 61% del total.
No olvidemos que cuando llegó, el club tenía un solo jugador propio; pero hoy las divisiones menores son competitivas en AFA, la Reserva fue bicampeona, el femenino comenzará a jugar el ascenso nacional, en 2020 volvió a vender al exterior tras 21 años con el pase de Facundo Medina y entre junio de 2020 y julio de 2021, ingresaron a la tesorería más de 20 millones de dólares.
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Hace poco se inauguró la faraónica obra del Centro Deportivo de Alto Rendimiento Amadeo Nuccetelli, con la erogación de 300 millones de pesos que incluyen por ejemplo 1.500 metros cuadrados con gimnasio, sala de prensa, oficinas, dos canchas de sintético, seis naturales, iluminación, etc…
Ese éxito económico-financiero sostenido en el tiempo, se traduce también a la cancha con equipos que intentan ser protagonistas. Talleres terminó en 2021 la mejor campaña desde que volvió a Primera y aunque sumó un punto menos que la temporada 2017/18, fue el tercero de la Liga y de la tabla anual. Sumamente competitivo en todos los frentes, llegando incluso a la final de la Copa Argentina.
Y se sigue moviendo y generando recursos: se va a ir Tenaglia en 500 mil dólares y a eso ya le aseguró 1 millón de dólares de la venta de Leo Godoy a Estudiantes; 125 mil dólares del pase de Carabajal a Argentinos y 750 mil dólares de la compra de Colo Colo por el juvenil Pablo Solari.
Sabemos del manejo unipersonal del profesor en Educación Física, Director Técnico, gerenciador de Atenas de Uruguay, ex vicepresidente del Grupo Pachuca y presidente de Talleres. Todo pasa por él. Todo lo decide él. El único que habla es él. Es más, sin entrenador del primer equipo ya se aseguró un refuerzo. Es decir, la estructura de Talleres está cimentada en el club y no en la persona de un técnico. Eso se llama gestión organizacional porque a las pruebas nos remitimos: mal no le fue.
Se podrá reprochar mucho o poco lo que estamos contando. Pero hay algo que hace ruido: la relación que termina teniendo Fassi con los entrenadores de turno. ¿Por qué los tres técnicos de su gestión se fueron por la puerta más chica? No es casual y eso tiene un denominador común: Fassi.
Cacique Medina entendió que su proyecto deportivo no iba de la mano. Si desde que asumió en junio de 2019 a diciembre de 2021, Fassi le vendió 12 jugadores titulares y jamás le trajo en consecuencia de aquella talla y en el mercado anterior se le fueron ocho y arribaron cuatro pero sólo Rodrigo Villagra estuvo a la altura, ¿qué le hacía suponer que le iba a traer ahora los 9 refuerzos de jerarquía que le prometió? Medina no le creyó y aquella diferencia de criterio cuando de la noche a la mañana Federico Navarro fue transferido, se hizo más evidente con el correr del tiempo.
Cacique quería pelear campeonatos y no perder tiempo con futbolistas a los que había que poner a punto. Da la sensación que a Fassi, empresario inteligente, conocedor y hacedor, su personalismo e imposición a veces lo obnubila y probablemente Medina se lo hizo saber. Por eso la decisión del corte definitivo la da el titular albiazul antes de esperar la respuesta. Aunque la verdad, Medina se va por dos cosas: la falta de confianza y la económica. Y por la puerta chica.
La experiencia de Juan Pablo Vojvoda fue regular, a pesar de que Fassi expuso que cumplió el 70% de los ítems para seguir en el cargo. Lo mejor de su ciclo fue haber hecho debutar a siete juveniles pero hubo cosas que a la larga le jugaron en contra. Vojvoda, quien llegó a Talleres tras renunciar a cumplir el contrato que lo unía con Defensa y Justicia tuvo un ciclo con altibajos y fue el técnico de la “T” en su regreso al plano internacional jugando la fase previa de la Copa Libertadores.
Tuvo que lidiar con los murmullos de la platea y la crítica periodística por la confianza a dos jóvenes que en realidad la pasaban mal: Gonzalo Maroni y Facundo Medina. Cada vez que los ponía, el Kempes era un hervidero. Sin embargo, la gota que rebalsó el vaso fue la increíble eliminación ante Palestino para clasificar a la fase de grupos de la Libertadores, el día que Palacios erró un gol imposible y que, dicen los que estuvieron en ese entorno, provocó un día de furia del Cholo Guiñazú puertas adentro.
Casualmente Guiñazú unos días después y antes de la finalización del torneo de primera división, anunció que dejaba la actividad. Pero la suerte de Vojvoda estaba echada porque él solito se cavó la fosa al afirmarle a los periodistas que no se pudo ante Palestino porque “no estuvimos a la altura de un partido profesional”.
Cuando llegó el turno de repasar los pro y contra con Fassi, éste le expuso no haber podido consolidar un mismo equipo, la identidad de juego y los resultados finales. Pero lo que cortó la relación fue cuando Fassi quiso replantear un integrante del cuerpo técnico. Vojvoda no quiso tocar ni cambiar ningún elemento de sus compañeros de trabajo, no cedió un centímetro y así su paso por barrio Jardín fue historia.
El 18 de mayo de 2018 es un día difícil de olvidar para el hincha de la “T”. Frank Darío Kudelka se despidió llorando y peleado con Fassi. El técnico que consiguió dos ascensos, uno invicto y además clasificó al equipo a la Copa Libertadores se iba en pampa y la vía.
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Aquella ruptura comenzó con la venta de Bebelo Reynoso y Palacios en 2017, y la llegada del Pelado Silva quien era del gusto del nacido en Freyre pero no del presidente. Ya como entrenador de la Universidad de Chile, se animó a decir que nunca le perdonaría a Fassi no dejarlo dirigir en el plano internacional tras la culminación de ese contrato, que terminaría el mismo día que Guido Herrera convierte un penal en cancha de Olimpo.
No obstante, lo que a Fassi le disgustó y no dejó pasar fue que el propio Kudelka hablara con el dueño del Pachuca, Jesús Martínez, para pedirle de nuevo a Sebastián Palacios. Claro, en el mismo momento en que el “Zorro” negociaba el regreso del delantero tucumano. Kudelka le hizo una “mexicaneada” y eso fue imperdonable.
Las rispideces continuarían con Kudelka fuera del club. Llegó a Córdoba para enfrentar por primera vez a Talleres, en este caso como técnico de Newell’s, ante una ovación del estadio que esperaba una plaqueta en reconocimiento que no se hizo pública. Tras el compromiso, Kudelka dijo de todo y Fassi se contuvo pero dijo tener moral, códigos, porque si hablaba se pudre todo. Tiempo después, Cacique Medina y Kudelka tuvieron un altercado en cancha de Newell’s con la recordada frase del uruguayo: “me habían dicho que eras un bobo”… ¿Quién le dijo a Medina que Kudelka era un bobo?
Supuestamente se dieron un abrazo la última vez que llegó a Córdoba con Huracán y ahí se habrían limado las asperezas, tanto que Fassi trató de convencerlo para que vuelva aunque eso no fue suficiente.
A Kudelka, Vojvoda y Medina los une Fassi y Talleres. Pero también el rebelarse e irse por la puerta más chiquita porque trataron de imponer una personalidad que no va con el carácter del titular de Talleres.
