El dilema opositor terminó, al menos para Rodríguez Larreta

Adrián Simioni

El respiro que le dio el dólar al gobierno, el zamarreo epistolar con que Cristina subordinó a Alberto Fernández y la capitulación de la Corte Suprema ante la expresidenta terminaron de impactar en la oposición. En el nuevo escenario, la pregunta es: ¿hay que marchar a la guerra contra un gobierno cuyas tendencias K juegan peligrosamente con una radicalización? ¿O hay que sacarse el casco y ayudar a los sectores moderados del peronismo a controlar el gobierno para evitar una carrera al precipicio?

Es el dilema central de todas las oposiciones a gobiernos populistas con vocación autocrática. Es el dilema que partió varias veces a la oposición venezolana, por ejemplo.

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Estoy contento de haber participado del "Día del Amigo Desarrollista", un encuentro organizado por el Movimiento de Integración y Desarrollo, donde conmemoramos el natalicio de Rogelio Frigerio, mi padrino y el primero que despertó en mí la pasión por la política. pic.twitter.com/ZxMbQTVi4V

— Horacio Rodríguez Larreta ????????? (@horaciorlarreta) November 5, 2020

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Ese dilema quedó liquidado ayer en Argentina, al menos para el jefe de Gobierno de Buenos Aires ya eligió sacarse el casco. Horacio Rodríguez Larreta usó como excusa un acto de homenaje a Rogelio Frigerio para reunir allí a Rogelio Frigerio hijo (ex ministro de Mauricio Macri), el radical Martín Lousteau, la exgobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal, el liberal Ricardo López Murphy, la exmassista Margarita Stolbizer y otros para presentarse como la alternativa moderada de Mauricio Macri y Patricia Bullrich. No está claro por ahora dónde van a entrar acá los radicales que gobiernan, los radicales que no gobiernan, los peronistas de Miguel Ángel Pichetto y Elisa Carrió.

“La Argentina tiene que terminar con las divisiones. La grieta puede alcanzar para ganar una elección, pero de ninguna manera para sostener una visión de largo plazo”, dio Larreta. Y citó a Frigerio el antiguo para decir incluso que hay que “eliminar los últimos vestigios de persecución”. Frigerio, en aquellos años, hablaba de Perón en el exilio. Hoy es Cristina Fernández la que dice que durante el macrismo hubo una persecución judicial en su contra. Más claro que lo que dijo Rodríguez Larreta, imposible. ¿Está dispuesto incluso a negociar vista gorda a la impunidad a cambio de respeto a los restos de la democracia y la república argentinas?

Su plan es ser el candidato a presidente de un Juntos por el Cambio remozado, albertizado, donde él será la versión moderada de Macri, como Alberto lo fue de Cristina. Para Larreta y los socios a los que juntó esa es la carta que le permitirá reemplazar a Macri en el liderazgo opositor, ser el candidato y, eventualmente, ganar la presidencia. Y, a la vez, impedir la radicalización kirchnerista ayudando a Alberto Fernández, su doble, al otro lado del espejo.