Con apenas 19 años y siendo un recién llegado en el plantel profesional de Racing, el pibe tomó coraje, encaró a los más grandes del vestuario y les hizo la pregunta que le daba vueltas en la cabeza desde que había llegado a primera: “¿Puedo usar la 10?”. Aquel pedido fue una declaración de principios para todos sus compañeros, y el “Chino” Saja, capitán del equipo, le cumplió el deseo.
Hizo lo mismo cuando llegó al Udinese, luego de que el histórico Antonio Di Natale colgara los botines, y si aún no lo repitió en la Selección es porque sabe que allí el dorsal tiene un dueño indiscutido. Pero sus compañeros, técnicos y familiares destacan la misma cualidad en él: Rodrigo de Paul siempre quiere ser protagonista.
Defensor del trabajo duro, la disciplina y el doble turno a la hora de entrenar, el volante de 26 años es una de las debilidades de Lionel Scaloni, quien le dio su primera oportunidad con la Selección Mayor. Desde aquel amistoso contra Irak a fines del 2018, de Paul se convirtió en uno de los nombres puestos de “la nueva Argentina”, el grupo de jóvenes promesas (y no tanto) que luchan por revertir la suerte de la “albiceleste” de las últimas décadas.
La Copa América lo consolidó como jugador de Selección
La estadística dice que el capitán del Udinese alcanzó los 20 partidos en la Selección en el duelo de Eliminatorias contra Paraguay, pero el propio Oscar Ruggeri opinó que de Paul juega como si tuviera 20 años de experiencia. El enganche no se mareó con la fama y exposición que alcanzó en los últimos meses y eligió el camino del esfuerzo y el sacrificio para poder cumplir sus sueños, el mismo que le inculcaron desde que no era más que un chico de barrio que quería jugar a la pelota.
Rodrigo Javier de Paul nació el 24 de mayo de 1994 en la ciudad de Sarandí, al sur de la provincia de Buenos Aires. Su primer equipo no fue Racing, Independiente ni Arsenal, sino el humilde Deportivo Belgrano, porque la cancha quedaba a tres cuadras de su casa y quería seguir los pasos de su hermano mayor. Ya siendo un profesional, se pasaba de vez en cuando por la zona para hablar con los chicos del club, sacarse fotos y darles algún que otro consejo.
La situación cambió mucho cuando se sumó a las Infantiles de Racing, con 8 años. Desde esa temprana edad incorporó la rutina que lo acompaña hasta hoy, en la que ninguna fiesta o salida con amigos era más importante que un entrenamiento. Admirador del juego de Juan Román Riquelme, se paró de enganche y comenzó a abrirse paso en la “Academia” gracias a la precisión de su pierna derecha.
Racing, el club de sus amores y el debut
Su debut profesional llegó a mediados del 2013, y rápidamente despertó murmullos en las tribunas del Cilindro. Junto a las apariciones de Bruno Zuculini y Luciano Vietto, el equipo de Luis Zubeldía ilusionó a los hinchas por la juventud de aquellas caras nuevas. De Paul estuvo a la altura de las circunstancias y no se conformó con ser un actor de reparto, sino que su juego vertical y ofensivo lo convirtieron en una de las promesas del torneo.
La mitad de Avellaneda pudo disfrutar su buen juego durante una temporada y media, hasta que los dirigentes se desprendieron de su fútbol por más de 4 millones de euros. De Paul partió al “Viejo Continente” en el 2014 para sumarse al Valencia, con ganas de hacerle frente al Barcelona de Messi y al Real Madrid de Cristiano Ronaldo. Sin embargo, su debut fue de terror: lo expulsaron al minuto de ingresar a la cancha, por un codazo en el rostro de un rival.
Aquella tarjeta roja y las 4 fechas de suspensión que le dio la Federación Española de Fútbol no le causaron nada de gracia al entrenador del conjunto “Che” en aquel entonces, y de Paul perdió mucho terreno en el equipo tras su primera presentación. Nunca pudo adaptarse al grupo, se habló de una mala relación con el técnico y volvió a Racing cedido a préstamo por 6 meses, donde tampoco pudo jugar como él había imaginado. Regresó a España con la sensación de que aquel ciclo estaba cumplido y se mudó de país por segunda vez en su carrera.
En Udinese mostró su mejor nivel
Su nuevo destino fue la Serie A de Italia, donde pasó a defender los colores del Udinese. Aunque en su primera temporada tuvo que jugar como extremo por derecha, la regularidad que tuvo con la camiseta “bianconeri” le permitió reencontrarse con su mejor versión, aquella que había mostrado en sus días en Avellaneda. Al poco tiempo se enamoró de la ciudad de Údine, donde fue padre por primera vez, y su relación con el club creció hasta superar los límites de la cancha.
No perdió el eje cuando llegaron los primeros sondeos de gigantes como Juventus, y Udinese lo premió con la cinta de capitán. Sin ser parte de una escuadra top a nivel europeo, la apuesta de Rodrigo por tener continuidad y ser importante en el equipo dio resultados en el 2018, cuando Lionel Scaloni lo citó por primera vez a la Selección Argentina. Rindió en los amistosos de verano y llegó como titular a la Copa América del 2019, que marcó un antes y un después en su carrera.
El torneo continental en Brasil fue la primera prueba importante para de Paul con la camiseta de Argentina, pero también para su técnico y toda una nueva camada de jugadores. El ex Racing declaró desde un principio que no sentía “presión”, sino que tenía “responsabilidades” y actuó en consecuencia. Jugando como volante por las bandas o desde el centro del campo, se destacó en aquel equipo que consiguió el tercer puesto ante Chile y se aseguró un lugar en las convocatorias venideras.
Junto a Lionel Messi, capitán de la Selección
Desde su debut con la albiceleste hace dos años, de Paul es un habitué en las listas de Scaloni, a quien conquistó con su buen juego y personalidad. Aún así, su talón de Aquiles está a nivel clubes, donde su amor por Udinese parece haberlo condenado a sufrir en el torneo italiano. El equipo está peleando por la permanencia y el argentino observa desde la distancia la competencia por el título y los partidos de Champions League. El volante sabe que, si Udinese no levanta cabeza en algún momento, sus chances con la Selección podrían verse afectadas.
Tras haber declarado abiertamente que le gustaría dar un nuevo paso en su carrera, las ofertas no tardaron en llegar. Al viejo interés de la “Juve” se le sumaron llamados desde el Atlético Madrid de Simeone, en España, y el Leeds de Bielsa, en Inglaterra. Más allá de los atractivos que puedan tener dichos destinos, él ya dejó en claro que su prioridad número uno es ser importante en el equipo al que vaya, para seguir jugando en Argentina. Con el objetivo de llegar al Mundial de Catar en 2022, está convenciendo a Lionel Scaloni y no quiere dejar ninguna duda sobre sus intenciones con la camiseta albiceleste: Rodrigo de Paul es un talento de Selección que llegó para quedarse.
