El Indec de la pandemia

Adrián Simioni

Luego de 14 meses de pandemia, la Argentina todavía no tiene un sistema confiable, claro y útil para evaluar datos sanitarios básicos.

Ayer, por ejemplo, nos alarmamos, con razón, ante la escalada de casos: más de 39 mil en todo el país, en un solo día. Pero resulta que 5 mil de esos casos, 13 de cada 100, eran atrasados y eran de Formosa. Es decir: hasta la distorsión estadística de una población ínfima como la de Formosa sobra para influir en la percepción que tenemos sobre la pandemia en todo el país. ¿Qué estará pasando hoy en otros distritos? ¿Se estarán minimizando contagios y muertes? ¿Se estarán inflando con datos atrasados?

Hay que entrar a sitios de estadística sanitaria como los de la Provincia de Buenos Aires. Parecen diseñados para ocultar más de lo que muestran.

Sobre esta nebulosa informativa se toman las decisiones. Por ejemplo, se anuncian más o menos restricciones. Supongamos: cerrar escuelas, ¿es útil o no?

Si uno compara provincia de Buenos Aires, donde Kicillof las cerró, y Capital Federal, donde Rodríguez Larreta no las cerró, es difícil decirlo. Ayer se cumplió un mes sin clases presenciales. Y ayer el distrito de Kicillof reportó un 40% más de contagios que el último día en que las escuelas estuvieron abiertas. En cambio la ciudad de Buenos Aires tuvo los mismos casos, sin haber clausurado las escuelas. ¿Qué gobierno actuó mejor? Difícil saberlo con seguridad si los datos no son confiables.

En el interior los casos parecen ir para arriba. Pero con estadísticas así, las decisiones inminentes que van a tomar el Presidente y los gobernadores se tomarán casi a ciegas.

La cuestión no tiene sólo importancia sanitaria. También es clave para la política. La campaña electoral se juega sobre dos relatos: el relato de la pandemia y el relato de la inflación.

En torno a la pandemia, el gobierno busca exagerar el peligro para que aplaudamos sus aciertos y comprendamos sus fracasos. Y la oposición busca lo contrario. Pero el que corre con ventajas es el gobierno. Porque es el gobierno el que maneja el Indec de los contagios. Y sería gravísimo que aprovechara esa posición para manipular las estadísticas sanitarias.