Talleres y Patronato, por la Copa y la historia

Mauricio Cóccolo

Por primera vez en 129 años de historia de la Asociación del Fútbol Argentino, dos clubes indirectamente afiliados jugarán una final de una competencia oficial. La Copa Argentina tendrá en Mendoza un campeón inédito: Talleres o Patronato.

Además del renovado trofeo por la décima edición del torneo, el ganador clasificará a la Copa Libertadores 2023 y tendrá derecho a jugar la Supercopa Argentina, que sería contra Boca en Abu Dabi a principios del año que viene.

El camino de Talleres en la Copa Argentina empezó con una goleada contra Güemes en Salta, pero el detalle de ese partido estuvo en el banco de suplentes: Javier Gandolfi fue el técnico interino en reemplazo de Ángel Guillermo Hoyos.

El cambio de mando que decidió Fassi le dio resultado porque el equipo no había ganado en las primeras seis fechas del campeonato, Hoyos no le encontraba la vuelta y Cobija Gandolfi apareció en el momento justo para dar vuelta la historia.

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Después de dos triunfos consecutivos como interino, Gandolfi volvió a su rol de ayudante en el cuerpo técnico de Pedro Caixinha. La historia del portugués en Talleres sería una montaña rusa: se fue sin ganar de visitante en el torneo local, pero llegó a cuartos de la Libertadores.

Con toda la atención puesta en la competencia internacional, a una semana de jugar octavos de la Copa, Talleres sufrió para eliminar a Chaco For Ever por penales. Alan Aguerre, que atajó dos remates, sería la gran figura de la noche.

Increíblemente la historia se repitió antes del cruce de octavos contra Newell’s: el ciclo de Caixinha estaba agotado y otra vez apareció Gandolfi como interino para salvar las papas. De nuevo el equipo respondió y de la mano del gol del pibe Giacone se metió entre los ocho mejores de la Copa.

A diferencia de lo que había decidido tras la salida de Hoyos, en esta ocasión, Fassi optó por dejar a Gandolfi y la apuesta le salió bien. El equipo levantó y metió una racha de cuatro triunfos en cinco partidos, incluyendo el recordado 1 a 0 contra River en el Monumental.

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Con el ánimo en alza, Talleres viajó a Chaco para medirse con Independiente por los cuartos de final. Nuevamente los penales serían el camino de la clasificación: Aguerre volvió a cumplir con su cuota atajando uno y el infalible Julio Buffarini sentenció la serie.

Con la cabeza puesta en las semifinales de la Copa Argentina, Talleres siguió con su andar irregular en el torneo local, mejoró un poco en las últimas fechas, pero no le alcanzó para evitar el porcentaje de puntos más bajo desde que volvió a Primera.

El día marcado con rojo en el almanaque llegó y la T no faltó a la cita: dijo presente en Rosario, metió una multitud en las tribunas y con el solitario grito de Santos le alcanzó para llevarse todo contra Banfield. En un año de locos: el albiazul se metía de nuevo en la final de la Copa Argentina.

En el otro rincón estará Patronato, que también vivió una temporada increíble: terminó décimo en el campeonato, sumó 40 puntos, jugó muy bien, pero no le alcanzó para corregir los desaciertos de las temporadas anteriores y evitar el descenso después de siete años en Primera.

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Con el objetivo de quedarse en la máxima categoría, el equipo de Sava empezó su camino en la Copa Argentina eliminando a Deportivo Morón en el primer cruce, después sacaría a Colón, que estaba en octavos de la Libertadores, y empezaría la historia de Facundo Altamirano en los penales.

Casi sin querer queriendo, el Patrón se encontró entre los 16 mejores de la competencia, goleó a Boca, en una de sus mejores producciones futbolísticas del año, y a los pocos días eliminó a Gimnasia de La Plata para avanzar a cuartos de final.

Cuando todos imaginaban un cruce entre Boca y River en semifianles, apareció Patronato y en un gran partido, después de empatar 2 a 2, eliminó a los de Gallardo. Otra vez las manos de Altamirano fueron decisivas: atajó un penal y le sirvió la clasificación a su equipo.

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Patronato la peleó con sus armas, pero no pudo evitar el descenso. Había llegado a Primera en el 2015 y descendió después de dos temporadas muy flojas aunque la tercera fue superadora. Sin nada por perder, los de Sava se midieron con el campeón Boca y… otra vez apareció Altamirano.

El joven arquero de los entrerrianos, que había llegado libre a principio de año, se convirtió en la gran figura de la Copa Argentina. En semifinales, nada menos que contra Boca, Facundo Altamirano atajó tres penales y llevó al Patrón a la final.

Talleres y Patronato son los clubes más ganadores de sus respectivas ligas locales, tienen mucha historia en Córdoba y Entre Ríos respectivamente, pero los dos quieren dar un paso más hacia el sueño de ganar el primer título oficial en una Copa que quedará para siempre en la memoria.

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