Dale gas y cambiale el nombre

Adrián Simioni

En estos precisos momentos está sucediendo algo muy importante para la Argentina. Comenzó el llenado del gasoducto Néstor Kirchner. El primer tramo que se va a llenar con gas es simbólico: apenas 29 de los 573 kilómetros que tiene el ducto para llevar el gas desde Neuquén hasta el oeste de la provincia de Buenos Aires. Pero lo importante es que se están cumpliendo los plazos. Para el 9 de julio, el gasoducto va a estar en funcionamiento.

Ese tubo es muy, muy importante por dos razones. Primero, porque va a permitir que Vaca Muerta produzca más. Hace rato que Argentina podría producir mucho más gas. Pero las petroleras no pueden sacar más porque no tienen cómo trasladarlo ni industrializarlo. El gasoducto va a resolver eso.

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La otra razón de importancia es que con ese gas se va poder sustituir buena parte del gas que tuvimos que importar en todos estos años. El gas de Vaca Muerta costará menos de un tercio que el importado. Y eso implica ahorrar dólares que el Banco Central no tiene. Se van a ahorrar 2.200 millones de dólares, casi lo que cuesta el gasoducto.

Es un logro, pese a los desastres iniciales del gobierno de Alberto y Cristina en esta materia. Macri ya había dejado licitada la obra. Pero el cuarto gobierno K canceló esa licitación sin que se sepa bien por qué y luego se enredó en una interna feroz. ¿Recuerdan a Cristina exigiéndole en discursos públicos a Alberto que usara la lapicera para que los caños del gasoducto no se trajeran de Brasil sino que se hicieran acá? Bueno, al final los caños terminaron viniendo de Brasil. Pero con todos los caprichos, la obra se demoró tres años.

Quedan para hacer tres observaciones. Una, es que, como seguimos pagando por el gas menos de lo que el gas cuesta, al gasoducto lo paga el Estado. Es decir, se paga con impuestos de gente que no tiene gas. Lo cual es injusto. Lo otro es que lo paga la Nación, cuando deberían hacer estas inversiones Neuquén y las demás provincias petroleras, que para eso hace 30 años que cobran regalías y van a ser las beneficiarias de la mayor actividad gasífera. No invierten un mango de lo que reciben.

La última observación: el gasoducto lleva el nombre de Néstor Carlos Kirchner, algo que parece un insólito homenaje a la corrupción, precisamente en la obra pública. Néstor Kirchner presidió el gobierno bajo el que se armó la voluminosa trama corrupta que se investiga en la “causa de los cuadernos”. Allí, por ejemplo, directivos del grupo Techint y funcionarios del Ministerio de Planificación de la era K confirmaron que se pagaron sumas millonarias para que el gobierno ayudara a Techint en un conflicto con la Venezuela de Hugo Chávez. ¿Saben a qué grupo está vinculada una de las constructoras del gasoducto Néstor Kirchner? Al grupo Techint.

Bienvenido entonces el gas. Ahora habría que ir pensando en cambiarle el nombre al tubo.