El país extravagante: cómo llegamos a que los docentes cobren un aumento y paren

Adrián Simioni

El sábado, los docentes de Córdoba cobrarán sus salarios con un aumento. Pero el lunes y el martes harán un paro. Dos días al hilo con los chicos sin clases. Son historias que sólo suceden en Argentina, el país extravagante, donde ya nadie se asombra por nada. Estamos acostumbrados.

¿Cómo llegamos a esto?

La cuestión de base es, por supuesto, que los salarios de los maestros son bajos. Como todos los sueldos del país, incluso, los de los padres de los alumnos que pagan los impuestos con los que se pagan los salarios docentes. De que los sueldos son bajos, no hay dudas.

El sueldo de bolsillo de un maestro de jornada simple que empezó este mes a trabajar, tal vez joven y soltero, es, desde mayo, de $490.000. El salario neto promedio, con la antigüedad y demás ítems, es de $900.000, según los datos del Gobierno. Es más o menos lo que cobra un docente con 10 años de antigüedad.

Sobre esos montos, el gobierno decidió un aumento de 2,5% para junio (retroactivo) y de 2% para julio, más una suma fija de 25 mil pesos por cada uno de esos dos meses.

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Con lo que el sábado, cuando cobre, asegura el Gobierno, el maestro que recién empezó este año y venía cobrando $490.000 recibirá casi $600.000.

Para los sindicatos es una miseria. Para el Gobierno, es un aumento en los salarios más bajos –por efecto de las sumas fijas- de casi el 20%, que supera por mucho la inflación acumulada en mayo, junio y julio. Aseguran los funcionarios que los salarios más altos empardarán la inflación, que es la principal exigencia de los sindicatos.

¿Por qué entonces el Gobierno no aplicó directamente un aumento igual a la inflación? Dos razones:

Una, es que las finanzas están al borde de no poder pagar sueldos en diciembre. Pagar la suma fija le da un juego si las papas queman. 

La otra es que están convencidos de que el sindicato, sobre todo la UEPC Capital, está copado por una línea política que no quiere aceptar nada. Hará paro de cualquier modo por motivos partidarios. Como prueba dicen que a la última propuesta la elevaron el martes a las 14. A las 16 ya estaba rechazada y estaba tomada la decisión de parar el lunes y el martes.

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¿Entonces por qué el Gobierno paga el aumento a docentes que igual le van a parar? ¿Por qué esa extravagancia? ¿Por qué pagar algo que te rechazan? 

El Gobierno está convencido de que el sábado, cuando muchos maestros vean en sus bolsillos el aumento que, según el gobierno, la UEPC no les comunicó, no harán paro. Eso, junto al descuento de unos 40 mil pesos por día que significa el paro, disuadirán a muchos.

Mientras tanto, la escuela sigue en el caos. Los chicos en la anomia. En lo que va del año en Córdoba hubo 22 semanas de clase. De esas, 11, la mitad, fueron irregulares: hubo paros (ya van 8), feriados o talleres docentes. Las otras 11 fueron “normales”, siempre que no contemos las eternas asambleas docentes que suelen ser paros encubiertos, los actos patrios previos a un feriado y que se comen la jornada, cierres por desinfección y tantas otras cosas que destruyen cualquier mínima rutina escolar.

Peor está Neuquén, hundida en la locura. Ahora hay dos días de paro. La semana que viene serán tres. Y todo para rechazar un pago extra (no un descuento) del 15% para los docentes que hacen lo que deberían hacer sin ningún extra: no faltar más de tres días al mes. Allí, en cinco meses de clase, los chicos han tenido sólo cuatro semanas con cinco días de clase. La locura es total.

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