Alberto, a Cristina: "Contigo pan y cebolla"

Adrián Simioni

Corren horas cruciales para la Argentina: en días vamos a saber qué queda del gobierno del Frente de Todos; si los Fernández siguen siendo socios o si cada uno se va por su lado.

Alberto eligió al ministro de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero, para pedirle en público a Cristina que no lo abandone justo ahora cuando las papas queman: por un lado está la amenaza caótica de la inflación espiralizada; del otro, el remedio amargo del ajuste. Cafiero dejó por un momento de hacer papelones en inglés y de insultar a periodistas y, obediente, escribió una columna en una publicación hiperK. Allí instó al cristinismo a retomar el diálogo que ya no existe.

Es un juego de póker. Al presidente le conviene o que Cristina se vaya y lo deje gobernar, aún a riesgo de colapsar, o que se quede y lo banque en el ajuste. Pero Cristina quiere continuar lo que ya hizo al rechazar el acuerdo con el FMI: seguir controlando las principales cajas del Estado y la relación con la Justicia pero sin tomar ningún trago amargo, sin ensuciarse los delitos. Es inconfundible que quiere esto. La Cámpora habría debatido el tema en la semana y tomado la decisión de no retirarse de la Anses, el Pami, el área de Energía, YPF, Aerolíneas Argentinas. Se oponen al FMI de pico. En Córdoba legisladores k que rechazan al FMI siguen colocando gente en entes nacionales con ventanilla en Córdoba. En Buenos Aires Axel Kicillof depende de este armisticio: su gobierno se sostiene en los fondos multimillonarios que le pasa la Nación por fuera de la ley de coparticipación. Y Cristina necesita cuidar todo eso para sostener su aparato clientelar, sus pibes cuarentones largos de la liberación, su militancia rentada.

Por eso Fernández mandó a Cafiero a hacerle el pedido a Cristina en público. Al hacerlo público, desactiva esta operación de Cristina, esto de quedarse con el poder pero sin poner la cara. La está invitando a seguir gobernando, pero esta vez sin plata. Que es lo que Cristina se negó a hacer toda su vida política. La propuesta de Alberto podría sintetizarse en una especie de "contigo amor y cebolla". Pero a Cristina, sabemos, lo que le va son las carteras Vuitton. Es cuestión de días para saber cuánto va a quedar del Frente de Algunos.