¿Argentina quiere vivir del aire?

Adrián Simioni

El ministro Martín Guzmán nos sorprendió el fin de semana. En la cumbre de ministros de Finanzas del G20, que se desarrolló en Venecia en medio de la conferencia de Cambio Climático, Guzmán propuso avanzar en un canje de "deuda por naturaleza".

Guzmán tiene que tratar de evitar un default con el FMI y los países del Club de París y empezar a juntar las monedas para pagar también las deudas que renegoció el año pasado con los acreedores privados y que empiezan a vencer en cantidad creciente. Y no tiene acceso al crédito. Así que tiene que apelar a cualquier alternativa.

El ministro no dio especificaciones. Y un esquema de alivio de deuda a cambio de compromisos ambientales puede tomar muchísimas formas. Pero siempre va a implicar algún grado de cesión de derechos a cambio de algún perdón de deuda. Es raro que un gobierno K proponga ceder soberanía por dinero. Cuando tuvieron que explicar por qué no aceptaban las vacunas Pfizer llegaron a poner como excusa la mentira de que Pfizer pedía los glaciares.

¿Glaciares por vacunas no, pero no limitar la producción de ganado en el bosque chaqueño a cambio de deuda, por decir algo, tal vez sí? Qué nacionalismo más selectivo.

A ver, calmémonos. Es apenas una propuesta inicial. Y puede llegar a ser muy positiva. Pero convendría remarcar dos cosas.

Una. Argentina no tiene que tener una economía sustentable porque otros países le paguen por eso, como si los demás nos debieran algo. Ese argumento de que Europa contaminó en la era industrial y América no, y por lo tanto nos tendría que pagar, nos estaría debiendo algo, es un rebusque inconducente.

Tenemos que tener una economía sustentable porque nosotros mismos necesitamos preservar este mundo en que vivimos y porque en el futuro no le vamos a poder vender a nadie productos que hayamos fabricado sin cuidar el ambiente. La necesitamos porque tenemos un territorio extenso y valioso. Y tenemos que transformarnos en una nación orgullosa de custodiar esta parte del patrimonio universal. Somos nosotros los que tenemos que ayudar a salvar al mundo, una vez, en lugar de seguir lloriqueando que el mundo siempre nos salve a nosotros, que nos subsidie, que nos perdone la deuda, que nos regale vacunas, en definitiva que nos tenga todo el tiempo la escupidera.

La otra cosa a remarcar es que Argentina necesita poder decidir sobre sus recursos naturales con toda la soberanía posible, necesita poder usarlos de manera inteligente y cuidadosa para producir bienes y servicios, para venderlos al mundo, para salir de la pobreza, para enriquecernos y para pagar nuestras deudas. Por eso los países grandes del mundo, Estados Unidos, Rusia, China, Brasil, no van y firman cualquier cosa que el ambientalismo global les pone adelante. Y eso no implica que no quieren cuidar sus ambientes. Argentina tiene que ir para un lado parecido: ejercer nuestra soberanía responsable y activa sobre los recursos naturales para ponerlos al servicio nuestro y de la humanidad.

Tenemos que hacer las cosas bien. Y eso no significa aceptar quedarnos quietitos, sin producir, sin consumir, sin respirar, a cambio de que nos tiren 100 dólares. No podemos vivir del aire. Tenemos que vivir, vivir bien, vivir todos bien, sin arruinar el aire, que es algo muy distinto.