Alberto, Cristina y Perón: críticas eran las de antes

Adrián Simioni

Anoche Alberto Fernández fue entrevistado en Net TV, el canal de diario Perfil, y allí el presidente dijo que Cristina es una “gran dirigente”, pero que no puede comparársela con Juan Perón. “Perón hubo uno solo”, dijo Alberto.

De alguna manera, Fernández le bajó el precio a Cristina. Y como las cosas no andan muy bien entre ellos, la frase dio lugar a muchas especulaciones.

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Para algunos Fernández empieza a diferenciarse de CFK para que el empresariado vuelva a confiar en él y para poder seducir a votantes no K en las legislativas del año que viene.

Para otros, el presidente finalmente tiene un poco de orgullo propio y lo demuestra rebajando un poquito a CFK en represalia por la carta en la que Cristina se desligó de la gestión de Alberto, la carta del Senado bombardeando el acuerdo de Alberto con el FMI, y otras zancadillas.

Para otros Fernández está molesto porque en marzo quiere ser designado por aclamación presidente del PJ, pero los K están armando una lista para competir encabezada por Alberto Rodríguez Saá.

Sin embargo, yo me pregunto, ¿realmente le bajó el precio Alberto a Cristina Fernández por decir que no fue Perón?

Yo creo que no. Basta ver lo que el mismo Fernández opinaba de Cristina en 2015. No sólo está la cuestión famosa del memorando de Irán, por el que Alberto decía que estaba probado que Cristina había encubierto el atentado a la Amia. Alberto decía cosas como estas, que quedaron grabadas. Decía que Cristina le había “inoculado un virus a la Argentina”, porque con ella había vuelto la inflación. Decía que Cristina había cometido abuso con su plan de “democratización de la Justicia” y con la ley de medios. Ponía en duda la salud psicológica de la expresidenta al decir que tenía “una visión distorsionada de la realidad”.

Es más: una vez dijo que el peronismo había sido de todo: conservador con Luder, neoliberal con Menem, popular con Duhalde, y progresista con Néstor. Y que con Cristina “sólo fue patético”.

O sea que, para alguien que consideraba patética a Cristina, que ahora diga que es una “gran dirigente”, aunque no llegue a ponerla a la altura de Perón, sigue siendo un enorme elogio. En todo caso, no hay que tomárselo muy en serio: el presidente puede decir todo lo que quiera de Cristina. Y ahí nomás decir todo lo contrario.