El gobierno de los bonzos, en campaña

Adrián Simioni

El gobierno de Cristina y Alberto Fernández no puede parar de rociarse con nafta y tirarse un fósforo encendido. Sucede casi todos los días. Como si fueran bonzos, esos monjes budistas que se prendían fuego como modo de protesta frente a la opresión. Sólo que los bonzos del kirchnerismo se prenden fuego sin decir por qué lo hacen.

El bonzo mayor es Alberto Fernández, que ya está todo chamuscado. Sus declaraciones sobre Córdoba han sido la mejor campaña electoral posible... para Juntos por el Cambio y Hacemos por Córdoba. Una más de esas y los kirchneristas de Córdoba van a tener que perder votos de elecciones pasadas, porque ya los votos que les van quedando de esta elección no les van a alcanzar para cubrir las pérdidas que les genera Alberto.

Otro bonzo que se roció un pomo de kerosene es Axel Kicillof, que ayer terminó tirándole gases lacrimógenos no a los malos sino a quienes protestaban por el crimen del kiosquero en La Matanza. Y ni hablar de Aníbal Fernández, que se enoja con los periodistas y no con los criminales que le desbordan el escritorio, desde Rosario hasta la Patagonia.

Algunos prefieren usar papel como combustible. Y entonces hacen papelones: como el secretario de Comercio, que acaba de acordar con los laboratorios congelar el precio sólo de los medicamentos no recetados, por apenas 8 semanas y con los precios de... el lunes pasado. O sea que todo lo que se remarcó en Las Vegas hasta acá queda en Las Vegas. Es caso una forma de admitir que el método de los acuerdos de precios no funciona. Entonces, Feletti opta por teatralizar un acuerdo. El congelamiento de los remedios no va a fracasar. Porque no es un congelamiento.

Todo colaboran. El ministro de Infraestructura de la Nación, Gabriel Katopodis. también descolgó la manguera de nafta. Prometió que "una vez que pasen estas elecciones, el Gobierno, como nunca, va a estar enfocado en las prioridades en las que tiene que estar enfocado”. Ya nos parecía que algo de eso había, que el único plan que hay es el "plan platita" para salvar la ropa en las elecciones.

O sea, uno imagina, por lo que el mismo funcionario dice, que hasta ahora el gobierno no estuvo enfocado en las prioridades. Tal vez estuvo papando moscas. Como se dice en las películas de abogados, no más palabras, Su Señoría.